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El 61 % de las exportaciones de café que este año ha hecho el Fondo Nacional del Café, corresponde a cafés con valor agregado, cifra mayor al 52 % reportado en 2016. Así las cosas, de los 1,8 millones de sacos despachados a los mercados extranjeros 1,09 millones fueron cafés especiales e industrializados.
El beneficio de ese esfuerzo es que ese tipo de grano es mejor pagado por los compradores y genera mayores ingresos para los productores. Pero, obtener esos recursos demanda una tarea de innovación que inicia incluso antes sembrar los cafetos.
En ese aspecto, Álvaro Gaitán, director del Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé), anunció que en 2018 se entregarán a los caficultores nuevas variedades de la planta resistentes a la roya, con lo que se busca blindar a los cafetales de esta enfermedad.
Por su parte, el gerente Técnico de la Federación Nacional de Cafeteros, Hernando Duque, presentó los resultados de algunos métodos que podrían representar una alternativa viable para optimizar la producción cafetera y mantener o elevar la calidad que caracteriza al grano colombiano.
Entre las innovaciones se cuenta la instalación de lonas sobre las cuales se dejan caer los granos de café maduros, que son arrojados allí luego de sacudir los árboles manual o mecánicamente. Este proceso logra volúmenes superiores a los de un recolector tradicional y evita que los frutos que quedan en el suelo generen plagas.
Desde la fábrica Buencafé su directora, Constanza Mejía, reveló que se está trabajando con varias empresas de alimentos del país para impulsar la venta del café o su extracto como insumo para esa industria (ver Radiografía).
Pese a que el comercial de cierta de marca de champú anuncia contener cafeína, este desarrollo no hace parte de la estrategia innovadora de Buencafé, pues según Mejía por ahora los esfuerzos se centrarán en cautivar al sector de alimentos.
*Por invitación de Fedecafé.