La doble moral, y por supuesto la doble estrategia mediática que usan algunos políticos para maquillar una política ambiental que acepta licencias y permisos para actividades que afectan la salud de los ciudadanos y el patrimonio natural, no es un mal solo de Colombia, sino del mundo entero. En todos los países donde los gobiernos han aprobado el Fracking (incluido Colombia) se han desatado los peores enfrentamientos contra la sociedad civil nunca vistos. Y este país no será la excepción.
Pareciera una estrategia impuesta por las propias compañías petroleras y mineras con la complicidad de los gobiernos, incluidas las autoridades ambientales nacionales y regionales, de no informar, confundir, perseguir y prohibir que sus habitantes se manifiesten...