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Hace mucho la expectativa por una Asamblea General de la ONU no era tan alta. Este año el cambio climático mostró como nunca su impacto en desastres naturales, el número de desplazados por la violencia llegó a 65.6 millones de personas (la cifra más alta en siete décadas), la amenaza de una guerra nuclear nunca fue tan clara desde Hiroshima y Nagasaki y un presidente antiestablecimiento tomó las riendas de la Casa Blanca.
Ayer, en efecto, Donald Trump usó los micrófonos de su primera intervención en el legendario edificio de la ONU, en Nueva York, para lanzar la más grave amenaza a Corea del Norte en su historial de diatribas. Con el tono que no ha bajado desde enero, cuando se posesionó, el líder advirtió a Kim Jong-un que se verá obligado a “destruir totalmente” su país, a menos de que detenga el programa de armas nucleares. Luego, se burló de él diciendo que es un hombre en “misión suicida”.
Según el reporte de las agencias internacionales presentes en el momento, el comentario generó fuertes murmullos en la sala de la Asamblea General y dejó angustiados a quienes trabajan por evitar un enfrentamiento con armas nucleares.
Según Beatrice Fihn, directora de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés), lo dicho por Trump solo agrava las crecientes tensiones entre Estados Unidos y Corea del Norte, y el riesgo del uso de armas nucleares, “con todas las devastadoras consecuencias humanitarias que conllevaría”, se puso más alto que nunca.
Para John Loretz, director de Programa de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW), no existe una solución militar a la confrontación nuclear entre los Estados Unidos y Norcorea. “Cualquier acción militar dará lugar a masivas víctimas civiles. Si se utilizan armas nucleares, las víctimas podrían ser decenas de millones con contaminación radiactiva generalizada y una interrupción del clima mundial”, advierte.
Por eso, no solo recomienda que esos países entablen negociaciones directas sin condiciones previas para resolver esta “peligrosa crisis”, sino que se acojan al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que fue aprobado en las Naciones Unidas el pasado 7 de julio y que estará abierto a la firma justo hoy en la Asamblea General.
“Los estados con armas nucleares ya no pueden mantener a los pueblos del mundo rehenes del terrible poder destructivo de sus arsenales nucleares. La seguridad nacional de todas las naciones exige que acepten la prohibición de las armas nucleares consagrada en este tratado”, concluye Loretz.