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La crisis política y económica de Venezuela tuvo dos nuevos capítulos esta semana. El último de ellos se presentó este viernes con el paso por Colombia del líder opositor y exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma. El otro está relacionado con la calificación de este país en la categoría de default parcial por el no pago de los intereses de su deuda externa.
Ambos acontecimientos despertaron el interés internacional sobre el país vecino, pero también sobre Colombia, por ser la frontera más cercana y por haber sido el destino escogido por Ledezma para aterrizar luego de huir de su país tras permanecer varios meses privado de la libertad y sin posibilidades de seguir ejerciendo actividades políticas.
Y es que después de que el martes pasado la agencia de calificación crediticia Standard &Poor’s (S&P) declaró a Venezuela en default parcial de su deuda externa por no pagar 200 millones de dólares, luego de haberle dado un plazo de 30 días, siguen aumentando las preocupaciones sobre la repercusión de esta medida sobre la economía Colombiana, sobre todo, ante el éxodo masivo de venezolanos que ha llegado al país en los últimos años.
Según migración Colombia, hasta septiembre de 2017 se expidieron 73.642 permisos especiales y se entregaron 8.647 cédulas de residencia a venezolanos. De 2012 a la fecha, se calcula que han ingresado al país de manera irregular alrededor de 150.000 venezolanos. Se estima que 300.000 ciudadanos de ese país tienen permiso de permanencia y que 153.443 han superado el tiempo de residencia.
Al anuncio de default parcial de Venezuela, se sumó este jueves el hecho de que las agencias Fitch y Moody’s también declararan este mismo estado para la empresa estatal Petróleos Venezuela (PDVSA). Un fuerte golpe para la economía de un país basada en este recurso natural, según analistas internacionales.
Para Jorge Restrepo, profesor de economía de la Universidad Javeriana, la declaratoria de default parcial de ese territorio, profundiza su aislamiento comercial con el resto del mundo porque genera mala imagen para la inversión y comercialización extranjera.
“Dificulta la posibilidad de comprar, acceder a medicinas, alimentos y acelera el colapso de la economía, que vienen en crisis desde hace mucho tiempo”, dijo Restrepo.
Para el profesor de la Javeriana, la única solución que tiene a la mano el Gobierno de Nicolás Maduro es utilizar la buena relación comercial e ideológica que aún mantiene con países como China y Rusia para obtener un salvavidas, como se ha rumorado desde que se hizo el anuncio internacional. Sin embargo, esto implicaría el aumento de la deuda externa de Venezuela.
Por otro lado, esta medida, dijo Restrepo, tendría un gran impacto político sobre la democracia, porque al frenarse el pago del Gobierno a la deuda externa, estos recursos pueden ser utilizados por el régimen en lo que quiera. Pero con la posibilidad de que se agrave la situación interna.
“Mayores dificultades internas significan más flujo migratorio en la zona fronteriza e incluso una situación humanitaria de gran escala. Es difícil predecir cuándo sucederá, pero puede suceder. Lo que no puede pasar es el contagio de la pésima imagen comercial al resto de países”, agregó.
Freddy Castro, exsecreatrio de Desarrollo Económico de Bogotá y profesor del Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa), coincidió con Restrepo en que esta decisión hará que aumenten las primas de riesgo de ese país en términos de inversión. Es decir que para que otros países puedan invertir en términos comerciales, van a pedir más dinero como garantía.
“También le pueden cerrar las puertas comerciales. La moneda se puede debilitar aún más y eso significa pérdida de confianza en los activos del país. De hecho, ya se ve que los venezolanos confían más en el dólar, el euro, el peso colombiano. Pero lo más grave es que las financieras internacionales pueden empezar a embargar las propiedades que tiene el Estado en las diferentes partes del mundo”, indicó Castro.
Según el analista, la solución para que Venezuela salga de esta crisis es que el Gobierno haga un revolcón económico con implicaciones políticas. “Volver a la economía de mercado y abandonar la que tiene desde hace aproximadamente 18 años sería una opción. Que la tasa de cambio sea determinada por el mercado, acabar con el control de precios en algunos sectores y volver la banca central independiente porque ahora mismo no lo es”.
En cuanto a las repercusiones sobre la economía, el experto afirmó que estas serán a largo plazo pero que dependen de cómo se haga el proceso de negociación. Sin embrago, para él, sí habría consecuencias directas para los países de la región y para Colombia.
“Podría haber un aumento en las primas de riesgo de la región pero de manera moderada, teniendo en cuenta que las relaciones comerciales de Venezuela con los demás países no son tan profundas como hace algunos años y en el caso de Colombia, nuestro país no tiene títulos de deuda con ese país y, por tanto, no se vería directamente afectado”, agregó Castro.
Lo que sí exaltó el experto fue que estas medidas pueden provocar que aumente la migración de venezolanos a Colombia. “La pérdida de confianza en su país podría traducirse en peores condiciones económicas y como consecuencia habría una mayor exacerbación de la migración”.
Ronald Rodríguez, investigador del Observatorio sobre Venezuela de la Universidad del Rosario, dijo que el impacto de estas decisiones internacionales se van a sentir a mediados del próximo año y claramente afectará la economía de sus vecinos cercanos.
“Esto también tendrá una repercusión política porque Venezuela va a contar con recursos nacionales que estaban destinados a ser abonados en la deuda externa, pero que le permitirá financiar y solventar las dos campañas electorales que vienen y esto significará más complicaciones que desembocarán en que los ciudadanos deberán escoger si quedarse o salir del país, y la mayoría optará por la migración”, indicó el investigador.
Para Eduardo Sarmiento, director del Centro de Asuntos Económicos de la Escuela Colombiana de Ingeniería, toda América Latina se verá afectada por la declaratoria de default parcial a Venezuela.
“La inversión extranjera podría decir: ‘bueno, pero si Venezuela hace eso por qué otro país no puede hacerlo, sobre todo porque son cercanos y tienen condiciones parecidas’. El hecho de que un país no pueda pagar la deuda externa significa que hay desorden y perjudica a sus vecinos, en especial a Colombia”, manifestó Sarmiento.