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Parecen estar hasta en el más recóndito de los lugares y su presencia pasa desapercibida la mayoría de las veces, lo que dificulta evaluar su estado.
Varios estudios entre el año pasado y este presentan una realidad amarga: en diferentes sitios del planeta, en particular en el Trópico, se están reduciendo las poblaciones de insectos (artrópodos).
Son los animales más exitosos en la Tierra, pero ahora situaciones externas generadas en este caso por los humanos, los están afectando: el calentamiento global y el cambio climático.
Hace dos semanas, una investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, dirigida por Bradford Lister y Andrés García, de la Universidad Politécnica Rensselaer y la Autónoma de México, reveló que la abundancia de insectos en la selva húmeda de Luquillo en Puerto Rico entre 1976 y 2012 se redujo: la biomasa (número total) de artrópodos (insectos) capturados en trampas de barrido se contrajo de 4 a 8 veces y de 30 a 60 en las pegajosas.
En ese lapso, la temperatura en ese sitio aumentó 2° C.
La disminución de los insectos tiene otras consecuencias: la reducción de las poblaciones de aves y otros insectívoros como los lagartos.
Aunque el estudio no se centró en este aspecto, parece que esa relación se da.
Investigaciones previas como la de C. Deutsch y colegas también en PNAS, habían predicho una mayor afectación de la fauna tropical por el calentamiento, con pérdida de hasta 20 % de las poblaciones de insectos.
Se estima que más de 2/3 de todas las especies terrestres son artrópodos, siendo fundamentales para el bienestar de los ecosistemas.
Pese a que la incidencia podría ser menor en otras latitudes, hace un año, en octubre de 2017, Caspar A. Hallman lideró una investigación publicada en Plos One, en la cual se encontró, en el lapso de 27 años de análisis en 63 áreas protegidas en Alemania, una reducción entre estaciones del 76 % de la masa de insectos voladores y del 82 % a mediados del verano.
“Mostramos que esa reducción es aparente independiente del tipo de hábitat, mientras que los cambios en el tiempo, el uso de la tierra y las características de hábitats no explican del todo el declive.
Una pérdida que no ha sido reconocida y que incide también en otras formas de vida.
“Se sospechaba esa disminución, pero es más severa de lo que se pensaba”, dijo en su momento Hallman.
Si bien el calentamiento incide en la afectación de insectos en distintas regiones, en otras la disminución se relaciona con el uso de insecticidas y la pérdida o degradación de hábitats.
Los hallazgos de estas investigaciones confirman lo que insinuaba ya en 2014 otro estudio publicado en Science.
En él, Rodolfo Dirzo y colegas concluyeron, al estudiar el proceso mundial de pérdida de toda clase de fauna, que 67 % de las poblaciones de invertebrados presentaban una reducción del 45 %.
De todos los insectos documentados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), 33 % están disminuyendo, aunque con diferencia en los distintos órdenes.
La reducción de lepidópteros (mariposas) es menor.
En invertebrados son muchos menos los estudios. Se estima que de las 1.400.000 especies descritas, menos de 1 % han sido evaluadas por la IUCN y de esas cerca del 40 % están amenazadas.
Además, información acerca de 203 especies de cinco órdenes de insectos muestra que la mayoría se está reduciendo en vez de crecer, una situación que es muy sentida en Europa, donde se han hecho más investigaciones.
Imperceptibles por ahora, los efectos para los ecosistemas serán más notorios cuando disminuyan más.