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El Tour de Francia 2018 recordó una enseñanza básica: para lograr las metas en ciclismo, el interés individual no puede primar sobre el grupal.
Ya lo decía el griego Alejandro Magno, uno de los iconos culturales de la Antigüedad: “La conducta de cada uno depende del destino de todos”.
Aquella frase se adapta a la perfección con el rendimiento del equipo Sky.
Tras ocho años de fundación, este elenco está a dos jornadas de obtener el sexto título en la ronda gala, no con quien suma 4 de ellos, Chris Froome, sino con Geraint Thomas, líder de ela carrera desde hace 9 días y que en sus anteriores presentaciones pedía pista para brillar en el cajón de los mejores pero su rol de gregario lo terminaba privando de ese honor.
Para muchos, gracias a la solidez que ha mostrado en los 19 días de carrera, Thomas será el campeón de la actual edición 105. Le restan los 31 kilómetros de hoy en contrarreloj individual para confirmarlo, pues mañana, rumbo a París, es el paseo de la victoria. Aventaja por 2.05 a Tom Dumoulin y 2.24 a Primoz Roglic.
Ese favoritismo nace en la identidad del elenco: de la unión se gesta el éxito. Atrás quedaron las intrigas desde que Froome expresó que no le importaba dejar de luchar por su quinto Tour con tal de que Thomas lo ganara. “Daba cada peladazo como si fuera el último, me decía, puedo morir pero ya hice mi función. Trabajar para Froome o Thomas ya es una ganancia”, dijo ante los medios Egan Bernal, gregario de lujo del Sky, que ve más cerca el objetivo trazado .
Si bien cambió la planificación para llegar mejor preparado y sin tanto desgaste al Tour, al colombiano no se le vio tan respaldado en la carrera. Además la suerte no lo acompañó. Primero se pinchó en la etapa inicial y la caída de la fracción 18 le impidió correr en igualdad de condiciones ayer.