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Cuando sus desperdicios son la comida y el abono para otros

Toneladas de alimentos próximos a vencer o mal etiquetados benefician a miles de personas en desventaja.

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Cuando sus desperdicios son la comida y el abono para otros
02 de agosto de 2017
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toneladas de carne, pollo y pescado donó el Grupo Éxito a zoocriaderos en 2016.

Ocho millones de personas podrían comer cada año con las 9,76 millones de toneladas de alimentos que se pierden y desperdician anualmente en Colombia, es decir, un 34 % del total de la oferta disponible.

Así lo indicó a EL COLOMBIANO el director del Departamento Nacional de Planeación, Luis Fernando Mejía.

Ineficiencia en las cadenas de producción es la responsable de las 6,22 millones de toneladas que se pierden, lo que es igual a una disminución de alimentos para el consumo humano. Mientras que los hábitos de compra y consumo y la manipulación inadecuada causan los 3,54 millones de toneladas de comida desperdiciadas en el país.

Además, se cuentan entre las causas las deficiencias en logística, vías secundarias y terciarias y la exigencia en tamaño y color de los compradores: “Suelen elegir el tomate más redondo y no el deforme o la zanahoria más anaranjada. En cambio, solemos dejar los que no cumplen con esos estándares, y, al final, toca botarlos”, señaló la presidenta de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), Ana Catalina Suárez.

Se suma que los campesinos cultivan lo que conocen, pero no siempre identifican lo que se necesita comercializar, así como también hay malas decisiones a la hora de comprar, que resultan en dejar vencer la comida en la alacena y la nevera.

Efecto de malas prácticas

En ese sentido, existe una repercusión en la seguridad alimentaria de la población, “pues la reducción significativa de la cantidad de alimentos para el consumo conlleva un incremento en los precios, y, por ende, reduce el acceso a ellos, afirmó la consultora nacional en pérdidas y desperdicios de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Catherine Ballesteros.

Por eso esta agencia trabaja en establecer una metodología estándar para cuantificar las pérdidas y desperdicios en Latinoamérica.

De otro lado, apenas el 0,19 % de lo que se desecha en el país es rescatado para consumo humano o para elaborar compostaje (abono natural),

Con lo recogido en los 19 bancos de alimentos que hay en Colombia, unas 3.300 instituciones benefician diariamente a medio millón de personas, entre niños en edad escolar, habitantes de calle, adultos mayores y mujeres gestantes y lactantes.

Al tiempo, la entrega de productos comestibles a los bancos de alimentos con fechas próximas a vencer, mal etiquetados, fuera de temporada o que no cumplen estándares de exhibición equivalen a beneficios tributarios para los empresarios y comercializadores: una deducción del Impuesto a la Renta del 125 % y exclusión del IVA.

De paso, se reducen emisiones de dióxido de carbono (CO2) y la contaminación de fuentes hídricas por el lixiviado –resultado del proceso de degradación de los residuos–,y se prolonga la vida útil de los rellenos sanitarios del país, porque llegan menos.

Resultados por regiones

El Eje Cafetero (Antioquia, Quindío, Caldas y Risaralda) es la segunda región del país que más concentra toneladas de alimentos desperdiciados, con el 18,3 % del total, equivalentes a 646.000 toneladas, cuando mensualmente a Corbastos ingresan cargas de 420.000 toneladas, que al año sumarían 1.040.000. Le precede la región Centro-Oriental(Cundinamarca, Boyacá y santanderes) que abarca un 48,3 %, es decir, 1,7 millones de toneladas.

En relación con pérdidas de alimentos, al Eje Cafetero corresponde un 17,1 %, es decir, 106.362 toneladas de un total de 6,22 millones.

Solo Antioquia es el segundo departamento, después de Bogotá, con mayor desperdicios. No obstante, “por la metodología de cálculo utilizada es normal ese resultado, pues allí es donde se concentra la población, y por ende el mayor consumo”, manifestó el jefe de Planeación Nacional (ver Opinión).

Cadena de producción

Uno de los eslabones de la cadena alimenticia con más pérdida y desperdicio de alimentos es la producción agropecuaria, con un 40,5 % (ver gráfico).

Por ejemplo, 3,95 millones de toneladas, que equivale a la producción nacional de plátano en un año, se pierden en el sector agropecuario.

“Los alimentos que más se malogran y desperdician en el país son frutas, verduras, raíces y tubérculos, cerca de 6,1 millones de toneladas, un 58 % del total disponible”, aseguró Mejía. (ver Paréntesis).

Que se concentre menos en el consumidor se debe a prácticas culturales, como pedir para llevar o el calentado, explicó la directiva de Abaco. No obstante, cada colombiano desperdicia 32 kilos de comida al año, en promedio, unos 320 platos de pastas, si cada un en promedio pesara 100 gramos o unas 61 bolsas de arroz de 500 gramos en ese lapso.

Entre tanto, América Latina pierde o desperdicia 15 % de sus alimentos. Así, por ejemplo, los originados en el comercio minorista (retail) podrían satisfacer las necesidades de 30 millones de personas en la región, esto representa casi la totalidad de la población que vive en Venezuela, el 64 % de quienes sufren de hambre, según la FAO.

Frente a países de referencia, a Colombia lo superan en toneladas de alimentos que acaban en la basura Argentina (16 millones), Brasil (14,6 millones) y México (10,4 millones).

Recomendaciones

Para frenar dichos problemas en la etapa de producción agropecuaria, el Departamento de Planeación Nacional recomienda adoptar enfoques de manejo preventivo, para reducir la probabilidad de adquirir enfermedades y plagas que echen a perder los alimentos.

Mientras que en la poscosecha, almacenamiento y procesamiento industrial, se sugiere tener sistemas de gestión de calidad e inocuidad, así como silos metálicos que ayuden a reducir las pérdidas de cereales, emplear cámaras de maduración para frutas y verduras y disponer de transporte especializado.

Por su parte, la representante de la FAO en el país concluyó que para hacer frente a la problemática es necesaria la transformación hacia sistemas alimentarios sostenibles.

Esto pasa por valorar la diversidad cultural de la región, integrando la gestión de los recursos naturales, promoviendo la inversión y financiamiento en infraestructura.

Así mismo, resulta crucial mejorar el desarrollo de los procesos logísticos, fortalecer la educación alimentaria y de consumo, y establecer más alianzas entre sectores público y privado para que se acerque la producción al consumo.

Entre tanto, se espera que se replique en Colombia el efecto de hacer visibles cifras sobre pérdidas y desperdicios que ya dieron resultados en Reino Unidos y Países Bajos: estimulan a cultivadores, comercializadores y consumidores a tomar correctivos.

80 %
de los residuos de Corabastos son orgánicos, base para compostaje.
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