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A 69 días del Mundial de Rusia, la ciencia llega como mecanismo para entender el funcionamiento del cuerpo de un jugador, en especial el
de su sistema cardiovascular.
Un beso apasionado hace latir al corazón más deprisa, a unas 130 pulsaciones por minuto. También, ver un partido de fútbol. En especial ese instante cuando el equipo del que se es hincha infla las redes contrarias con el balón.
Según un estudio de 2017 de la Universidad de Coimbra, en Portugal, la pasión por este deporte despierta reacciones muy parecidas a las que experimentan los enamorados. Se libera dopamina, oxitocina y adrenalina y el corazón se agita. Pero no solo el de los hinchas, el de los jugadores se exige al máximo en las canchas. De su desempeño depende que llegue el tan anhelado gol.
A simple vista anotar uno parece ser una acción fácil de ejecutar, pero basta con entrar al terreno de juego para percibir lo contrario y entender, en parte, a los jugadores que se baten en cada duelo.
A escasos tres meses de que se inicie el Mundial de Rusia, el fútbol se convierte en el tema de moda y con este empiezan a surgir inquietudes, entre ellas el comportamiento del cuerpo frente a las cargas antes y durante el certamen, y más cuando un jugador disputa un partido con gran intensidad cada cinco o menos días.
Científicamente se conoce que el corazón del ser humano suele tener el tamaño de su puño cerrado. Pero que el de un deportista de alto rendimiento sea más grande que el de una persona del común, es un dato que causa curiosidad.
Los directivos del Parque Explora, museo interactivo en Medellín, se dieron a la tarea de resolver el interrogante del gol mediante 14 experiencias para comprender a fondo el fútbol, no solo desde la técnica, el balón, unos buenos guayos o el márquetin, sino también mediante la ciencia.
Entre esas vivencias causó impacto la conferencia experimental que brindó el médico deportólogo Jaime Gallo que, con el exfutbolista Mauricio Mao Molina como modelo, realizó pruebas cardiovasculares para apreciar cómo es el comportamiento de su corazón, comparado con el de alguien que no vive en las canchas .
¿Tiene más ventajas el órgano central de la circulación de la sangre de un futbolista de alto rendimiento que el de un sujeto sedentario?
Frente a estas dudas, en charla con EL COLOMBIANO, Gallo, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y jefe de la Unidad de Gestión del Conocimiento del centro clínico y de investigación Sicor, respondió inquietudes y demostró que el corazón de Mao podría llenar, en un minuto, un recipiente de 5 litros de sangre con 16 latidos menos que el de una persona no deportista.
¿Por qué Mao Molina presenta mejor rendimiento que una persona del común sabiendo que se retiró del fútbol hace cuatro meses?
“Debido a que sigue en constante actividad física, haciendo fortalecimiento en pesas, en gimnasio, tiene un buen programa deportivo”.
¿Por qué el corazón de un futbolista es más grande que el de alguien sedentario?
“El crecimiento de este órgano depende de cuál sea su potencial desde el punto de vista genético y al tipo de ejercicio que se le esté dando mediante el entrenamiento que realice”.
¿Qué hace la diferencia en el corazón de un atleta?
“Desde temprana edad está estimulando, con diferentes ejercicios, el sistema cardiovascular. Esto le permite tener una serie de adaptaciones para ser más eficiente en respuesta a diferentes esfuerzos físicos. Tener un corazón de mayor tamaño ayuda, en parte, a que aumente el grosor de la paredes de esas cavidades (estas almacenan e impulsan la sangre). Es decir, una persona del común que pesa 70 kilos tiene un corazón que bombea 5 litros de sangre aproximadamente, por minuto, con una frecuencia cardíaca de 70 latidos por minuto. Mientras que un futbolista del mismo peso, en condiciones de reposo, tiene un volumen de sangre de 5 litros, pero por tener una cavidad ventricular más grande, es capaz de bombear esa misma cantidad con menor número de latidos: 50 por minuto. Por ende se tiene un mejor desempeño en lo que se hace”.
¿Qué permite un buen rendimiento en el balompié?
“Muchos factores, como la fisiología de cada jugador, aspectos técnicos, sicológicos, nutricionales, tácticos, su posición en la cancha...”.
¿Las características de este músculo son iguales en todos los futbolistas?
“No, porque cada uno posee funciones distintas dentro del campo. Unos tienen fibras musculares más lentas y otros más rápidas. Tienen adaptaciones fisiológicas distintas. También depende del tamaño del cuerpo del deportista y del entrenamiento que ejecuta”.
¿Qué pasa cuando la actividad en un deportista cesa?
“Las adaptaciones estructurales y funcionales en el corazón inducidas por el ejercicio se revierten rápidamente. Si las cavidades crecieron de tamaño, vuelven y regresan a su forma natural. Es como cuando un pesista deja de alzar pesas, si no hay más estímulos repetitivos, disminuye la masa muscular, esto lleva a un desacondicionamiento físico”.
¿Y qué repercusiones tiene esto en la salud?
“Se desconoce la enfermedad que a largo plazo pueda causar la hipertrofia cardiaca”.
Si hay una sobrecarga de actividad, ¿podría darse una muerte súbita del atleta?
“La sobrecarga física es un concepto diferente al de la muerte súbita. Esta última está relacionada con una enfermedad del sistema cardiovascular que tenía de base y que no se había identificado. Esto es poco frecuente en el deporte. Por ejemplo el camerunés Marc Vivien Foé murió en 2003 por una cardiopatía hipertrófica, debido a un trastorno hereditario. En este el corazón crece de una forma desordenada, lo que ocasiona obstrucción de las cavidades impidiendo que el flujo sanguíneo fluya con normalidad, produciendo trastornos eléctricos llevando a que haya corto circuito y el corazón se pare”.
¿Qué otros factores influyen en el buen rendimiento?
“Tener una dieta balanceada, con macronutrientes, carbohidratos, grasas, proteínas, minerales, vitaminas; también una buena hidratación, así como reposo, ya que con el sueño se dan procesos regenerativos”.
¿Cuál es la conclusión?
“Que el corazón de un futbolista tiene adaptaciones en el sistema cardiovascular que lo hacen más eficiente, y le dan la capacidad de tolerar una gran cantidad de esfuerzos físicos. También tiene un aumento en el tamaño que le permite bombear una mayor cantidad de sangre ante un esfuerzo. Además, se recupera más fácil que una persona que no hace ejercicio. Esto permite, como muchos otros factores, entender de qué está hecho un gol, o en otras palabras, de qué depende el éxito de un jugador” .