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365 días de la sorpresa: Trump presidente

Mientras expertos aún indagan las causas de la llegada al poder de un personaje tan polémico, su mandato deja más sombras que luces.

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365 días de la sorpresa: Trump presidente
08 de noviembre de 2017
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Completamente ajeno a la política, Donald Trump, millonario y exestrella de televisión, superó de forma inesperada los 270 votos electorales necesarios para llegar a la Casa Blanca, y así terminó con el sueño de su rival demócrata, Hillary Clinton, de convertirse en la primera mujer presidenta de esa nación.

Ese martes 8 de noviembre de hace un año, guiándose por las tendencias de las encuestas, las salas de redacción preparaban el perfil, los antecedentes y las proyecciones de Clinton como mandataria. Todo indicaba que Barack Obama tendría heredera para sus políticas más aplaudidas: acuerdo nuclear con Irán, reforma a la salud, restablecimiento de relaciones con Cuba y condena ejemplar a la discriminación racial.

No obstante, los 279 votos electorales que se llevó Trump, frente a 228 de la demócrata, dejaron sorpresas y desencantos. Trump no solo salió victorioso en los bastiones republicanos, como era de esperarse, sino que arrasó en los llamados estados bisagra (aquellos que no tienen una identificación política clara, como Florida, Carolina del Norte y Ohio) e incluso en feudos demócratas, como Michigan y Wisconsin.

Las hipótesis sobre por qué un personaje apolítico y excesivamente polémico se convirtió en el hombre más poderoso de la política mundial son múltiples. Juan Hernández, estratega republicano, dijo que los demócratas se confiaron, no salieron a votar por Clinton con la intensidad con la que lo hicieron por Obama, y no lograron “salvar la nación”, como pretendían.

También ocurrió que, en tiempo de campaña, Trump le respondió a un sector del electorado que había estado abandonado por años: hombres (53 %, según resultados de las elecciones), blancos (58 %) y sin estudios universitarios (75 % de sus votantes).

Pero más allá de ser un tema racial o de clase, Christopher Sabatini, internacionalista de la Universidad de Columbia, explica que una área muy angustiada sobre la situación económica y sobre el mundo de afuera fueron capturados por Trump con su discurso antiglobalización.

Aunque su victoria y políticas como la construcción del muro fronterizo con México o el veto migratorio a seis países de mayoría musulmana generaron una fuerte afiliación con los votantes que lo llevaron a la cima, en su primer año como presidente electo, Trump también generó un efecto contrario.

De acuerdo con David Castrillón, experto en asuntos de Estados Unidos de la Universidad Externado, desde aquel 8 de noviembre los americanos parecen haberse reenergizado en cuanto a su participación democrática.

“Con manifestaciones y expresiones públicas y mediáticas de descontento, las bases jóvenes del electorado se han convertido en vocales de posiciones más moderadas, aun cuando los demócratas parecen haber perdido su liderazgo”, detalla el experto.

Aunque los medios más liberales de Nueva York y Washington ponen en tela de juicio la capacidad del magnate de terminar su periodo presidencial, todo parece depender del apoyo que le dé su partido, el Republicano, y de que tenga argumentos para confrontar escándalos como su presunto vínculo con Rusia para ganar las elecciones de hace un año.

Aquí presentamos sus políticas más cuestionadas, aquellas en las que ha dado en el blanco y las polémicas que en 365 días lo han tenido contra las cuerdas.

Un micrófono de doble filo en ee. uu.

Twitter, arma y altavoz de Donald Trump durante su campaña por la Casa Blanca, se convirtió en su replicador de anuncios, críticas, condolencias y amenazas (ver infografía).

Con 36,3 millones de seguidores, el contenido de esa cuenta determinó, en buena parte, la agenda mediática alrededor de la figura presidencial y sus decisiones.

Sin embargo, un análisis de octubre del Centro de Investigación Pew Research mostró que las historias periodísticas que incluían un tuit directo de Trump tenían 54 % más probabilidades que otras de tener una evaluación general negativa de él o de su administración.

Y es que, en general, el 44% de todas las historias publicadas sobre él en 2017 tienen connotaciones negativas a su figura.

