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7 y 9
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Para llegar a la parte baja del barrio Persia, hay que recorrer una serie de escalones y senderos empinados, como los cientos que hay en Manizales, caminos que atraviesan un valle hecho por dos lomas tapizadas por casas. El panorama era de ranchos sostenidos por palos de guaduas, que vistos desde abajo parecían palillos que en cualquier momento podían ceder y así fue.
Tras la avalancha que cayó en la madrugada de este miércoles, este valle ahora lo interrumpe una montaña de barro de la que aún sobresalen los restos de mecedoras, juguetes y muebles.
Los vecinos, reprimiendo los bostezos por la falta de sueño, se resisten a abandonar la escena, están acompañados de amigos, hermanos y primos que, junto a los cuerpos de Bomberos, Ejército, Policía y Rescate, llevan más de 24 horas con palas tratando de abrirse paso entre la tragedia.
Estas son sus historias .
EN DEFINITIVA
A estos hombres no les importó arriesgar su propia vida por ayudar a los demás, en medio de la noche, la lluvia y el lodo corrieron a la zona más afectada para evitar más muerte y dolor.