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¿De colores o a blanco y negro? El futuro de la TV

Los canales privados en Colombia, RCN y Caracol, tienen varios retos frente a las plataformas como Netflix.

  • ilustración Morphart
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¿De colores o a blanco y negro? El futuro de la TV
20 de octubre de 2018
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La televisión privada en Colombia es una joven que acaba de salir de la adolescencia: cumplió apenas 20 años (el 10 de julio) y está definiendo, como cualquiera a esa edad, qué hacer con su futuro.

De reojo, mira a sus rivales, uno vino del extranjero, tiene 21 años, se llama Netflix y hace parte de un grupo denominado OTT –las plataformas que transmiten video por internet–. Eso no lo hicieron hasta 2007 porque cuando comenzaron eran un servicio de alquiler, así como Blockbuster. Este llegó a este país hace siete años y conquistó una considerable audiencia, lo que retó a la local a demostrar por qué ha sido la reina de la pantalla de los hogares colombianos desde que nació.

¿Le suena La rueda de la suerte? Fue uno de los programas con los que Caracol se estrenó como canal privado en 1998. Ese fue el año en el que salió al aire, así como también lo hizo RCN. La competencia entre ambos era para alquilar balcón, cada frecuencia prometía lo mejor en informativos, concursos y dramatizados.

Así, a grandes rasgos, fue su nacimiento. Trece años después llegó una nueva forma de ver cientos de contenidos en video, que además prometía al usuario que se iba a hacer a su manera: a la hora y día en que lo prefiriera y que iba a poder consumir el contenido completo o solo una parte para terminarlo luego, si así lo decidía.

Posterior a la llegada de Netflix en 2011, arribaron otros que funcionan bajo ese mismo formato, como Caracol Play (2013), Claro Video (2014), MovieCity Play (2011), Fox Play y ESPN Play (2015) y HBO Go (2015), Movistar Play (2015), señala la enciclopedia del Banco de la República.

Así estaba el panorama en 2014 y, según la Enciclopedia, los canales RCN y Caracol tenían el 44.58 % de la cuota de audiencia. El resto, que eran unos 89 e incluían los de la pública, se repartían el 55.42 % restante.

Netflix no revela la cifra de cuántos suscriptores tiene en Colombia (en el mundo son cerca de 130 millones), otras plataformas OTT como Claro Video tampoco lo hacen. Lo que sí es seguro, según expertos en el tema como el asesor e investigador Gabriel Levy, y Jerónimo León, profesor de la Universidad de la Sabana, es que estos servicios no solo cambiaron las formas de ver televisión, en general transformaron el panorama poniéndole retos a la tradicional como empezar a ofrecer contenidos en línea.

No, pero sí

Sobre ese asunto, el docente de la Sabana opina que la TV privada debió empezarse a reinventar hace tiempo, y ahora es tarde. Sin embargo, cree que si logran cambiar su modelo de negocio y fortalecer su apuesta digital podrán sobrellevar este nuevo entorno.

“Caracol y RCN, como canales que han tenido la supremacía durante tantos años en el país, están a punto de ser una alternativa más de las muchas, porque los internacionales y las grandes plataformas van a apostarle a los contenidos nacionales, y en ese sentido estas cadenas van a tener muchos problemas para competir”, cuenta León.

El otro daño que las plataformas OTT le hacen a la TV tradicional involucra la pauta publicitaria, ya que al existir más pantallas esta se divide para todas y no se concentra en un par como sucedía hasta hace siete años.

Pero ese no ha sido un impedimento para que RCN y Caracol reciban miles de millones por ese concepto hasta ahora. Según cifras de la Autoridad Nacional de Televisión, “los ingresos por pauta para la vigencia 2017 de los dos canales ascendieron a 917.000 millones de pesos”. Veinte años antes, en 1998, la “tajada” por pauta para la televisión en Colombia fue de 302.000 millones, según reveló el Instituto Ser de Investigación en 1999. Es decir, en dos decenios se ha triplicado, aunque los tiempos son diferentes.

Otra forma de revisar cómo está la televisión privada es a través del rating (un punto equivale a entre 450.000 y 500.000 televidentes), que justo cambió su medición en 1998. De acuerdo con datos de la página Rating Colombia, en estos diez años, el programa más visto en la historia de este sector a es A corazón abierto, con un rating promedio de 18.9. Eso fue en 2010. Le sigue en el podium Pasión de Gavilanes (2003), con 17.8, y Protagonistas de Nuestra Tele (2010), con 17.6.

La producción más reciente entre los diez primeros es La reina del flow con 16.8, en el puesto seis. Esto evidencia que cada vez es más difícil que una producción logre reunir tantos televidentes frente a la pantalla chica, porque cada vez hay más opciones.

¿Competencia o no?

Jerónimo León señala que los canales privados no son competencia para las OTT, sobre todo, dice él, teniendo en cuenta que el segmento de televidentes menores de 30 años ve más contenidos en plataformas digitales que en el medio tradicional.

El asesor e investigador Gabriel Levy comenta que todas las plataformas que han surgido en la red, entre ellas las más exitosas, como Netflix o YouTube, tienen una característica: son de Video Bajo Demanda (VBD) o televisión a la carta, ese factor hace que él, así como León, no las consideren una competencia del tradicional porque el usuario, a diferencia de cómo pasa con la tele, es quien decide qué ver, a qué hora, dónde y cómo.

