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El 1 de noviembre es el Día Mundial del veganismo, que no es lo mismo que el vegetarianismo. Este último ha existido desde hace mucho tiempo: algunos historiadores se remontan a los filósofos griegos antiguos y a las costumbres religiosas del budismo y el hinduismo.
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Sin embargo, la palabra en sí entró en uso común entre las décadas de 1830 y 1850. No está completamente claro quién inventó las palabras “vegetariano” y “vegetarianismo”. Algunos creen que fueron los fundadores de la British Vegetarian Society en 1847, por lo que antes de esa fecha tales palabras no aparecen en ningún escrito y a falta de ellas se habla de “dieta vegetal”o “dieta pitagórica”, debido a que los seguidores de Pitágoras seguían dietas vegetarianas, aquellas en las que se evita el consumo de proteína animal, pero no necesariamente de sus productos derivados como huevos o lácteos.
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¿Y “vegano”? ¿De dónde vino esa palabra corta que connota acciones vegetarianas más radicales? Donald Watson, fundador de la Vegan Society, acuñó la palabra “vegan” en 1944 como una declaración contra los vegetarianos que consumían productos lácteos. Tomó las primeras y últimas letras de la palabra vegetariano para crear su versión ortodoxa del vegetarianismo. Hoy en día, hasta el 10 % de los adultos estadounidenses dicen que siguen una dieta vegetariana, pero solo el 1 % son vegetarianos estrictos. En Colombia no hay cifras exactas, pero se cree que hay 600 millones de veganos, de acuerdo a cifras de la Unión Vegetariana Internacional.
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Recuerde que la dieta vegana si no se realiza a conciencia puede ser incompleta y presentar muchas carencias. Esto lo han advertido los nutricionistas con insistencia. Hay ciertas vitaminas, minerales y nutrientes que no se encuentran en los alimentos de origen vegetal y se hace necesario recurrir a complementos o medicamentos para evitar la falta de algunos nutrientes, sobre todo hierro que es uno de los minerales más difíciles de cubrir cuando no se consumen carnes.
Nace la dieta flexitariana
Las dietas saludables se relacionan con el tamaño y salud del cerebro. Algunos nutricionistas dicen que “somos lo que comemos”. Por eso otro término que se pone de moda en el ámbito de la nutrición es el “flexitarianismo”. La nutricionista Beatriz Rada de la Universidad de Antioquia es una de las que aborda el concepto en su libro La dieta flexitariana (2015), que consiste en comer principalmente alimentos provenientes de plantas, y ocasionalmente productos animales como la carne y los lácteos.
Por ejemplo, científicos como Craig Willcox, un experto reconocido internacionalmente en el envejecimiento saludable y la gerontología transcultural, han estudiado la dieta y la longevidad humana, encontrando que, en los habitantes de Okinawa es común una larga vida y un excelente estado de salud, esto se lo atribuyen a su dieta tradicional rica en frutas, vegetales tofú y batata, salpicada con un poco de carne, pero también a que sus pobladores guardan otro secreto que llaman hara hachi bu en japonés, lo que significa comer hasta estar un ochenta por ciento llenos.