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Como después de batirse en el ring ante un feroz contrincante, Eléider Álvarez terminó el primer día de regreso a su natal Urabá. Su rostro se veía cansado luego de hacer escala en Bogotá, muy de madrugada, y en Medellín, al filo del mediodía, y arribar a las 2:00 p.m. a Apartadó, en medio de 33 grados centígrados como se anunció por los altoparlantes del aeropuerto Antonio Roldán Betancur.
Lo montaron en el carro de Bomberos y lo llevaron por las principales vías del municipio hasta “aterrizar” en la Alcaldía, donde se reunió con varios funcionarios, admirados por su hazaña.
Pese al agotamiento, Eléider nunca bajó la guardia. Se mantuvo en pie como lo ha demostrado hasta en los pleitos más exigentes. Posó para cientos de fotos con niños, jóvenes y adultos, en todas con una sonrisa que dibujaba esa humildad y calidad humana que lo caracterizan.
Ni siquiera el aguacero que lo recibió a la entrada de Apartadó lo hizo pensar en bajarse del desfile.
“Me mojé porque se vino el agua, pero había que seguir, ya nos metimos en esto y hay que sacarlo adelante”, dijo entre risas el doble campeón mundial semipesado, al confesar que si bien no le gustan mucho las caravanas, si vuelve a ganar una, dos o tres veces más, aquí estará para compartir la gloria.
Hacía 18 meses que no visitaba la región y notó progresos. Estaba feliz por eso y por las manifestaciones de cariño que recibió en las afueras de la Alcaldía, donde se prendió un pequeño carnaval.
Familiares y amigos se pusieron camisetas con leyendas alusiva a Eléider. Entre ellos, un grupo grande que llegó desde Puerto Girón, corregimiento de Apartadó, donde hace 34 años nació el popular “Tormenta”.
“Es un buen muchacho: disciplinado, alegre, educado, echado para adelante”, expresó Lilia Beitar, prima hermana del boxeador que, al igual que sus acompañantes, estaba vestida de amarillo intenso que irradiaba toda su emoción.
Omar, un muchacho de rizos negros tampoco se quiso perder la celebración. Aunque es futbolista, reconoce la hazaña que hizo su vecino y se unió a la comitiva que viajó más de una hora para el festejo.
Vilma, hermana del homenajeado, aprovechó la ocasión para cantarle, a capela, una canción que escribió Edwin Guevara y a la que ella le puso la música y el ritmo:
“Ya llegó el campeón, dispuesto a triunfar. Señores con el corazón, los voy a derrotar. Señores yo soy Eléider esto digo a la Tormenta, les digo a mis contendores, con Eléider no se metan... Mi madre que desde el cielo le vivía pidiendo de Dios, este fue su gran anhelo que yo fuera el campeón...”.
Con su mirada al piso, visiblemente “tocado” por el mensaje de su hermana, escuchó la canción. Pero faltaba un regalo más: el de la acordeonista Laidy Salgado, reina del primer Festival Vallenato femenino en Valledupar, que con su ritmo le devolvió la alegría a Eléider, que hoy será recibido como héroe en Turbo. Al campeón le falta mucho por celebrar .