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Puerto Rico, un estado libre asociado que alega que Washington le ha dado la espalda, juega ahora un lugar crucial en la ya malgastada popularidad del presidente Donald Trump. No solo el magnate demoró cinco días en manifestarse sobre el paso devastador del huracán María, de categoría 5, sino que su respuesta descortés le está saliendo cara.
La más reciente acusación a la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín, que pidió a Estados Unidos atención frente a una inminente crisis humanitaria, terminó en fuertes acusaciones del magnate en Twitter.
Primero fue la líder quien reprochó a medios estadounidenses que no logra entender por qué “la nación más grandiosa del mundo no pueda descifrar la logística para una pequeña isla de 160 por 36 kilómetros”, refiriéndose a la tardía asistencia por parte del Gobierno de EE. UU.
“Qué liderazgo tan mediocre el de la alcaldesa de San Juan y otros en Puerto Rico que no son capaces de lograr que sus propios trabajadores ayuden. Quieren que les hagan todo cuando debería ser un esfuerzo comunitario”, respondió Trump, y continuó con que “ahora parece que los demócratas le han dicho (a Yulín) que tiene que ser desagradable con el presidente”.
Lo anterior significa que las líneas de comunicación son débiles y fluctúan, que los mercados no tienen cómo refrigerar, que menos de la mitad de las gasolineras pueden suministrar combustible, que las escuelas apenas estén retomando clases y que los implementos y tratamientos más básicos sean difíciles de aplicar en los hospitales.
La situación se agrava, teniendo en cuenta que Puerto Rico posee 73.000 millones de dólares en deuda financiera. De acuerdo con Brad Setser, experto en macroeconomía del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), a la quiebra se añade que el 10 % de la población de Puerto Rico se ha ido de la isla en la última década, y con menos contribuyentes es todavía más difícil que Puerto Rico pueda pagar su cartera morosa.
De hecho, Setser alerta que la crisis humanitaria por María pronto se convertirá en una crisis presupuestaria, empezando porque la recolección de impuestos desaparecerá por varios meses o estará muy baja. Además, el turismo durante el invierno estadounidense caerá, por los daños inmensos en la infraestructura.
¿Qué tanta responsabilidad tiene EE. UU. y cuánto de esa culpa recae sobre la isla? Los seguidores de Yulín, del Partido Popular Democrático (izquierda), insisten en que Washington tuvo que responder con mayor eficiencia, por tratarse Puerto Rico de un estado libre asociado.
Benjamín Torres Gotay, columnista del diario puertorriqueño El Nuevo Día, escribió que Puerto Rico no merecía los comentarios de Trump, “quien aprovechó tan desgraciado momento para recordarnos nuestra pesada piedra de la deuda”. No obstante, recordó que con María “la autosuficiencia es una filosofía que la isla debería haber asumido de manera colectiva”.