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“Increíble! Hoy es el día de manejar esta bestia”, escribió este martes en su cuenta de Twitter la piloto colombiana Tatiana Calderón, única latinoamericana en conducir hasta ahora un auto de Fórmula-1 y la décima en el mundo tras la creación de esta categoría en 1950.
Y lo consiguió con creces. Tras el test en la primera vuelta (eran 23) en el C37 regresó a los boxes (espacio donde los carros se aprovisiona de combustible y se hacen los cambios) sin problemas, para luego enfrentar los otros giros y completar 100 km establecidos para la prueba.
En el autódromo Hermanos Rodríguez, la bogotana de 25 años ocupó uno de los 20 asientos disponibles en F-1 gracias a la confianza del equipo Alfa Romeo Sauber que, a través del director deportivo Frederic Vasseur, señaló que este es el comienzo del proceso, pues antes de finalizar el año podría tener otra oportunidad.
En la misma pista que el domingo pasado Lewis Hamilton se coronó campeón del mundo, mostró categoría y convicción, respondiendo a las expectativas. “Está empujando como un demonio... y vamos a apoyarla”, había dicho Vasseur.
Para hacerle frente a un motor con 1.000 caballos de fuerza, más del doble del GP3 Series (300 caballos) en la que tradicionalmente compite, Calderón debió fortalecer su cuello en cerca de 9 centímetros. El peso de la dirección, que es asistida, exige demasiada fuerza.
Mensaje familiar
“Llegó el día que hemos soñado toda una vida juntas, el día por el que has trabajado tanto, el día de subirte a un @F1 por primera vez y que estoy convencida no será la última. Eres grande @tatacalde7, los sueños son para cumplirlos!”. El mensaje de su hermana Paula, quien asistió con su hermano y sus padres a presenciar en directo la hazaña de Tatiana en Ciudad de México, fue una motivación más para que enfrentara la pista con carácter y decisión.
Pasaron tres años y tres meses para que una mujer volviera a conducir un auto de F-1. La última había sido la escocesa Susie Wolff (esposa del excorredor Toto Wolff), que el 3 de julio de 2015, en Silverstone, participó en su última sesión como piloto de pruebas de la escudería Williams.
Ayer, la protagonista fue Calderón, quien al final, después de abrazarse y agradecer a los ingenieros del equipo, y señalar que había cumplido el sueño, aseguró sonriente y emocionada: “Ya no me quiero bajar, quisiera que me dieran un par de vueltas más...”.