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¿Por qué fallaron las treguas en Siria?

Pese a los ceses del Consejo de Seguridad y de Rusia, la ayuda humanitaria aún no ha podido entrar.

  • Mientras un estancado sistema internacional falla y las ambiciones de algunas potencias se imponen, el pueblo sirio sufre la peor tragedia humanitaria de su historia y sigue sin ayuda. FOTO reuters
    Mientras un estancado sistema internacional falla y las ambiciones de algunas potencias se imponen, el pueblo sirio sufre la peor tragedia humanitaria de su historia y sigue sin ayuda. FOTO reuters
05 de marzo de 2018
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En Siria ningún remedio parece calmar los asesinatos de la población civil de ese país. Ha pasado una semana desde que el Consejo de Seguridad de la ONU y Rusia establecieron altos al fuego con fines humanitarios. Ninguno tuvo efecto.

Estas treguas se dieron en respuesta a la escalada de violencia que el régimen sirio ejerció sobre el enclave opositor en Guta Oriental desde el 18 de febrero, fecha a partir de la cual alrededor de 613 civiles, de los cuales 150 eran niños, perdieron la vida, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (Osdh). Todo esto ante la inacción de la comunidad internacional.

El balance de las treguas

Las confrontaciones nunca cesaron; el pasado viernes el régimen se tomó el control de varias zonas de Guta, y Osdh calculó que desde que se instauró la tregua han muerto 83 combatientes.

El 25 de febrero, un día después de que António Guterres instara a que se cumpliera la resolución 2401 que “exige que todas las partes pongan fin a las hostilidades (...) para facilitar la prestación de ayuda y servicios humanitarios, así como evacuaciones médicas de las personas gravemente enfermas”, los bombardeos del régimen sirio le costaron la vida a 17 personas, nueve de ellas pertenecientes a una misma familia, según el Osdh.

Y frente a la tregua instaurada por Rusia, aunque su aplicación se ha cumplido en el horario instaurado por el Kremlin –de nueve a dos de la tarde–, al final del primer día de la misma, Guta Oriental fue testigo de la muerte de un niño, y otros siete resultaron heridos.

A la fecha, la conclusión del Observatorio es que los enfrentamientos decrecieron en intensidad, más nunca dejaron de producirse.

Los ataques no cesan

Frente a esta ineficiente intervención internacional, hay tres explicaciones: por una parte está la forma misma en la que esta constituido el sistema internacional de Estados y el funcionamiento de entidades como la ONU al interior del mismo.

Por otro lado está el doble discurso de Rusia frente al conflicto de Siria, y en una tercera medida está el hecho de que ninguna de las treguas que se han establecido en el país realmente ha obedecido a una agenda humanitaria.

La guerra en Siria no es una guerra civil en el sentido tradicional de la palabra. Este territorio se ha convertido en un campo de batalla entre las fuerzas de Bashar al Asad, los grupos que se oponen al régimen, y los aliados de ambos bandos.

Es decir que la presencia y la intervención de actores de peso como Rusia, Estados Unidos e Irán, le ha dado connotaciones de carácter internacional a la guerra civil.

La ONU no tiene dientes

Aunque la limitada capacidad de acción de la Organización de Naciones Unidas está suscrita en los capítulos seis y siete de su carta fundacional, en donde queda establecido su rol de árbitro y de mediador en la resolución pacífica de controversias. La comunidad internacional siempre espera más de ella.

“En Siria lo que ha hecho el Consejo de Seguridad es una cosa muy diplomática. Seguimos con el horror de Guta y las Naciones Unidas frente a eso se han convertido en una cosa netamente nominal y simbólica. Ellas no pueden frenar las acciones beligerantes de los países, entonces lo que hacen es un saludo a la bandera”, le dijo a EL COLOMBIANO el antropólogo y profesor de la Universidad Nacional, Fabian Sanabria.

En esto coincidió el analista Diego Cediel, quien refirió que el papel de las organizaciones internacionales dentro de los conflictos se circunscriben eminentemente a una labor de socorro y de ayuda humanitaria, pero una tregua real y efectiva al interior se dará cuando sea un cese concertado entre los Estados parte, que cuentan con una verdadera capacidad de decisión.

“Los que tienen el poder de solucionar el conflicto en Siria son los Estados intervinientes. Todos los actores que concentran sus intereses y energías en el suroccidente asiático son los que están llamados a coordinar una salida del conflicto”, añadió Cediel.

El doble discurso ruso

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó una tregua humanitaria que se comenzó a aplicar el 27 de febrero. Frente a esta decisión por parte del Kremlin, Sanabria cree que es una jugada diplomática y nada más.

“Cuando el Consejo de Seguridad habló de la tregua, Rusia respondió que tocaba mirar cómo se implementaba la misma pero no hay que olvidar que Bashar al Asad es socio de Vladimir Putin. Y mientras el régimen haga componendas con el Kremlin, Asad seguirá poniendo como carne de cañón a sus ciudadanos”, señaló Sanabria.

Eso quiere decir que la asociación del presidente de Siria con Rusia, y la inhabilidad de las Naciones Unidas para obligar a un cese el fuego ponen al país, y en especial a Guta Oriental, en un callejón sin salida, y esto, de acuerdo con el director ejecutivo de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia, Markos Peckel, no traerá implicaciones al mandatario sirio.

“Rusia le va a dar el paraguas diplomático a Siria evitando que se le imponga cualquier sanción o condena por parte del Consejo de Seguridad, lo que va a prevenir cualquier resolución que pueda afectar al régimen de Asad, tal y como lo ha hecho en los últimos seis años”, dijo.

Agenda humanitaria

Por último, de acuerdo con Victor de Currea-Lugo, especialista en Medio Oriente, ninguna de las treguas que se han establecido desde el 2012 han funcionado porque ninguna de ellas ha obedecido a una agenda humanitaria, sino a una agenda político-militar.

“Todas las treguas han estado vinculadas a las agendas políticas y militares y no a las agendas de la gente”, añadió.

A pesar de la presencia de la ONU, mientras no haya voluntad política de parte de los Estados en conflicto, Siria no vivirá un solo día de paz.

1.000
niños aproximadamente han muerto en Siria en lo que va del año.
2,5
millones de menores de edad han tenido que huir del país a razón de la violencia.
70
mil niños podrían beneficiarse de la ayuda que está esperando entrar a la zona.
200
infantes residen en el enclave opositor de Guta. Todas las cifras son de Unicef.
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