Lo que estará en juego este domingo es el modelo de país que quiere adoptar la sociedad colombiana, en lo económico, en lo social, en lo político. Decidir si aspira a vivir en libertades con una responsabilidad de Nación garantizada por un hombre serio, incontaminado o sumergirse en un régimen totalitario, presidido por un agitador de lucha de clases, un hábil vendedor de ilusiones y espejismos, con pasado bastante discutido y azaroso.
Optar por la propuesta de Petro significaría no solo apostar en la ruleta rusa, sino dar un salto al vacío sin “indicio alguno” -como lo sostiene un antiuribista visceral como el caricaturista Vlado-, “que permita inferir que si gana tendríamos un país en paz”. Y agrega el sarcástico dibujante que, “de hecho Petro...