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Las revelaciones del Washington Post, en las que se afirma que Donald Trump entregó información sensible y secreta con altos funcionarios del Kremlin hace apenas una semana y en la propia Casa Blanca, tuvo dos nuevos capítulos.
El primero, la reacción del presidente estadounidense, quien aseguró estar en “el derecho absoluto” de compartir con Rusia los hallazgos de inteligencia sobre la posibilidad de que Estado Islámico utilice computadores portátiles para realizar algún tipo de ataque terrorista en vuelos comerciales.
El otro lo entregó el diario The New York Times. Según un artículo publicado en su web, la información secreta que Trump compartió con Moscú fue aportada por Israel, aún cuando este país le había solicitado a Washington ser cuidadoso con los datos.
De acuerdo con David Shirk, director de la maestría en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Diego, en California, el anterior escenario solo agrava el ambiente de desconfianza sembrado por los vínculos que se investigan entre miembros del gabinete de Trump con el Gobierno de Rusia.
“La relación es tan cercana como preocupante, y es la prueba de que algo sucede entre Trump y Putin. No podemos pasar esto sin sospechar de la influencia indebida de Rusia en nuestra política. Hemos perdido la confianza en nuestro presidente y él ahora perdió el beneficio de la duda que aún le quedaba”, asevera el experto, y agrega que el hecho de que el mandatario hubiera compartido la información con su enemigo histórico, “revela o un cambio total de las normas y prácticas de la inteligencia o la torpeza y falta de preparación de nuestro presidente”.
Y es que según detalla Shirk, EE. UU. solo le revela información de este tipo a su círculo más íntimo de confianza, al del Club de los Cinco Ojos, una alianza que el país mantiene desde finales de la Segunda Guerra Mundial con Reino Unido, Nueva Zelanda, Australia y Canadá. “Hacerlo con un país distinto es un acto increíblemente tonto y mal pensado que puede romper la confianza con los aliados”, concluye el experto.
La otra fractura que puede generar Trump con esto podría tener lugar en el Congreso. Juan Hernández, asesor del Partido Republicano, menciona que “es una desgracia para los republicanos escuchar que el presidente cambia su mensaje tan fácil respecto a Rusia y le entrega información privada. Él vive en su propia realidad de magnate y nos pone en riesgo”. A eso se suma que el Congreso, de mayoría republicana, será aún más escéptico a la hora de apoyar las propuestas del Ejecutivo.