“Al ser una modalidad distinta de consumo es también una forma diferente de servicio”, dice Levy, y además agrega que cree que las OTT son un servicio complementario a la pequeña pantalla, una segunda pantalla o una expandida con una versatilidad para desplegarse en múltiples dispositivos y plataformas.

Por lo tanto, el experto prefiere que esa relación entre la televisión tradicional y la que es a la carta se entienda como un crecimiento “del ecosistema audiovisual”.

Esa expansión se está presentando de dos maneras, una es la que se mencionó anteriormente, que son las OTT, y la otra, indica Levy, es la transmisión de contenidos de forma lineal por internet, es decir, se ofrece una programación continua como si se transmitiera por un canal de TV, pero en este caso es por una página web.

Esa televisión, cuenta el asesor, está en la red y también se considera una ampliación de la pantalla convencional y puede ser un mecanismo de distribución alternativo de sus contenidos.

Si bien Levy asegura que sí se da un fenómeno: las OTT le roban audiencias a la tele tradicional. El asesor opina que es claro que en los adolescentes el consumo de contenidos se da, sobre todo, mediante esas plataformas; mientras que en las personas más adultas hay una combinación.

Un estudio de Salesforce, una compañía de software bajo demanda, señala que los milenials (1982-1996) y la generación Z (1997-hasta ahora) ven tres veces más video en streaming en comparación con los baby boomers ( 1946 – 1964).

Y aunque los más jóvenes están viendo TV de esa manera, Levy aclara que canales como RCN y Caracol no han dejado de hacer buenos contenidos y los colombianos los ven. De hecho, sigue él, plataformas como Netflix o Claro Video les compran productos televisivos como novelas y series, por esa razón afirma que “la capacidad de seducir al televidente sigue intacta”.

Se están adaptando

Para Álvaro Hoyos, director del Centro de Producción Audiovisual de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), esta época le exige a la TV una reinvención que no puede detenerse.

La amenaza no solo se cierne sobre ese negocio, dice Hoyos, otros –hotelería, banca, medios de comunicación– también se sienten intimidados por nuevos desarrollos en la web.

“Nuestra privada debe reinventarse en su manera de entregar sus contenidos y satisfacer tanto al televidente tradicional como a aquellos que llegan a buscar lo novedoso y dinámico”, opina el director en UPB.

Por esa razón, considera que uno de los retos que tienen es contar historias que enganchen al público, esa podría ser una manera de hacerle frente a esa competencia representada en esas otras plataformas.

“En Colombia hay una fuerte tradición de televidentes, quienes profesan una alta fidelidad al nombre del canal, pero las nuevas audiencias entran fuerte y cada vez con mayores y diversos contenidos que reciben de todo el mundo, no solamente de canales colombianos. Es claro que la tradicional no va a desaparecer, pero su reto es transformar la manera de entregar los contenidos para nuevas audiencias y proponer otras historias para unos públicos cada vez más diversos y exigentes”.

Los canales tradicionales se han ido adaptando a estas nuevas dinámicas, una muestra de ello, cuenta Levy, es la plataforma Caracol Play, que permite ver los contenidos de su programación, pero con las ventajas del streaming, por 69.900 anuales, es decir unos 5.900 pesos mensuales, que no es ni la mitad de lo que cuesta el plan básico de Netflix para una pantalla (16.900 pesos).

Un ejemplo adicional es el esfuerzo de RCN por segmentar sus audiencias poniendo a disposición de las personas, por medio de la Televisión Digital Terrestre (TDT), dos canales dirigidos a públicos diferentes: Tacho Pistacho, para el infantil, y NTN 24 para el más adulto que quiere estar informado.

Sin embargo, León señala que los canales deben revisar qué están haciendo para no dejar escapar sus audiencias ya que, según él, no basta solo con poner en sus páginas web los contenidos que pasan usualmente y cobrar por ellos. Eso para él son esfuerzos “insuficientes” porque competir contra las OTT exige otros desafíos y entre ellos está pensar para un público digital y por lo tanto crear contenidos específicamente para ellos “porque es un cambio completo de paradigma”.

Si no lo hacen, asegura el docente de la Sabana, es posible que suceda lo que está pasando ahora en Estados Unidos: que se dé una gran crisis de los canales por cable, de los de la televisión abierta y una gran reinvención del negocio para ajustarse en un entorno en el que las plataformas digitales son las que lideran.

Parece entonces que a la TV privada colombiana le llegó “la crisis de los 20”. Solo de ella dependerá salir de ahí y no solo hacerle frente a Netflix, sino a cualquier plataforma que quiera aguarle la celebración de su aniversario.

80 %
de los jóvenes en el país ven Video Bajo Demanda y un 66 % ve TV tradicional, dice IMS y ComsCore.
67 %
de niños y jóvenes menores de 18 años dicen que no pueden vivir sin YouTube, según Delfy Media (2017).
36 %
de de niños y jóvenes menores de 18 años se sentirían vacíos sin la TV por cable. Delfy Media (2017).
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