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Fernando Gaviria estaba para ganar su segunda etapa en el Tour de Francia y hacer el doblete soñado.
Venía bien ubicado en el grupo, secundado por su escudero Maximiliano Richeze, pero, en la última curva y, a falta de menos de dos kilómetros, rodó por el pavimento con otros ciclistas y hasta ahí llegaron sus ilusiones.
Tuvo tiempo de pararse y seguir en competencia, pero no le alcanzó para pelear la fracción en el embalaje, aunque sí para llegar con el mismo tiempo del grupo.
Al final, Gaviria perdió la camiseta de líder y la de puntos, quedándole la blanca que identifica al mejor joven y la que empezará a defender desde hoy.
“Arriesgué para ganar, pero no pude evitar la caída. No he sufrido ninguna herida y no tendrá consecuencias para los próximos días”, explicó luego de cruzar la línea de meta en La Roche Sur Yon.
“El ciclismo es así, no sabes cuando te puedes caer. La etapa la disputé al máximo porque el maillot amarillo no se tiene todos los días”, afirmó.
No obstante, para el antioqueño el balance final no ha sido tan negativo al no haber sufrido lesiones y por ese motivo apuntó que estaba “contento”.
Lo que no está dispuesto a abandonar por el momento es la lucha por el jersey verde de la regularidad que perdió: “En el sprint intermedio sumé algunos puntos y voy a seguir ahí”.
El triunfo fue para el eslovaco Peter Sagan (Bora), triple campeón mundial, quien impuso su ley ante un reducido número de esprinters que se salvaron de la caída y se llevó la etapa y el maillot amarillo al vencer en la fracción que condujo al pelotón de Mouilleron-Saint-Germain a La Roche-Sur-Yon luego de 182,5 kilómetros.
Una veintena de afortunados aspirantes a la victoria esquivaron una montonera en una curva y emergió Sagan, implacable en un largo y disputado esprint en el que ganó la partida al italiano Sonny Colbrelli (Bahrain) y al campeón francés Arnaud Demare (Groupama).
El liderato cambió de Gaviria a las espaldas de un hombre carismático de 28 años que ya fue líder tres días en 2016 y que posee 5 títulos de maillot verde por puntos en el Tour.
Beneficiado por la caída de Gaviria, el ciclista de Zilina alzó los brazos por quinta vez en el Tour y sexta en una temporada triunfal, en la que se apuntó nada menos que la París-Roubaix, que suma al Tour de Flandes logrado un año antes.
“Sagan III”, apodo en honor a sus tres títulos mundiales, subió al podio a enfundarse la prenda dorada que arrebató a Gaviria. Los favoritos siguieron en sus marcas sin consecuencias en forma de tiempo, aunque sustos no faltaron.
“Estoy realmente feliz por la victoria y el maillot amarillo. Les agradezco mucho a todos mis compañeros de equipo el trabajo que han hecho porque estuvieron delante durante los últimos 30 kilómetros”, dijo Sagan.
“El final fue realmente difícil, subiendo y bajando, pero todo salió bien. Atacaron Demare y Degenkolb, me fui por ellos y finalmente pude evitar que me pasara Colbrelli”, explicó el vencedor.
Aunque sea líder por un día, Sagan lo da por bueno, ya que en la contrarreloj por equipos de hoy posiblemente el maillot amarillo cambie de dueño. “¿Líder por un día? Eso es genial. Estoy muy feliz por eso. Muy feliz. Mi padre está aquí y mis amigos han venido desde Zilina, mi ciudad natal. Eso es muy agradable”.
Hoy, la contrarreloj por equipos (CRE), tercera etapa, debería servir para marcar algunas diferencias entre los favoritos, aunque en los últimos años apenas ha supuesto algunos segundos de diferencia entre la mayoría de formaciones.
Tras dos años de ausencia, la organización del Tour volvió a incluir una prueba de esta especialidad, con 35,5 kilómetros de recorrido, en la que todos los componentes del equipo tienen la responsabilidad de no fallar a su líder.
Cholet acogerá una jornada cronometrada muy similar a la de 2008, 6,5 kilómetros menos, aunque aquel año la pelea contra el crono fue individual y se saldó con el triunfo del holandés Kim Kirchen.
El técnico español del Movistar Eusebio Unzue dice que se trata de un recorrido “para especialistas” en el que “sin haber grandes dificultades es exigente”, ya que los cambios de ritmo serán constantes, según apunta la organización.
“Hay muchas rotondas que obligan a ser técnicamente muy precisos porque se entra a gran velocidad; porque es complicada existe el peligro de perder algún corredor. Habrá que tener cuidado”, detalla. La idea de los grandes equipos, caso Movistar y Sky, es hacer un trabajo coordinado, para no perder tiempo.
Un legendario, Sylvain Chavanel (39 años), que posee el récord de participaciones desde el pasado sábado, con 18, fue el protagonista ayer en su etapa número 350. Cuando pase los Pirineos, aumentará su leyenda, superará los 365 días de competición del holandés Joop Zoetemelk.