Por Laura Isabel Villegas RuizUniversidad EAFITBiología, 6° semestrelville22@eafit.edu.co
Sentada en un restaurante, aproximadamente a las 3 de la tarde, escuché a una mujer decirle a quienes la acompañaban en la mesa “Yo no doy propina, me tienen que atender muy bien para hacerlo, ¿para qué tienen un restaurante tan grande si no pueden atender todas las mesas?” Sorprendido por lo que había escuchado mi padre me explicó que para él sin importar cómo sea el servicio uno siempre debería dar propina, pues ese dinero extra puede ser el que está ayudando a una familia a alimentarse y sobrevivir.
Si bien es cierto que los restaurantes deberían caracterizarse por su buen servicio y el sabor de sus platos, es inevitable que una persona tenga un mal día...