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Reinaldo Rueda, el entrenador más exitoso en las siete décadas de historia de Atlético Nacional se despidió este miércoles del club verde, con el que hace apenas tres días logró su sexto título en dos años al mando de la institución antioqueña.
Acompañado del presidente Andrés Botero, el gerente deportivo, Víctor Marulanda y Mauricio Navarro, miembro de la Junta Directiva, el hasta hoy entrenador de Nacional agradeció a los jugadores, directivos e hinchas los dos años de acompañamiento en el equipo verde y le dio la bienvenida a Juan Manuel Lillo, su remplazo.
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En un ambiente de nostalgia, el timonel dejó claro que su salida del banco verde no es una decisión apresurada, que nada tiene que ver con su estado de salud y por el contrario, la analizó desde hace varios meses y ya se la había notificado a los directivos desde el 28 de abril.
“No estoy enfermo ni cansado, estoy bien gracias a Dios. Pero en la vida uno va cerrando ciclos y es por el bien del equipo, los jugadores y el cuerpo técnico. Es una decisión estrictamente profesional”, explicó el vallecaucano.
Rueda reconoció su tristeza por abandonar el equipo que más triunfos de regaló en su carrera, se declaró un “bendecido” por haber trabajado con un grupo de jugadores disciplinados y leales, que hasta el último partido le demostraron su afecto y compromiso.
“La mejor despedida fue lo que el equipo demostró el domingo, con su mística, este cierre con título nos mostró lo leales que fueron a nosotros y quisieron despedirnos a lo grande”, comentó.
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Rueda también se tomó unos minutos para referirse al apoyo recibido por la Organización Ardila Lulle, especialmente a Antonio José Ardila, a quien calificó como un ser humano excepcional, por todo el acompañamiento que le brindó tras la cirugía a la que se sometió a principio de año.
Capítulo aparte fue el de la hinchada, a la que Rueda comparó con la del Borussia Dortmund de Alemania por su acompañamiento y pasión.
“Lo que ellos transmiten es único. El entrenamiento del sábado quise que lo viviéramos con la hinchada, fue una inyección anímica importante. El equipo es de ellos; siempre estuvieron en las buenas y en las malas, es un aprendizaje para todos nosotros. La pasión del hincha verdolaga es de otro mundo y los vamos a llevar en el corazón”, concluyó.