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Está de afán, por supuesto, o solo, en carretera, en la mitad de la nada, cae la tarde. Es casi como si el carro oliera que hay poco tiempo, que no hay nadie (igual a ese dicho de que los perros huelen el miedo), y por eso aparece de pronto, como una pesadilla, esa ingrata imagen de una llanta sin aire que necesita reemplazo.
En esa situación no hay manera de pedir asistencia mecánica (mira el reloj, mira la no compañía) o de rodar hasta un sitio para pedir ayuda. Le toca a usted.
EL COLOMBIANO consultó con especialistas la manera de evitar el pinchazo y cómo realizar la maniobra de recambio de la manera más segura y adecuada cuando se presenta el inconveniente. Este procedimiento tiene unos protocolos y un orden específico.
Sí y no. Hay ocasiones en las que es inevitable sufrir la rotura del caucho y la consabida pérdida de aire, bien sea por golpes, “andenazos” o porque hay objetos cortopunzantes en la vía que superan la capacidad de resistencia del material.
También es cierto que si se sabe mantener el buen estado de las llantas, se evita que por desgaste o por tratamientos incorrectos, se sufra esta molesta situación.
Según los técnicos de la llantera norteamericana Goodyear, lo primero que debe tenerse en cuenta es el desgaste, casi como cuando está pendiente de sus zapatos.
Hay que revisar periódicamente las bandas de rodamiento, es decir, la zona que tiene contacto con el suelo, porque entre más lisa esté, aumenta la posibilidad de sufrir un percance con objetos afilados. Si esto sucede con el vehículo a buena velocidad, generaría incluso un alto riesgo de accidentalidad.
No olvide la llanta de repuesto, esa que casi nunca se mira y que puede sacar del apuro, siempre y cuando la presión de aire que tenga sea la adecuada. Es bueno visitar periódicamente las estaciones de servicio para calibrar las llantas, incluida esta.
1. Antes de comenzar, ubique el vehículo a la orilla del camino de forma que no afecte el tráfico normal. Busque una bahía de estacionamiento o un lugar seguro del asfalto
2. Active el freno de mano para que el carro no se ruede.
3. Instale los tacos para bloquear el auto. Si dispone de uno solo, bloquee la rueda diagonal a la que está cambiando, es decir que si es la derecha delantera, los tacos deben ir en la izquierda trasera.
Si cuenta con dos bloquee las llantas en la parte trasera o delantera (siempre en forma opuesta a la llanta pinchada). Adicionalmente es importante instalar las señales de seguridad a una distancia prudente del automóvil para alertar a los demás actores de la vía.
4. Afloje las tuercas de la llanta pinchada. Si están muy duras, puede incluso pararse sobre la cruceta para potenciar la fuerza y hacerlas girar. No las retire antes de levantar el vehículo.
5. Saque el repuesto del baúl. Si este es muy pesado, use una cuerda o una correa para retirarlo o moverlo.
6. Instale el gato, ubicándolo cerca a la llanta pinchada y asegurándose de que esté bien ubicado debajo del lateral de la carrocería y con buen apoyo en los extremos, de tal forma que el vehículo no se vaya a desenganchar o a resbalar. Ahora sí levanté el carro hasta una altura que le permita retirar la llanta fácilmente.
7. Retire a continuación las tuercas de la pinchada y acomódelas juntas en un lugar seguro para no perderlas.
8. Retire la rueda que va a remplazar.
9. Instale la llanta de repuesto y ponga nuevamente las tuercas sin apretarlas completamente.
10. Baje el vehículo suavemente accionando el gato hidráulico y vuelva a apretar las tuercas o pernos, esta vez con mayor fuerza para asegurar que queden bien fijas.