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Cuando el lujo se pasea en cuatro ruedas

Los supercarros, esos autos que valen más de 300 millones de pesos, tienen su mercado en Colombia. Crece cada vez.

Los supercarros, esos autos que valen más de 300 millones de pesos, tienen su mercado en Colombia. Crece cada vez.

  • FOTO mercedes benz clase g con kit Hamann
    FOTO mercedes benz clase g con kit Hamann
  • FOTO Porsche 911
    FOTO Porsche 911
  • FOTO Ferrari 458 Spider
    FOTO Ferrari 458 Spider
24 de febrero de 2018
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La primera vez que se supo de un automóvil de gran lujo en Colombia fue cuando a finales de los años 20 el empresario antioqueño Vicente Benedicto Villa importó a Medellín un vehículo Duessenberg directamente desde los Estados Unidos.

Un carro que hoy en día se cotiza por encima del millón de dólares y que solo estuvo unos pocos meses en el país, antes de ser exportado. Queda el registro de su presencia y rodaje por las calles de esta población.

También se conoció de la existencia de un Auburn Sport Convertible de 1935 en Bogotá, importado por la familia Caballero Calderón. Tan exótico para aquel entonces que era el preferido por las estrellas de Hollywood de la época.

En los años 50, aparte de los modelos presidenciales, hubo automóviles francamente valiosos , como los Mercedes-Benz 300 SL tipo “Alas de gaviota”, que hoy en día se llevan las atenciones en subastas alrededor del mundo y cuya cotización termina en cifras mareantes.

También es conocido el boom de los superautos a finales de los 70 y durante buena parte de los 80, cuando por estas calles se vieron modelos de Ferrari, Lamborghini, Rolls-Royce y Maserati, aparte del ingreso de automóviles históricos de gran valor, en buena parte producto del inmenso caudal monetario proveniente de negocios al margen de la ley.

Hoy en día, cuando la economía ha adquirido otras características y el número de personas con gran poder adquisitivo ha crecido, los de gran lujo o “supercarros”, como son conocidos, no dejan de ingresar, para beneplácito de los aficionados y la diversión de sus dueños, que ven en ellos un símbolo de estatus, éxito y reconocimiento.

Las cifras

El año pasado, según Andemos, la marca de automóviles de lujo más vendedora fue BMW, con 2.809 unidades y un crecimiento del 11.6 %. Es decir, cada día se venden siete vehículos nuevos de esta marca en Colombia, cuyos precios arrancan casi en los $100.000.000 y van hasta poco más allá de los $600.000.000. Le sigue muy de cerca Mercedes-Benz, con 2.769 unidades y unos precios muy similares.

Subamos el listón para mirar el comportamiento en el país de las marcas que venden modelos de los denominados “supercarros”, es decir que fácilmente pasan de los 150.000 dólares ($450.000.000) puestos en Colombia y de los cuáles algunos fabricantes tienen incluso representación oficial, como Ferrari, Maserati, Porsche o Jaguar, por mencionar solo algunos nombres.

Porsche puso 88 unidades en las calles colombianas en 2017. Su modelo más asequible es el Cayman, que cuesta US$100.000 ($300.000 millones) , pero puede ofrecer versiones especiales de su carro más icónico, el 911, con precios que alcanzan los 750 millones de pesos y de los cuáles ruedan varios ejemplares en Colombia.

“La gente ya ha ido dejando atrás el mito de que andar en un carro de alto lujo es algo malo o peligroso. Ya hay más confianza y tranquilidad para adquirir este tipo de vehículos, porque son aceptados hoy en día por la sociedad gracias al trabajo que hemos hecho las marcas. El mercado ha madurado, estamos en un buen momento histórico para el segmento”, indica Felipe Gaviria, gerente del concesionario Autoelite, que vende Porsche en Medellín y que solo en el mes de enero de 2018 entregó cinco unidades en la capital antioqueña, para un promedio de unos 250 carros en los nueve años que lleva oficialmente en la ciudad.

Marcas cuyos autos arrancan en unos 400 millones de pesos, como Maserati, o en 800, como Ferrari, tienen una cadencia más lenta de ventas. Maserati colocó 11 unidades, mientras la del Cavallino facturó tres modelos, según las cifras oficiales, uno de ellos, un 488 Spider, fue negociado en la feria Expocar de Medellín en octubre. La cantidad desembolsada por este capricho fue de 1.360 millones de pesos mediante la figura financiera del leasing.