Germán Ortiz, director del Observatorio para la Libertad de Expresión de la Universidad del Rosario, analizó que en momento de campaña los medios vieron a Trump como un acaparador de espectadores por cuenta de sus polémicas.

“Todo lo que él decía era motivo de cubrimiento periodístico, pero luego él los uso para llamar la atención de sus electores y ganar la presidencia”, explica, y añade que lo que vino después fue una abierta confrontación de periódicos y cadenas al mandatario, que no han cesado en denunciar su falta de legitimidad y capacidad.

La respuesta de Trump ha sido de hostilidades hacia la prensa, que lindan con ataques a la libre expresión.

un Acierto político contra el terrorismo

Trump decidió identificar al fundamentalismo islámico como la principal amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. De hecho, de acuerdo con David Castrillón, de la Universidad Externado, ese ha sido el asunto en el que el presidente ha estado mejor alineado, aunque algunas de sus políticas sean calificadas de extremas.

“Él ha tomado acción. Intentó cambiar las reglas de migración para países de mayoría musulmana, asumió una nueva posición frente a Irán, volvió a acercar a Estados Unidos con Israel y flexibilizó la estrategia de sus tropas en guerra de Siria, una flexibilidad que lo ha llevado más del lado de combate contra Estado Islámico que del apoyo al presidente Bashar al Asad”, infiere el internacionalista.

Su falla, no obstante, es que su desconocimiento de cómo funciona la política lo ha llevado a tomar acciones de forma desarticulada entre las estructuras del Gobierno, sobre todo en las áreas de seguridad nacional. Ejemplo de ello fue el veto migratorio a personas originarias de Irak, aun cuando el país es un aliado estratégico de EE. UU. en la lucha contra Estado Islámico.

De hecho, Trump tuvo que retractarse después y sacar a este país de la lista.

Viraje con Colombia eleva la tensión

Por otra parte, frente al apoyo incondicional que supuso para Colombia la era Obama, la llegada de Trump empieza a dificultar muchos de los asuntos fundamentales para la actualidad y futuro del país.

Para Diego Cediel, politólogo y docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Sabana, los temas que se han puesto críticos en la relación bilateral son esencialmente el de cultivos ilícitos y, por ende, el de la continuidad del apoyo estadounidense al proceso de paz.

“No solo hubo un viraje de forma diplomática y retórica frente al proceso, sino también con algunas variaciones en cuanto al plan Paz Colombia. La administración Trump ha mantenido y mantendrá cierta reserva frente a lo que adelanta Colombia, concretamente respecto al aumento de cultivos ilícitos, y cierta prevención frente a la participación política de las Farc, que hay en un sector del Partido Republicano”, explicó.

De esta forma Cediel consideró que el Gobierno de Juan Manuel Santos se está planteando un cambio de estrategia que dé para demostrar otro tipo de resultados, para conveniencia de la relación con la potencia.

Enfoque “de negociante” para el globo

En materia de política exterior, el magnate demostró que, para bien o para mal, intenta llevar los asuntos internacionales de la misma forma en que se comportaba con sus negocios.

De este modo, le interesa más que sus bases de apoyo en los distintos estados del país se sientan identificados con lo que hace, antes que ponerse a pensar en la aprobación —o desaprobación en este caso— internacional suscitada por sus políticas.

En opinión de Juan David Escobar, director del Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad Eafit, Trump es consciente de que tratándose de Estados Unidos, el malestar de otras naciones no basta.

“En general se planta en posturas consideradas exageradas, pero en realidad lo que espera es que una negociación termine con acuerdos beneficiosos para su nación. Esto ha sido bien recibido por Israel, Arabia Saudita y Rusia, pero no por otros como las potencias europeas. No obstante, ningún Estado puede darse el lujo de desestimar las relaciones con EE. UU., por lo que se tienen que aguantar esta situación”, dijo.

Así, ha tensado la cuerda al abordar el déficit comercial estadounidense con naciones de primer nivel como Alemania y China. Por otra parte, frente a enemigos como Corea del Norte e Irán, aún espera que un enfoque duro ayude a estabilizar el noreste Asiático y Medio Oriente, pero no es claro que vaya a ser exitoso con esa estrategia.

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