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Poner de acuerdo a los salseros sobre cuáles son las mejores canciones de Roberto Roena no es una tarea fácil, tanto por la cantidad (más de 400) como por el impacto que tuvieron.
Para el escritor y coleccionista César Pagano en ese top de imperdibles no pueden faltar La Pobreza (canción original de Roberto Carlos) y Lamento de Concepción, mientras que Julio Restrepo, de Son Havana y Latina Estéreo, cita Guaguanco del adiós y Mi desengaño.
El salsero Dany Hoyos (intérprete y creador de Suso, el paspi) destaca Marejada feliz
y Cómo te hago entender, esta última por ser su último éxito en una generación nueva.
El músico Juancho Valencia, de Puerto Candelaria, coincide en destacar temas como Mi desengaño y Marejada feliz y agrega el título Guaguancó del adiós.
Otro título que entra en el top es Estás equivocado, que según el periodista Juan Carlos Monroy es uno de las pocos que el mismo Roena canta, luego de su regreso tras una larga ausencia por problemas médicos.
El legado
Más que un consagrado intérprete, Pagano reconoce a Roena como una gran bailarín y un excelso percusionista, que tuvo la gran virtud de convocar a buenos músicos, arreglistas y compositores para sus proyectos.
Era prominente en el baile, diestro conocedor del bongó, tenía mucho ritmo y sabor, lleno de energía y un gran improvisador”, destaca César Pagano, que recuerda que la primera vez que lo vio fue en El Campín , en los 80, al lado de Fannia. “Ese día fue todo un descontrol, por una falla en el sonido la gente se metió a la cancha y el despelote fue mayúsculo”.
Para Juancho Valencia, Roberto fue en sí una escuela musical completa, gracias a “su manera frenética y precisa de tocar la campana, sus melodías en el bongó y una orquesta que expandió las posibilidades del género salsero, con sus fusiones sonoras y de temáticas. Un niño siempre inquieto”.
Sobre el legado que deja el artista, que falleció a los 81 años, Julio Restrepo relata que fue un adelantado para su época. “De los primeros que pudo fusionar perfectamente la salsa con la música brasileña, él usaba mucho el Gogó, un instrumento propio de la samba”.
Coincide con Pagano, que más de intérprete, Roena era un prodigio como compositor, arreglista, explorador musical y bailarín. “Cosas que de él hoy suenan, de producciones de los 70, tienen sonidos innovadores y estamos hablando de temas de hace 40 o 50 años”.
Acerca de sus múltiples apodos, entre ellos el Incorregible y el Loco, Juan Carlos Monroy dice que le hacían total justicia a su personalidad alegre, divertida y charlatana, todo un “viejo gozón”.
Como músico fue rebelde y constantemente se enfrentó a las disqueras, porque no estaba de acuerdo con sus políticas comerciales y los temas que querían imponer en el mercado.
Monroy recuerda que la primera vez que lo vio fue en 1996, en un concierto en Atanasio Girardot, con un lleno total. “Me impresionó la energía que tenía, pese a que ya era un hombre mayor, siempre me marcó su vitalidad, tanto así que nunca se retiró.
Posteriormente, en 2012, tras una presentación en Medejazz se lo encontró en Son Havana. “Allá nos quedamos hasta las ocho de la mañana y nos hicimos grandes amigos, me decía mi Panita”, recuerda Julio Restrepo, propietario del bar.
El coleccionista Pagano dice que la última vez que lo vio fue antes de pandemia, en un concierto en Cali, del que no se quería bajar de la tarima, pese a que su tiempo había terminado y seguían varios artistas más.
El músico murió este jueves mientras estaba viendo televisión al lado de su hija Brenda “se quedó dormido sobre los hombros de ella”.
Este 2021 ha sido particularmente triste para la salsa, tras la muerte de importante representantes del género.
En la lista aparecen nombres tan representativos como Johnny Pacheco, que murió el 15 de febrero, y Larry Harlow, que falleció el pasado 20 de agosto.
Johnny Ventura (8 de marzo), Héctor Zarzuela (8 de enero), Adalberto Álvarez (que falleció de covid el pasado 1 de septiembre) y Héctor Alomar (7 de may) son otros importante salseros que este año han muerto, todos por causas naturles.