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La medalla de oro de Éider Arévalo en el Mundial de atletismo en Londres no es fruto de la casualidad. Es la recompensa al sacrificio y el trabajo silencioso que lo llevan a entrenar doble jornada, de lunes a viernes.
Ubicar al medallista no es difícil. Su marcha es constante en la pista de la unidad deportiva El Salitre y en el parque Simón Bolívar, de Bogotá. En los 2.600 metros de altura de la capital es donde se ha hecho como atleta.
Ayer estaba pletórico y lleno de alegría. Así se lo reflejaba su voz a través del diálogo telefónico que tuvo con EL COLOMBIANO desde Londres. Había conseguido lo que presagió antes de la cita.
Dijo que la salsa, ese ritmo contagioso del Valle del Cauca, lo conectó con el triunfo. “Este género musical me une mucho con mi actividad y siempre escucho Cali Pachanguero, del Grupo Niche, antes de salir a la pista. No fue diferente en Londres, ese son me hizo pensar en lo que se venía y lo que tenía estipulado: ganar la medalla”.
Aún así, mentalizado para ser campeón mundial, esto es algo que todavía no cree, que retumba constantemente en su mente, algo espectacular.
“Creo que uno no alcanza a dimensionar lo que ha conseguido. Es algo grandioso y por eso estoy muy agradecido con Dios por haber obtenido este triunfo y ver recompensados los esfuerzos y los sacrificios que se hacen”.
Para Arévalo, la presea es la demostración del gran talento que existe en el atletismo colombiano, el cual solo requiere de un mayor apoyo para cosechar más triunfos.
“En este deporte es necesario mucho trabajo y luchar con insistencia. Esto es una gran demostración del talento que hay en Colombia. En la marcha hemos mejorado muchísimo y en el atletismo en general. Lo de Caterine (Ibargüen) es muy bueno, cada vez hay que felicitarla más y más por lo que hace”.
En todos estos triunfos, además de la ayuda de las entidades privadas y públicas como Coldeportes, pesan mucho los nombres que están detrás de Arévalo.
“En estos momentos de victoria no se pueden olvidar personas como Fernando Rozo (fallecido), quien ha sido importante en los triunfos, como lo son Luis Fernando López, Marcelino Pastrana y Edward Chilito, que me han formado como atleta”.
Con la presea de oro en su pecho, ahora quiere llegar a su municipio, Pitalito (Huila), para “sacar la mano, sentir ese clima sensacional y estar al lado de mi familia”.