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Un duro subiendo, bajando, en las contrarreloj, en el plan y también en los embalajes finales.
Hasta los últimos metros de la etapa final ayer en la Vuelta a España, de 117,6 kilómetros entre Arroyomolinos y Madrid, el británico Chris Froome (Sky) demostró que es un ciclista completo, y que su voracidad por lograr títulos es desmedida.
No contento con asegurar su primer primera ronda ibérica, además de la clasificación de la combinada, se batió entre los mejores esprínters para quedarse con un nuevo honor, la camiseta por puntos.
La consiguió con una ventaja de dos unidades ante el italiano Mateo Trentín (Quick-Step), quien en la última jornada logró su cuarta victoria en la competencia.
“Esprintar supone un riesgo por las caídas, pero soy ciclista, quiero competir”, expresó Froome.
Saldada la cuenta de vencer en esta cita, luego de ser tres veces segundo, a Froome solo le queda conquistar una grande: el Giro de Italia, aunque se limita por ahora a hablar de ese reto.
“Todavía es pronto para eso, primero quiero disfrutar este momento, pero alguna vez habrá que probarlo”, dijo el pedalista nacido en Kenia hace 32 años, donde dio sus primeros pedalazos pero en la modalidad de ciclomontañismo.
El espigado deportista, que en 2008 adoptó la nacionalidad británica, la de sus padres, se convierte con este nuevo galardón en el tercer ciclista en la historia en conseguir Tour de Francia y Vuelta a España en un mismo año. Los otros fueron los franceses Jacques Anquetil (1963) y Bernard Hinault (1978).
A su vez, es el séptimo en ganar más carreras de tres semanas, al acumular cinco, cuatro de ellas rondas galas. El primero en este ítem es el belga Eddy Merckx, con 11 conquistas.
“Había luchado por esta victoria durante seis años -señaló Froome- y en tres me quedé en el segundo escalón, así que es fabuloso llegar al primer puesto. Además, por primera vez se gana Tour y Vuelta con un mes de diferencia. Es algo maravilloso, emocionante”.