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Daniel Ortega retoma la ruta dictatorial en Nicaragua

Utilizando métodos ya vistos en el pequeño país centroamericano, que remontan a la tiranía de los Somoza, Ortega pretende perpetuarse en el poder.

  • Ya prohibió a los principales partidos de oposición y le dio poder a su familia. FOTOs afp, ap y reuters
    Ya prohibió a los principales partidos de oposición y le dio poder a su familia. FOTOs afp, ap y reuters
  • En enero de 1985, Ortega hizo juramento para su primer gobierno, que tuvo varios escándalos.
    En enero de 1985, Ortega hizo juramento para su primer gobierno, que tuvo varios escándalos.
  • Fidel Castro fue uno de los principales apoyos internacionales que tuvo su primer gobierno.
    Fidel Castro fue uno de los principales apoyos internacionales que tuvo su primer gobierno.
  • En 1990, ante la mala gestión, asume nuevamente la derecha con Violeta Chamorro.
    En 1990, ante la mala gestión, asume nuevamente la derecha con Violeta Chamorro.
  • En 1998, Zoilamérica Narváez, hijastra de Ortega, entonces diputado, lo denunció por abuso sexual.
    En 1998, Zoilamérica Narváez, hijastra de Ortega, entonces diputado, lo denunció por abuso sexual.
  • Durante su segundo mandato, iniciado en 2007, Ortega se acercó a gobernantes como Chávez.
    Durante su segundo mandato, iniciado en 2007, Ortega se acercó a gobernantes como Chávez.
Daniel Ortega retoma la ruta dictatorial en Nicaragua
08 de agosto de 2016
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Solo dos opositores quedan en un Legislativo (Asamblea Nacional) de 92 diputados en Nicaragua. La cifra, que parece sacada de la novela “El otoño del patriarca”, en la que Gabriel García Márquez aborda la soledad del poder encarnada en un dictador, da muestras de lo que ocurre actualmente en dicho país.

Daniel Ortega no se cansa de acumular control sobre unas instituciones que, un pueblo tan golpeado históricamente como el nicaragüense, había tenido tanto trabajo en construir. El pasado 30 de julio, fue el turno de lo poco que quedaba de democrático en el Legislativo.

Ese día, el Tribunal Electoral de Nicaragua despojó de sus escaños a los 27 diputados del Partido Liberal Independiente (PLI), la principal fuerza de oposición al mandatario, y que estaba en control del líder más reconocido de la disidencia, Eduardo Montealegre.

Precisamente, ante las próximas elecciones presidenciales de noviembre, una Corte Suprema ya señalada de estar controlada por Ortega —hecho evidente en fallos como el del 21 de octubre de 2009, que le permitió reelegirse al declarar inaplicable el artículo 147 de la Constitución nicaragüense, que prohibe la reelección continua—, ya había despojado a Montealegre de la representación legal del partido, el pasado 8 de junio.

Con aquella decisión, la justicia nicaragüense dejaba a la oposición sin una casilla electoral para participar en las presidenciales. Pero eso no fue todo. El 15 de junio la misma corte le impidió al otro líder opositor, Luis Callejas, presentarse a las elecciones.

“Hoy Daniel Ortega está cerrando las puertas de la vía electoral en Nicaragua. Hoy le ha robado al pueblo su derecho a votar libremente, así como antes le robó su voto mediante fraudes electorales”, expresó ese día Montealegre ante la reiterada persecución.

¿Un salto al pasado?

Ahora, con la decisión del Tribunal Electoral del 30 de julio, solo dos diputados opositores, del Partido Liberal Constitucionalista, permanecen en el ente, aunque por supuesto su influencia es mínima.

Ortega, mientras tanto, les empieza a recordar a los nicaragüenses el accionar de una dictadura dinástica de derechas, la de la familia Somoza. Nombró a su esposa Rosario Murillo como su fórmula vicepresidencial en campaña por la reelección.

Desde los años 30 y hasta finales de los 70, cuando triunfó la “revolución sandinista”, los dictadores del clan Somoza repartían el poder entre sus familiares como si se tratara de un regalo. Por ironías de la historia, un personaje de izquierda, hijo de la “revolución”, ahora se comporta como aquella tiranía familiar.

“Para los nicaragüenses que crecimos bajo la sombra de una dictadura dinástica, bautizada por mi padre como ‘la estirpe sangrienta de los Somoza’, el nombramiento de la esposa de un gobernante autoritario como candidata a vicepresidente tiene la resonancia inevitable de un pasado funesto. Con Daniel Ortega y Rosario Murillo, la rueda de la historia está volviendo a un punto de partida que creíamos enterrado”, escribe el periodista Carlos Chamorro al iniciar un artículo sobre la situación actual de su nación, publicado en El País (España).

