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Astrónomos reportaron el hallazgo de un agujero negro con... indigestión. No alcanza a tragarse todo lo que le llega.
La historia es esta: una vez cada 200 millones de años, la pequeña galaxia NGC 5195 cae en los brazos externos de una compañía más grande, NGC 5194, la galaxia del Remolino (Whirpool). Ambas están trenzadas en una danza gravitacional que terminará en algún momento en el futuro en la formación de una sola galaxia.
A medida que la NGC 5195 cae hacia el Remolino, los chorros de materia van hacia al agujero negro supermasivo en el centro de aquella y forma un disco de acreción. Este crece a tal punto que el agujero negro no es capaz de ‘digerir’ materia eficientemente y esta es expulsada hacia el medio interestelar adyacente.
El año pasado, el observatorio espacial de rayos X, Chandra, de la Nasa, detectó arcos de rayos X que parecían producto de esta ‘comilona a la brava’.
Ahora, con nuevas imágenes por la red de radio e-Merlin, Chandra y el Hubble, los científicos revelaron en detalle cómo esa explosión se da y se extiende.
El agujero supermasivo tiene una masa equivalente a 19 millones de soles. Cuando el proceso de acreción se resquebraja, inmensas fuerzas y presiones crean una onda de choque que empuja la materia al medio interestelar. Los electrones, acelerados casi a la velocidad de la luz, interactúan con el campo magnético del medio interestelar y emiten energía en longitudes de onda de radio. La onda de choque se infla y calienta el medio interestelar, que emite rayos X formando luego los arcos, que tienen de 1 a 2 millones de años, o sea comenzaron cuando nuestros ancestros aprendían a hacer fuego.