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Los supuestos narcos infiltrados en la lista de las Farc

Constructores de lanchas rápidas, un contratista con el Estado y un presunto narcotraficante capturado con lingotes de oro hacen parte
de los listados
de las Farc.

  • Campamento veredal del frente 18 de las Farc en Santa Lucía, Ituango. Foto: Donaldo Zuluaga Velilla
    Campamento veredal del frente 18 de las Farc en Santa Lucía, Ituango. Foto: Donaldo Zuluaga Velilla
El entramado de supuestos capos para aparecer como guerrilleros
21 de septiembre de 2017
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Sentado sobre su cama, Tomás Martínez Minota no pudo mencionar ni una sola palabra. La palidez en su rostro reflejaba una angustia que le selló los labios, blancos como la camisa que llevaba puesta, y no pudo ni decir su nombre cuando el policía le preguntó por su identidad.

—¿Dónde están sus papeles? — preguntó el agente a cargo de ocho hombres que, con un video, registraron en agosto de 2016 la captura de alias Manaba, un ciudadano colombo-ecuatoriano señalado por la Dijín de ser líder de una organización que enviaba cocaína a México, y que hace una semana apareció en los listados de las Farc como presunto integrante de esta organización, ahora política.

El rastro dejado por Martínez Minota después de enviar los cargamentos de drogas salidos desde los sectores El Cocal, Cabo Manglares y Candelillas (Nariño) hacia México, fue la clave para que las autoridades comenzaran a seguir esas pistas. En sus pesquisas, los investigadores de la Policía descubrieron que las lanchas go fast en las que enviaban “la mercancía” eran monitoreadas con mecanismos satelitales que indicaban cuándo y dónde deberían recibir asistencia de otras embarcaciones en altamar.

“Con esta tecnología se permitían controlar los desplazamientos para abastecer de combustible, desde barcos pesqueros a las lanchas que llevaban el cargamento. Estos barcos eran ubicados en puntos estratégicos y con coordenadas”, explicó un investigador a EL COLOMBIANO.

Pero “Manaba” no es el único que intentó “colarse” en los listados presentados por las Farc para que los guerrilleros que dejaran las armas pudieran tener una justicia especial y obtener beneficios jurídicos.

Otros en la lista

A Rubén Durán Moreno lo conocen en el bajo mundo de las drogas como “el Gato”. La astucia para escaparse a cercos tendidos por las autoridades en varias ocasiones y su inteligencia para ejecutar planes, fueron los argumentos para ser llamado así en el mundo del narcotráfico.

Dicen los investigadores de la Policía que “el Gato” heredó las rutas y zonas de los hermanos Comba, y se las ingenió para sacar desde esteros improvisados en Puerto Merizalde (Valle del Cauca), y López de Micay (Cauca), cargamentos de droga casi imperceptibles que luego almacenaba en Cabo Marzo (Bahía Solano, Chocó) para luego ser enviados a Panamá.

“Allá le recibía la organización de Emiliano o don Emi, la cual luego enviaba el polvo blanco a Costa Rica y Guatemala”, dicen investigadores.

Pero el envío de cocaína de Colombia a otros países no es lo que llama la atención sobre “el Gato”. Su presunta habilidad para construir lanchas rápidas con caletas de doble fondo para el traslado de cocaína, que pasaban desapercibidas porque también movilizaban pasajeros, y su supuesta relación con las Farc, que tiene en vilo la solicitud de extradición hecha por el Gobierno de EE. UU. con nota verbal 1981 del 12 de octubre de 2016, lo llevaron a meterse en la lista de los llamados “colados” (ver infografía con 11 de ellos).

La presunta relación de “el Gato” con las Farc quedó registrada en el documento AP 35-95 del 2017, en el que el magistrado Luis Antonio Hernández Barbosa negó la solicitud de suspensión del trámite de extradición, pero el abogado de Durán Moreno solicitó a las autoridades escuchar a “el ciudadano Luis Hipólito Ospina Guzmán, quien fue miembro de las Farc”.

Luis Hipólito, quien al parecer se desempeñó como jefe del frente 14, fue capturado por el DAS el 20 de marzo de 2004 y sindicado de ser alias “Musulmán”, un hombre que recibió órdenes del Secretariado para entrenar a 25 jóvenes que se inmolarían en atentados a brigadas, entidades del gobierno y el presidente de ese entonces, el senador Álvaro Uribe Vélez.

