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El pasado 19 de noviembre el artista holandés Constant Dullaart fue el ganador del Prix Net Art 2015, premio que reconoce el trabajo de los artistas que hacen netart o arte de internet que, según las definiciones de los artistas Mark Tribe y de Joachim Blank, es arte contemporáneo que utiliza las nuevas tecnologías de la información, solo funciona en la red y tiene la red como tema.
Un “ejército de seguidores” comprados y distribuídos para construir un selecto grupo de cuentas en Instagram y Facebook de personajes del mundo del arte fue lo que los jurados encontraron como “el acercamiento honesto y respetuoso, pero también crudo, a los materiales y las condiciones que establecen las redes. Al mismo tiempo, su trabajo derrocha humor, lucidez y crítica”.
En palabras del artista: “ Fue un performance con miles de perfiles de Facebook e Instagram en lugar de seres humanos reales. Y en una gran cantidad de computadores y dispositivos móviles de la gente en lugar de hacerlo en un museo”. Su crítica es directa: “Las audiencias son mercancía” y estas son un método de validación falso al que, sin embargo, nos hemos vuelto adictos.
Dullaart le contó a EL COLOMBIANO que desde hace mucho tiempo se empezó a interesar en esta “audiencia artificial”: perfiles e identidades construidas y presentadas como si fueran reales, conocidos como “bots” y que no son más que robots programados para seguir, ‘likear’ y retuitear. Su conclusión fue que hoy en día se necesita tener una audiencia para ser considerado artista, antes era más importante e indispensable hacer arte para tener una audiencia.
“Sabiendo que los seguidores falsos se utilizan a menudo para favorecer las imágenes de las marcas, los partidos políticos, artistas y celebridades, ¿qué pasaría si yo utilizara este público artificial como material para una muestra artística?”, así fue como surgió la idea para esta creación.
Lo que espera Dullaart con esto es que la gente, en especial la industria de la creación, se cuestione. “Que brille una luz sobre el funcionamiento de las redes sociales y que se devele este tipo de corrupción, y, claro, llevar una sonrisa a las caras de la gente : )” respondió.
¿Esto es arte?
Óscar Roldán Alzate, curador de arte, que integró recientemente el 43 Salón (Inter) Nacional de Artistas en Antioquia, asegura que no hay duda de que es una manifestación totalmente válida. El hecho de que haya recibido este premio indica que ya el sistema del arte lo reconoce.
Para entender mejor por qué, explica que “su gran acierto es poner en perspectiva y cuestionar la forma como nos estamos relacionando, y los artistas, independientemente del tiempo que los acoja, siempre están llamados a presentar maneras retadoras de entender el momento histórico que se vive, a servir como catalizadores de pensamientos, a cambiar paradigmas”.
Agrega Roldán que esta es una manifestación artística muy valiosa en cuanto a que reta y ayuda a redefinir los límites de los medios tecnológicos de hoy. En este caso, la obra de Dullaart evade el enunciado principal del arte o las formas más convencionales, como la pintura o la escultura, y así logró no pasar desapercibida, cuestionar y actuar como arte.
El mercado negro
Lo que Dullaart califica como “audiencia artificial” es un lucrativo negocio en el mercado en línea. La compañía BarracudaLabs, que investiga y analiza posibles amenazas para reducir la delincuencia cibernética, realizó un estudio en 2012 sobre el mercado de seguidores y encontró que un vendedor de falsos perfiles podía recolectar 800 dólares a la semana.
Y aunque las redes sociales tienen prohibida la creación de perfiles falsos por política y condiciones de uso, “el mercado es muy accesible, está a la intemperie, no hay nada secreto sobre él. Usted solo tiene que buscar en internet algo como ´comprar seguidores en...(Twitter, Facebook, Instagram)´ y lo encontrará”, como testifica este artista.
El holandés revela que compró los seguidores falsos a una persona en Lituania, que contactó a través de eBay. Con 5 mil dólares compró 2,5 millones de seguidores.
Aunque también reconoce en el caso de Facebook que la compañía “es muy activa en la eliminación de perfiles ficticios, los creadores suelen burlar las formas en las que las redes sociales son capaces de diferenciar entre un perfil real y uno de falso”, como usar fotos de personas llevando una vida muy normal, replicar un contenido o generar una interacción de vez en cuando para despistar. (También hay un mercado de fotos, galerías y retuits para perfiles falsos).
Para combatir estas cuentas que no son reales, Facebook afirma en sus políticas que usa “reglas y sistemas de aprendizaje automático para detectar comportamientos sospechosos. Cuando reconocemos actividad fraudulenta, tomamos medidas para combatilra y prevenirla, lo cual incluye el bloqueo de cuentas y la eliminación de falsos ‘me gusta’”. Los combate porque si los usuarios (entre ellos las empresas) no se conectan con personas reales no obtendrán los resultados (comerciales) que esperan.
Instagram, por su parte, también ha emprendido una cacería de falsos perfiles. Hace menos de un año eliminó de una sola vez 19 millones de cuentas inactivas, falsas o generadas para propagar spam. En esta redada, cuentas como la de Justin Bieber y kim Kardashian salieron perjudicadas perdiendo 3,5 y 1,3 millones de seguidores, respectivamente, según lo publicó el portal de tecnología Engadget.