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Perdida durante muchos años para los arqueólogos, la colina de Dra Abu el-Naga vuelve a mostrar los tesoros del Antiguo Egipto.
El Ministerio de Antigüedades reportó el hallazgo de una tumba casi intacta de un alcalde de Luxor, correspondiente a la dinastía faraónica 18 (1550 a 1295 antes de nuestra era).
El mausoleo contiene ocho momias, diez sarcófagos y centenares de estatuillas funerarias, según un reporte de la agencia Efe.
Esa localidad egipcia se encuentra cerca de la necrópolis de la antigua Tebas, en las orillas del Nilo, hacia el norte de esa ciudad.
En 2001 se había hecho el descubrimiento una necrópolis en este sitio.
Al parecer la tumba hallada pertenecía al magistrado Userhat, juez de la ciudad, una persona noble por la forma en T, la cámara, la sala y un patio interno.
La agencia AFP informó que en una visita guiada para la prensa, Jaled Al Anani, ministro de Antigüedades comentó que “fue una sorpresa descubrir tantos elementos dentro: utensilios de arcilla con el nombre del propietario de la tumba, varios sarcófagos y momias, así como más de un millar de ‘ushebti’, pequeñas estatuillas funerarias que eran colocadas en las tumbas para sustituir al muerto en los quehaceres del más allá”.
La dinastía 18 gobernó durante el que se ha considerado el periodo de mayor brillo de la civilización faraónica. Aunque la tumba data de esa dinastía, al parecer fue usada también durante la dinastía 21 (1070 a 945 antes de nuestra era), época conocida como la de los saqueadores de tumbas, de acuerdo con Mustafa Waziri, jefe de la misión.
De esas fechas son varias momias halladas en esa cámara interna. Estaban en sarcófagos con ornamentos.
Para los científicos fue una sorpresa encontrar tan intacta la tumba, tal vez porque se encuentra situada debajo de una gran cantidad de piedras y tierra, por lo que se cree que podría haber más.
Allí en ese lugar se desarrolla desde 2001 el proyecto Djehuty, que busca excavar, restaurar y publicar los monumentos funerarios y enterramientos de personas de clase media y alta en la colina.
Debe su nombre a las capillas tumba de Djehuty y Hery, dos altos funcionarios de la administración real hacia el 1500 antes de nuestra era.
El siglo XV, comienzos de la dinastía XVIII, “fue una época especialmente importante dentro de la dilatada historia del antiguo Egipto, pues es cuando Egipto comienza a conformar su imperio, es decir, a expandir fuera de sus fronteras naturales el área de influencia de su monarca y su administración, intensificando los intercambios comerciales y culturales con los territorios vecinos”
Entonces, dice el proyecto, “la ciudad de Tebas pasa de ser una capital de provincia a convertirse en capital del reino y del imperio”.
Por eso se percibe una afluencia de riqueza y materias primas sin precedentes, que deriva en “la sofisticación de las clases altas de la sociedad, el refinamiento de sus costumbres y gustos, y el florecimiento de las artes en todas sus expresiones: arquitectura, escultura, pintura, además de un notable desarrollo de las letras en sus distintos géneros”.
De esa dinastía son faraones conocidos como Amosis, Amenofis, Akenatón, Ramsés II y el rey niño Tutankamón.
La colina de Dra Abu al Naga se eleva frente del templo de Amón-Ra en Karnak, el santuario más importante en Tebas.
Su ubicación, según el proyecto, debió dotar la colina de un marcado simbolismo funerario, “al percibir cómo el Sol que se elevaba por la mañana entre los obeliscos y pilonos de Karnak, se ocultaba al atardecer tras la colina de Dra Abu al-Naga”.
Fue esta una de las razones por la cual se convirtió en un lugar idóneo para que los altos dignatarios con recursos construyeran sus moradas para la eternidad.
El hallazgo de la tumba del juez Userhat no está relacionado con el proyecto Djehuty.
En la zona trabajan diferentes equipos dada la riqueza arqueológica y el interés del gobierno egipcio de mostrar los nuevos hallazgos como forma de incrementar el turismo.
Una civilización que terminada hace unos de 2045 años aún muestra lo que fue.