“El ‘Musulmán’ cayó porque uno de los jóvenes fue detenido en Caquetá el 8 de marzo de 2004 por la Brigada 12 del Ejército. Esta persona explicó que el guerrrillero los llevaba entrenando cuatro meses y que la tarea de él era ponerse un chaleco con explosivos y entrar a la brigada. Si no lo hacía lo mataban. Recuerdo que le dijeron que le daban 450 millones de pesos”, cuenta un integrante del B2, el departamento de inteligencia del Ejército nacional.

Las relaciones de las Farc con presuntos narcotraficantes también tocaron a Osías Riascos. Según la DEA, Riascos hace parte de una banda que tiene nexos con los carteles del Valle del Cauca y Sinaloa.

En el acta 338 del documento AP7342-2016 se reseñó que este ciudadano, quien antes se llamaba Yimmy Riascos Ocampo, fue solicitado en extradición por EE. UU. con nota Verbal No. 0719 de 29 de abril de 2016. Al igual a lo sucedido con “el Gato”, se solicitó escuchar a personas que señalan a Riascos como integrante de las Farc.

Entre los solicitados están Martín León Pérez Castro, señalado por las autoridades como alias Richard, principal cabecilla del Frente 30 de las Farc, capturado en julio de 2014, libre desde mayo 29 pasado y sindicado como el responsable del secuestro de los diputados del Valle.

¿Pagaron por entrar?

EL COLOMBIANO pudo establecer que una de las líneas de la investigación adelantada por la Fiscalía en el caso de los colados apunta a saber si los presuntos narcotraficantes que ingresaron a las listas de las Farc pagaron por ingresar a los registros.

“Tenemos serios indicios de que algunos entregaron dineros a mandos medios de algunos frentes, a desmovilizados e incluso a disidencias que actúan en Corinto, Cauca; a desertores del frente 60 y del sexto en el sur de Cauca para que los mencionaran como conocidos o integrantes de la organización guerrillera”, dijo el investigador.

El fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez informó que ha compartido con el Gobierno y la oficina del comisionado de paz los nombres de varias personas que según las evidencias no son ni han formado parte de la guerrilla.

“La incorporación a esos listados de manera inescrupulosa constituyen claros delitos que pueden ser falsedades y pueden alimentar fraudes procesales en el evento en que a partir de información falsa las autoridades, como el alto comisionado, pueden llegar a determinar que tienen un estatus que no les corresponde”, dijo el fiscal Martínez Neira.

La otra línea por la que los presuntos narcotraficantes pretenden mostrarse como guerrilleros, es que si tienen solicitud de extradición, esta se suspendería para ser evaluada en la Justicia Especial para la Paz.

“Esta es una vieja jugada conocida por excombatientes. Lo que buscan es que al tratar de demostrar que hicieron parte del grupo guerrillero, terminan pagando penas mínimas en Colombia y no extensas condenas en EE.UU. por narcotráfico. Y si demuestran que realizaron actividades ilícitas con drogas con el argumento de ser en el marco del conflicto, les cobijaría el delito de conexidad”, comenta el analista del conflicto armado, Juan Carlos Ortega.

Lo que dicen Gobierno y Farc

Conocidas las denuncias, el alto comisionado para la paz, Rodrigo Rivera, enfatiza en que el Gobierno tomó medidas necesarias “para dar cumplimiento de manera transparente, rigurosa y oportuna, a todo lo que dice el Acuerdo en este tema, particularmente a lo relacionado con la revisión y constatación de los listados de postulados que fueron entregados por las Farc”.

Las Farc aseveran que también emprendieron acciones. Ante el requerimiento de EL COLOMBIANO expresaron con un comunicado: “informamos al país que en nuestros listados estarán incluidas de manera exclusiva aquellas personas cuya conducta obedece en tiempo, modo y lugar a acciones de genuina práctica insurgente, teniendo en cuenta el carácter irregular de la guerra”.

El proceso de confirmación para evitar los “colados” sigue abierto. Hasta el momento, hay 352 personas bajo observación por la comisión de verificación. El objetivo: que no se repita la historia de los colados que lograron escapar a la justicia.

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