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Reducción de calificación de Standard & Poor’s prende alarmas entre analistas

Mientras unos opinan que rebaja de S&P prende alerta
a la inversión, otros dicen que el impacto será marginal.

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Calificación de Standard &amp; Poor’s divide a expertos
13 de diciembre de 2017
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Un incremento en el costo de endeudamiento , presiones al alza en la cotización del dólar y pérdida de atractivo para capitales de inversión extranjeros son implicaciones de una rebaja en la calificación crediticia en moneda extranjera a largo plazo, como la anunciada para el país la noche de este lunes por la estadounidense Standard & Poor’s.

La empresa redujo la calificación a BBB-, desde BBB, con perspectiva estable, al citar perfiles fiscales y externos débiles, que han generado una flexibilidad limitada en el marco de la política económica y que, al final, dificultan el cumplimiento de la regla fiscal.

Así mismo, afirmó que a Colombia lo siguen afectando los menores precios de los commodities (materia prima), que se reflejan en el alto nivel de deuda externa. Lo anterior significa que Colombia está a un escalón de perder el grado de inversión, para ubicarse en un grado especulativo (ver Informe). No obstante, la calificadora cambió la perspectiva de negativa a estable, paso positivo frente a lo que se prevé que suceda en la economía.

En línea con el ajuste, S&P revisó a la baja la calificación crediticia de largo plazo de Ecopetrol, Isagén, de BBB a BBB-, con una perspectiva estable, en ambos casos, y Bancolombia: ahora pasa de BBB- a BB+.

Afecta a todas las empresas, aunque no sean de carácter mixto. “Todo lo que está dentro de un país no puede ser menos riesgoso que la Nación. Esa era una medida esperada por el mercado. No nos toma por sorpresa”, comentó el director de Investigaciones Económicas de Casa Bolsa, Juan David Ballén.

Los mercados internacionales tenían ya incorporada esa medida; “las tasas de interés a las que ha tenido acceso el país son más altas, frente a similares”, precisó el analista de Credicorp Capital, Camilo Durán.

La calificadora le había dado al país un margen de tiempo, mientras se realizaba la reforma tributaria, pero, al no haber sido estructural y al entrar en una desaceleración económica mayor a la anticipada, el déficit fiscal terminó siendo elevado y los otros términos de apalancamiento se deterioraron.

El economista para Colombia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Leandro Adrián Gastón, indicó que esa decisión es una señal de alerta, pero no de alarma: “otras calificadoras se han pronunciado con un panorama estable y han mostrado confianza en que se va a cumplir con las metas fiscales. Nosotros también lo creemos así”. El impacto en este momento sería marginal.

En tanto que S&P se mostró preocupada por la capacidad de cumplir con esos objetivos a partir de 2019, un análisis económico de Itaú indicó que la regla fiscal tiene un objetivo de déficit nominal del 1% del PIB que se alcanzará gradualmente para 2024 del déficit estimado del 3,7% de este año.

Por su lado, el rector de la Universidad del Rosario, José Manuel Restrepo, opinó que es un mensaje contundente y peligroso para la economía y que merece la atención, “viniendo de una calificadora líder en América Latina y quizá la que marca la pauta”.

Los indicadores que ven las calificadoras son los mismos. En ese sentido, hay expectativa sobre cómo tomarán Moody’s y Fitch Ratings este movimiento. Estas siguen calificando a Colombia un escalón más alto, en Baa2 y BBB, respectivamente.

El proceso de Colombia en las calificaciones había sido ascendente en S&P. En marzo de 2011, el país recuperó el grado de inversión, al pasar a BBB-, antes estaba en BB+ (del grupo especulativo), y subió a BBB en 2013, cuando la bonanza petrolera redujo el déficit fiscal.

Alternativas de la Nación

Añadió Ballén que quien llegue al Gobierno podría hacer una reforma tributaria estructural o una pensional, que disminuyan el gasto, “pero ambas decisiones son dolorosas”, ya que volverían a golpear el bolsillo de los consumidores. Sin esas reformas, no hay mucho margen de maniobra, por ley, hay partidas del presupuesto que no pueden modificarse.

Otra opción es reformar la regla fiscal para que se ajuste a las condiciones actuales. Aunque algunos dicen, que le restaría credibilidad, Fitch y Moody’s han mencionado que un cambio en la regla no es negativo para la calificación per se

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