En diálogo con EL COLOMBIANO, Cairo Manuel López, expresidente de la Asamblea Nacional (1990-1997) y docente de la Universidad Centroamericana, consideró que otra similitud con el pasado nefasto del país podría empezar a darse si continúa por este camino: el enfrentamiento.

“Si no se da un proceso democrático transparente en las próximas elecciones, el ambiente seguirá tensándose más en Nicaragua. Más si, dadas las previsiones, la nación entraría en una crisis económica en 2017. Algo que podría afianzar la crisis social que se está comenzando a dar actualmente”, advirtió.

Desde hace más de diez años, el propio sandinismo ya empezaba a mostrar sus reservas frente a un Ortega que elimina todo atisbo de oposición. A pesar de ser ilegalizados, esos sectores dentro de la izquierda mantienen su movilización en calles y su lucha porque Ortega no degenere al país hacia un escenario igual al que se vio con los Somoza.

“No hay por quién votar, ni por qué votar”, dijo el jueves durante una marcha en Managua la exguerrillera Dora María Téllez, fundadora del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), al que el poder electoral le canceló su personalidad jurídica en 2008, previo a unas elecciones municipales.

“Ya no hay un proceso electoral, lo que hay es un fraude que Daniel Ortega cometió. Él ya se robó las elecciones”, agregó a EFE.

Signo ya visto en A.L.

El autoritarismo, la obsesión por el poder, la acumulación de todas las prerrogativas en una sola persona, la persecución a los opositores, entre otros comportamientos, son signos que para Juan David Escobar, director del Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad Eafit, se están reiterando en los últimos años en América Latina, en especial con gobiernos del denominado “Socialismo del Siglo XXI”.

“Lo que está haciendo Ortega con Nicaragua era previsible por dos cosas: su formación ideológica, en primer lugar. Sus ideas sobre el manejo de lo público, obviamente vienen de una corriente comunista, que ve a la democracia como un adjetivo, más que algo real. Por último, no sorprende eso de que quiera perpetuarse en el poder. Es parte del libreto ya visto en Hugo Chávez, en Nicolás Maduro, en Evo Morales y Rafael Correa”, argumentó.

“Creo que hay además un elemento personal en este autoritarismo que se ve en Nicaragua. Ortega debe tener una concepción sobre sí mismo como el salvador de la nación. Si fuese solamente una persona que piensa en hacer una buena gestión pública, después del fracaso de su primer gobierno (1985-1990), no solo con el país destrozado por sus políticas, sino con él acusado de corrupción y luego de abuso sexual a su hijastra, hubiera desistido del poder”, agregó.

“Pero su ego es tan grande que dijo, después de todo esto, ‘el problema no soy yo, e incluso yo soy la solución’”, afirmó Escobar.

La estrategia

¿Cómo doblegó Ortega a los sectores para, gradualmente, acumular el poder que hoy detenta en exceso y que ya tiene visos dictatoriales? Desde Managua, López dio respuesta:

“Por un lado ha sido la falta de transparencia del Consejo Supremo Electoral en las elecciones anteriores (2012). Ya el Frente Sandinista había cooptado al poder judicial en un arreglo con el Partido Liberal Constitucionalista. De tal manera que poco a poco Ortega fue restringiendo el marco democrático en Nicaragua controlando a los otros poderes del Estado”.

“Pero se debe añadir que ha sido clave la sujeción de la Policía Nacional, la negociación con actores de mucha relevancia en el país como la Iglesia católica —el cardenal Miguel Obando aparece en todos los actos políticos importantes de Ortega—, y sectores como la empresa privada. Esta última ha obtenido altas posiciones en entes del Estado y está sustituyendo el rol tradicional de los partidos”.

Repuesta internacional

¿Frente a este comportamiento dictatorial que muestra Ortega, puede América Latina responder en defensa de valores democráticos? Expertos no se ponen de acuerdo.

Para Escobar, “una reacción internacional se vuelve muy difícil porque Nicaragua responderá que el pueblo puede votar y hay instituciones. Son temas sensibles que nadie quiere abordar en la región, por lo que habrá críticas pero no mucho espacio para hacer presión. La única opción es que, como en Guatemala, se forme un movimiento ciudadano que busque cambios”.

Para López, por su parte “el solo hecho de que medios del mundo informen de esta situación, significa que se podrá hacer mayor presión externa para que Nicaragua retome el camino democrático que había adoptado en 1990”.

62,4%
de la votación obtuvo el Frente Sandinista de Ortega en las elecciones de 2012.
425
millones de dólares le facturó Nicaragua a Venezuela en 2015 por importar petróleo.
16
años en el poder estuvo Anastasio Somoza G., cifra que podría superar Ortega
Infográfico
25%
se redujo el año pasado la exportación de alimentos de Nicaragua a Venezuela.
7
veces se ha postulado Ortega a la Presidencia: 84, 90, 96, 2001, 2006, 2011 y 2016.
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