Hay que destacar el ingreso de automóviles que no tienen representación oficial en el país y que llegan por importación directa, es decir, son adquiridos a un concesionario ubicado en el extranjero, generalmente en los Estados Unidos y se traen por vía aérea o marítima a Colombia. El comprador, a través de una sociedad de intermediación aduanera (SIA) y de organizaciones expertas en importaciones de vehículos hace la gestión y por su cuenta y riesgo trae el carro al país. Es así como han llegado ejemplares de marcas tan exóticas como los cuatro Lamborghini de los que se tienen registros, uno de ellos del cantante Kevin Roldán, varios modelos de Rolls-Royce (cinco de ellos en Medellín), tres Bentley, el McLaren recientemente malogrado en el accidente en la vía Bogotá Tunja y un Aston Martin Vanquish de 2010 que hay en Bogotá, por mencionar algunos.

¿Y quién los compra?

El público que tiene la capacidad de adquirir hoy en día este tipo de automóviles en Colombia es muy disímil. Desde empresarios y profesionales de la medicina, hasta artistas, deportistas de alto rendimiento y modelos pasan por las vitrinas de las marcas para darse gusto, pues estos modelos, generalmente deportivos de dos puestos no resultan muy prácticos, como el Mercedes-AMG GT-S, que vale más de 500 millones y hay cerca de 15 ejemplares. Aunque en ese rango de precios también se encuentran camperos, como el Mercedes-Benz de la clase G, que arranca por encima de los $400.000.000 y del que en un año se vendieron 36 unidades en el país. Este tipo de vehículos es el preferido por empresarios y personajes públicos que necesitan cierto nivel de seguridad por sus prestaciones, posibilidades de blindaje y capacidades todo terreno. Es un auténtico tanque.

“La mayoría de personas que compra vehículos de este nivel quiere que el carro tenga lo mejor en materiales y equipamiento porque son conocedores. Desde los gadgets hasta el sonido. Tengo clientes que han comprado carros que valen más que un apartamento en un estrato alto solo por cómo suena la música a bordo. La sensibilidad a estos niveles es muy importante. Tenemos casos de compradores que se han tardado años en escoger su carro, configurándolo a su gusto, porque son la recompensa a toda una vida de trabajo y logros económicos o un regalo muy especial para su familia, pues quedan de herencia. Otros compran convertibles cuando ya se van los hijos de la casa y quienes tienen crisis de mediana edad, se van por los modelos más potentes. El perfil es de hombres mayores de 45 años”, dice Luis Aristizábal, gerente de Alemautos, concesionario de Mercedes-Benz.

¿Y cómo se pagan?

Hay varias formas de adquirir bienes de semejante costo. Contrario a lo que se piensa y según cálculos de los concesionarios, cerca de un 45 % de las ventas se hacen en efectivo, depositando el dinero en bancos, en tanto algunos de estos concesionarios no tienen caja para recibir semejantes cantidades de plata. “Cuando el carro sí tiene un costo superior a los 500 millones, la mayoría de estos negocios se hacen por una financiación o por sistema de leasing por el tema tributario, pues el carro no queda a su nombre y el propietario no aparece en las bases de datos por seguridad. También hay quienes pagan una parte en efectivo y otra parte financiada o entregan CDT o bonos empresariales. Esos son los clientes que saben jugar con las matemáticas financieras”, dice Aristizábal.

Lo que sigue es esperar unos tres meses a que el carro llegue. Generalmente hay que configurarlo a gusto del cliente con los accesorios disponibles y pedirlo a la fábrica. “El momento de la entrega es muy especial. Es un momento único porque no todos los días se recibe un carro de estas características. Hay gente que se demora hasta cuatro años tomando la decisión de compra. Para eso tenemos un protocolo especial porque la marca así nos lo exige. Es toda una experiencia”, dice Felipe Gaviria, de Porsche.

¿Y el seguro, los impuestos y todos los gastos?

Cuando se adquiere un automóvil que no es como el resto de paisaje automotor, sino que tiene unas características tan especiales como las de estos, hay que ser conscientes de que su funcionamiento implica unos gastos fijos que pueden ascender anualmente a unos 30 millones de pesos, lo que cuesta un carro de gama baja nuevo, en algunos casos.

“Si bien no es fácil asegurar estos carros en Colombia, hay compañías que sí lo hacen, pero las pólizas son costosas. Por ejemplo, un Porsche 911 Carrera de 500 millones puede pagar un seguro anual todo riesgo de unos 14 millones de pesos y el primer año de impuestos valer unos 15 millones. En mantenimientos, para una Cayenne un cambio de aceite con todos los filtros está alrededor de $1.7 millones y se hace cada 10.000 kilómetros, el cambio de frenos puede valer unos dos millones. Los mantenimientos, si bien no son baratos, tampoco son tan caros como la gente cree”, finaliza Felipe Gaviria.

500
millones de pesos puede valer un auto de lujo. La mayoría de estos se compran por financiación o leasing.
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