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¿Cuál asteroide podría golpear la Tierra?

Hoy se celebra el Día del Asteroide. Le contamos cuál es el panorama actual y las posibles amenazas.

  • Representación de uno de los satélites que busca asteroides. FOTO Nasa
    Representación de uno de los satélites que busca asteroides. FOTO Nasa
30 de junio de 2018
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Un objeto brillante cruzó el cielo de varias ciudades rusas el pasado 21 de junio y produjo una explosión equivalente a 2,8 kilotones.

Era un meteoro de unos 4 metros que nadie detectó. No produjo daños. En días siguientes, cerca a Yelets, científicos de la Universidad Federal de los Urales encontraron pedazos de la roca, de unos tres centímetros, informó el sitio especializado EarthSky.

Unas semanas antes, el 2 de junio, otra roca llegada del espacio de solo dos metros, que fue detectada unas horas antes por el programa Catalina apoyado por la Nasa, se desintegró en la atmósfera. Recibió la denominación 2018 LA.

No hubo mucho tiempo de predecir en detalle su trayectoria, pero en Botswana, África, se reportó un bólido (meteoro brillante) que coincidía con el objeto. Entró a la atmósfera a una velocidad de 17 kilómetros por segundo y se desintegró varios kilómetros sobre la superficie.

¿Incidentes ocasionales o casos frecuentes? La Tierra está expuesta a esta clase de visitantes: asteroides. Sin embargo, ¿qué tan grande es el peligro?

Hoy, por cuarto año, se celebra el Día del Asteroide reconocido por Naciones Unidas, que recuerda el desastre de Tunguska, Siberia, hace exactamente 110 años, devastando con su explosión un área de unos 2.000 kilómetros cuadrados, cinco veces el tamaño de Medellín o 1,2 el de Bogotá.

Un día para recordar que hay que mirar al cielo, no ocasionalmente sino cada segundo y en esa tarea hay varios programas como el citado.

Sobre Tunguska explotó una roca de unos 40 a 60 metros que produjo una detonación equivalente a entre 5 y 10 megatones. Se incendió la región, poco poblada, aunque solo hacia finales de los años 1920, más de 15 después del evento, una expedición documentó lo sucedido.

Tiempos en los que no se rastreaba el cielo.

El 2018 LA era mucho más pequeño de los que se trata de ubicar alrededor del planeta, explicó Lindley Johnson, de la oficina de Defensa Planetaria de la Nasa.

“Fue solo la tercera vez que un asteroide en trayectoria de impacto ha sido descubierto”, según Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos de la Nasa. “Fue también solo la segunda ocasión en que una alta probabilidad de impacto fue predicha antes de que ocurriera”, agregó.

El informe oficial

Para esta fecha, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Estados Unidos entregó el plan de acción y la estrategia de preparación sobre objetos cercanos, en el cual hace un balance de los asteroides rastreados a hoy.

Es que hasta los pequeños tienen un poder destructivo alto. En 2013, el 15 de febrero, una roca de unos 20 metros explotó sobre Chelyabinski, en Rusia, con 20 a 30 veces más energía que las de las primeras bombas atómicas. Afectó decenas de edificaciones en varias ciudades. No había sido detectada.

Se estima que hay unos 10 millones de objetos cercanos más grandes de 20 metros, muy difíciles de detectar antes del golpe.

La Nasa considera que hay más de 300.000 mayores de 40 metros, que generarían un impacto local y cuya detección solo se lograría unos días antes del impacto.

Los programas de detección buscan encontrar los mayores de 140 metros, que causarían daños regionales e incluso continentales. Se calcula que puede haber unos 25.000, de los cuales solo se ha identificado la tercera parte.

Estos golpearían con una energía mínima de 60 megatones de TNT, más que cualquier dispositivo nuclear ensayado hasta ahora. Por fortuna, son más fáciles de rastrear.

Los asteroides de más de un kilómetro provocarían daño global. El que desencadenó la extinción de los dinosaurios hace unos 65 millones de años era de unos 10 kilómetros. Son más escasos y la Nasa cree tener identificados los más grandes.

Hoy el que más preocupa es 99942 Apophis, descubierto en 2004, que en 2029 pasará cerca y todavía es difícil descartar un impacto, pues se desconocen algunos parámetros, según informe de 2013. Mide 325 metros.

La otra incertidumbre proviene de cometas desconocidos que llegan continuamente de los confines del Sistema Solar y cuya trayectoria solo se conoce apenas se aparecen.

Por eso, las dos rocas caídas este mes recuerdan que hay que seguir mirando al cielo.

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