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Esteban Cortázar madura en París sin olvidar sus raíces latinas

  • El diseñador de moda colombiano Esteban Cortázar al final de su desfile de moda de la colección de prendas de vestir de primavera/verano de 2018 en París. FOTO: Afp
    El diseñador de moda colombiano Esteban Cortázar al final de su desfile de moda de la colección de prendas de vestir de primavera/verano de 2018 en París. FOTO: Afp
03 de octubre de 2017
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El colombiano Esteban Cortázar presentó este martes en el salón principal del Palacio de Bellas Artes de París su colección primavera-verano 2018, cargada de colores vibrantes y ritmo latino, aunque con un enfoque más armonioso, muestra de la madurez de un diseñador ya consolidado en la capital de la moda.

No faltaron las piezas de fondo de armario de la marca como los pantalones anchos y acampanados, las plataformas o los estampados en tonos flúor que han aupado a Cortázar como el defensor de la moda latina urbana: relajada, alegre y sensual.

Sin embargo, el desfile abrió con una línea de conjuntos en blanco y color tierra en prendas fluidas como una larga gabardina de algodón, camisas masculinas que caen sobre el hombro, blusas de seda con mangas abombadas, mini shorts y vestidos asimétricos.

“Desde la última colección, en la que hicimos tantos ‘prints’ y tantas mezclas, esta vez la primera idea era tener un respiro de todo eso; por eso, la primera parte tuvo un aire muy ‘light’, muy fresco en la forma como las niñas se veían”, describió Cortázar a Efe tras el evento.

Aun así, el colombiano dejó un hueco al final para su tradicional espíritu vibrante, con un llamativo vestido largo de noche amarillo sol con escote asimétrico, un “total look” de cuero con cazadora roja de piel y algunos vestidos cortos de estampados geométricos y multicolor.

“Para los colores, quise expresar lo que viví en mis vacaciones de verano, aunque al mismo tiempo no dejan de ser los de la marca, muy latinos”, añadió el modista, de 33 años, que desde los 18 trabaja en una de las carreras más fulgurantes de los creadores de su generación.

Sus desfiles se han convertido en una reunión de expertos de moda, que aplauden tanto las colecciones como la alegría que Cortázar añade a sus espectáculos, a ritmo de salsa y cumbia.

Hoy, incluso se animó a bailar cuando salió a saludar. tras el carrusel final de modelos.

“Me gusta hacer que las chicas se sientan guapas, poderosas y que se diviertan con mis diseños”, zanjó Cortázar, resumiendo el que es quizás el lema del espíritu de su marca.

El diseñador ha vivido un año especialmente bueno en su carrera: el reconocimiento de sus colecciones le valió que la famosa tienda Colette de París contara con él como representante del año de Colombia en Francia para exhibir su primera colección deportiva y mostrar una serie de productos típicos de su país.

La jornada de este lunes, la penúltima, estuvo especialmente marcada por el color, después de una Semana de la Moda poco arriesgada en propuestas respecto a lo que se vio en la última temporada, pero también en gamas cromáticas, donde han reinado los tonos tierra y el negro en general, a pesar de tratarse de primavera-verano.

Cortázar cambió la nota, como también lo hizo la firma Léonard Paris de la mano de su diseñadora Christine Phung, de 39 años, que recuperó los estampados floreados de la casa en vestidos y quimonos de seda, pero estrenó nuevos “prints” tratando de revitalizar la marca fundada en 1958.

Inspirándose en los colores de la Polinesia, Phung dividió la colección en dos con una primera parte de prendas masculinas, como americanas y gabardinas, que fueron dando lugar a largos vestidos de seda y pantalones cortos estampados combinados con camisetas básicas en blanco.

“He querido construir el armario de una mujer moderna con tops blancos y piezas básicas para demostrar que podemos mezclar el armario Léonard con su propia ropa”, explicó en el backstage.

Para continuar con esa idea de accesibilidad, la mujer de Léonard Paris solo calza sandalias planas, tanto de día como de noche, y lleva riñoneras y bandoleras para tener las manos libres y poder moverse con facilidad.

“La marca tiene una herencia anclada en los años 60 que debo recuperar; es verdad que hay un lado ‘vintage’, pero yo lo retomo de forma contemporánea”, comentó la diseñadora.

La propia Phung lucía una de las camisas de la colección, en una agradable seda y con un estampado nuevo como imitando manchas de pintura, en un acabado de efecto impresionista en verde esmeralda, fucsia, blanco y amarillo.

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