La determinación del gobierno finlandés de suprimir las asignaturas tradicionales del currículo escolar no es una novedad. Desde tres décadas atrás, he conocido varios movimientos, incluso en nuestro medio, que han pretendido abrir camino para este reto. Muchas escuelas, sobre todo del sector privado, han marcado un meritorio historial en este sentido. El mismo país nórdico tardó muchos años en hacer realidad esta alternativa que, iniciada en el 2016 con los dos últimos grados del bachillerato, después de evaluar resultados, se extendería a los demás grados de la educación básica en el 2020. La lentitud para esta implementación se explica por la complejidad del esquema educativo propuesto, porque rompe arraigados paradigmas de la enseñanza....