Messi y Argentina, víctimas del conflicto árabe-israelí

La indignación de la sociedad palestina ante el ya cancelado partido en Jerusalén fue evidente en distintas pancartas en las calles de Hebrón. FOTO AFP

La selección nacional de fútbol de Argentina tenía previsto disputar este sábado 9 de junio un partido amistoso contra su similar de Israel. Hasta ahí todo iba bien. La polémica surgió cuando se conoció que el encuentro de preparación para el Mundial de Rusia se realizaría en la ciudad de Jerusalén, centro de la disputa territorial entre israelíes y palestinos. El partido fue cancelado este miércoles por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

En tiempos en los que se caldea la discusión sobre las decisiones unilaterales que tienen que ver con la milenaria urbe, por cuenta de la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de trasladar la embajada de su país a Jerusalén, el tema del partido generó el rechazo de la comunidad árabe al considerar que sentaba una posición política sobre la ciudad.

De hecho, en principio se tenía previsto que el partido se disputara en la ciudad de Haifa, ubicada al norte del país. No obstante, la polémica creció cuando la ministra de Deportes israelí, la ultraderechista Miri Regev, responsable de su organización, y aparentemente sin que hubiera participación de la federación de fútbol, lo desplazó de Haifa a Jerusalén, 150 kilómetros más al sur, en el corazón del conflicto.

De esta forma, si en principio era solo palestino el malestar, pronto las supuestas irregularidades en la organización del partido Israel - Argentina empezaron a molestar a determinados sectores de la sociedad judía. Máxime si también se supo que, de las 31.733 localidades con que cuenta el estadio Teddy de Jerusalén, sólo 20.000 se habían puesto a la venta y las restantes se repartieron arbitrariamente.

Shelly Yachimovich, diputada del opositor Partido Laborista, preguntó si Reguev había condicionado el apoyo financiero de su ministerio a aparecer dando la mano a Messi.

Argentinos cancelan el encuentro

Pero la gota de hizo derramar el vaso fueron las denuncias hechas desde el seno de la selección argentina apuntando a que el ‘crack’ mundial y referente del balompié de ese país, Lionel Messi, “recibió amenazas” por la prevista la realización del partido.

“Al final se pudo hacer lo correcto. Ya quedó atrás. Obviamente, primero la salud y el sentido común”, justificó el delantero Gonzalo Higuaín la suspensión del partido en declaraciones a la cadena Espn.

Por su parte, el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, se disculpó ante los aficionados de ambos países y justificó la organización de tal encuentro ante críticos en su propio país: “quienes nos tratan de ignorantes me parece que nos subestiman. Estamos ante una realidad que lleva 70 años, y lo vivido en las últimas 72 horas, las acciones y las amenazas que han ocurrido, nos han llevado a tomar la decisión de no viajar. No es nada contra la comunidad israelí”.

El conflicto árabe-israelí frena un partido de fútbol de Argentina

Agradecimiento palestino

Mientras en Israel había consternación ante la cancelación de un evento que parecía trascender más allá del fútbol, en Palestina hubo júbilo y palabras de agradecimiento hacia la AFA y hacia la estrella Messi.

“Lo que ha pasado es una tarjeta roja de todos a los israelíes”, afirmó el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rajoub (foto), en rueda de prensa.

¿Pero por qué era tan importante para los dos partes el asunto del partido en Jerusalén? Expertos coinciden en que la pugna se dio en medio de las crecientes tensiones por el reconocimiento internacional de la ciudad.

En opinión de Marcos Peckel, director ejecutivo de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia, “el tema de Jerusalén era secundario si se considera que aún si se hubiera realizado el partido en Haifa u otro lugar de Israel, se hubiera intentado impedir por parte de la Autoridad Nacional Palestina y por grupos de fanáticos que hubieran recurrido a una campaña de amenazas y odio como esta”.

Víctor de Currea-Lugo, docente de la Universidad Nacional y columnista de El Espectador difirió: “estas estrategias ya se han dado en la Historia. Una de las vías mediante las que se luchó desde la comunidad internacional contra el régimen de Apartheid en Sudáfrica fue el boicot extendido a los ámbitos culturales y deportivos como el rugby. El deporte, la ciencia y la cultura no están aislados de temas políticos. La petición de los palestinos para que Argentina se sumara al boicot, no es otra cosa que hacer que Israel asuma el costo político de la ocupación y la violencia”.