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El conservador Sebastián Piñera asumió este domingo su segundo mandato en Chile con la promesa de acelerar la economía y el reto de administrar el legado de reformas de la socialista Michelle Bachelet.
Tal y como hace ocho años, cuando puso fin a varias décadas de hegemonía de gobiernos de izquierda, Piñera recibió la banda presidencial que durante los últimos cuatro años ostentó Bachelet, quien le lega un paquete de reformas sociales, algunas aprobadas y otras aún en trámite, con las que intentó borrar los cimientos instalados por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La socialista se despidió de los chilenos con un mensaje en Facebook en el que asegura que está “profundamente orgullosa de las transformaciones que impulsamos estos años” y está convencida de que Chile es hoy un país más “justo, equitativo y libre”.
La despedida de Bachelet, la última jefa de Estado en ejercicio de América Latina, pone fin a una época dorada para las mujeres en la región y sella el regreso de la derecha al poder en la mayoría de los países vecinos.
Piñera, multimillonario conservador, fue el vencedor de la segunda vuelta en diciembre ante el oficialista Alejandro Guillier con la promesa de gobernar para las clases medias.
Esta es la cuarta vez que un traspaso de mando tiene a los mismos protagonistas, una alternancia que se instauró en 2010 tras 20 años de gobiernos de centro-izquierda de la Concertación que tomó las riendas democráticas al fin de la dictadura.
Aprendizaje
“Siento que ahora tengo más experiencia, madurez, más sentido de la importancia de unir a los chilenos. Más humildad para escuchar, con los ojos y los oídos más atentos”, reconoció esta semana el mandatario electo, de 68 años.
Con un crecimiento promedio de casi 2 % en los anteriores cuatro años, arrastrado por la caída del precio del cobre -del que Chile es el principal productor mundial-, Piñera prometió acelerar el tranco de la economía, en neta recuperación. En enero, el Índice Mensual de Actividad Económica creció 3,9%, su mejor registro para ese mes en cinco años.
El magnate -con una fortuna valorada en 2.700 millones de dólares por la revista Forbes- ha prometido convertir al país en una nación desarrollada en ocho años.
El legado de Bachelet
Piñera también ha prometido que mantendrá básicamente el profundo programa de reformas sociales que impulsó Bachelet, en particular la educación gratuita y el aborto, y ha prometido proseguir el trámite del proyecto de ley de identidad de género, que ha recibido un fuerte revulsivo social con el Oscar que ganó la película chilena “Una mujer fantástica”, protagonizada por la actriz transgénero Daniela Vega.
“El presidente ha mostrado más moderación en sus declaraciones, lo que hace pensar que el suyo no será un gobierno de gran ruptura sino que de matices”, dice el politólogo Marcelo Mella.
En un Congreso en el que ni su gobierno ni la oposición tienen mayoría -tras la irrupción de la izquierda radical como tercera fuerza- Piñera tendrá que tejer alianzas para poder gobernar.