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“No podía rendirme tan fácil”: Jonathan Ospina

Tras el accidente de hace 3 meses, el paisa está de vuelta en la bicicleta y con metas claras en un deporte en el que goza de respeto. Reaparecerá en la 2.1 Oro y Paz.

  • Jonathan Ospina ya está montando en bicicleta, su mejor antídoto. FOTOs DONALDO ZULUAGA
    Jonathan Ospina ya está montando en bicicleta, su mejor antídoto.
    FOTOs DONALDO ZULUAGA
06 de diciembre de 2017
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Por JHEYNER A. DURANGO HURTADO

La caída que sufrió Jonathan Ospina en el pasado Clásico RCN fue tan impactante que no recuerda lo que pasó.

Fueron 171 kilómetros entre Tocancipá y Sogamoso, pero al ciclista, debido al golpe, se le borró de la mente lo que sucedió en los últimos 100. En los compases finales de la quinta fracción y cuando luchaba palmo a palmo por la victoria, un enredón con otro rival hizo pensar lo peor.

Solo al ver la tenebrosa imagen por videos, reconoce, sin temblarle la voz, que hubiera podido perder la vida. Sin embargo, después del susto, el antioqueño de 24 años de edad y un temerario para los embalajes finales, expresa, lleno de coraje y valentía, que no ve la hora de retornar a la competencia para seguir persiguiendo sus metas.

Estuvo 10 días hospitalizado, cinco de ellos en cuidados intensivos debido a un trauma craneoencefálico, al que reaccionó satisfactoriamente. Luego, el neurólogo le dijo que debía guardar reposo cerca de 60 días, pero el amor que siente por la bicicleta es tan grande que, un mes y 15 días después, ya estaba montando en ella. Eso sí, se sintió de nuevo ciclista cuando su equipo GW Shimano, dos días antes de su cumpleaños -18 de noviembre- lo confirmó en la nómina para el 2018. “Fue mi mejor regalo, volví a respirar”, indica Ospina, un ejemplo de superación en el deporte colombiano, y quien por un momento pensó que no volvería a ser competitivo como antes.

¿Por qué lo dice?

“Es que estaba en un momento en el que no sabía qué iba a pasar, cómo iba a ser mi recuperación, cómo reaccionaría mi cuerpo, si el golpe iba a tener una mayor gravedad en cuanto a mi memoria o la movilidad, muchas cosas. Además porque cuando volví a rodar (de Itagüí a Caldas) me sentía tieso, inestable, inseguro, con temores... Al comienzo los médicos decían que podría quedar con secuelas, pero después todo fue cambiando. El proceso de recuperación ha sido exitoso, los exámenes que me han hecho han salido muy bien, y tras más kilómetros recorridos siento mucha confianza en la cicla, hasta hago maniobras en ella (risas)”.

¿El retiro estuvo en su pensamiento?

“Aunque le expresé a mi madre que teníamos que tener un plan B, jamás dejé de luchar, pues el ciclismo, además de que me ha permitido vivir gratos recuerdos, es el que me ha ayudado a sostener a mi familia (su mamá Sara Isabel Rivas y hermano Santiago), entonces retornar era mi motivación, no podía rendirme tan fácil”.

¿Cuál era ese plan B

“Desde hace tres años que empecé a ganar un mejor sueldo logré traer a mi familia a vivir a Itagüí, pero tras lo sucedido le dije a mi madre que como era posible seguir, también estaba la posibilidad de quedarme sin equipo, y que ante ello tendríamos que retornar a nuestro pueblo -Amagá- para trabajar allí”.

¿Pero en qué?

“Pues en Amagá trabajaba en un taller de bicicletas, y tengo la facultad de aprender rápido en lo que me pongan (risas)”.

¿Qué sintió cuando el GW lo confirmó para el 2018?

“Me sentí de nuevo ciclista. Vi recompensado en ese apoyo todo el esfuerzo que le imprimo al ciclismo, al cual cada año le pongo mi cuerpo, mente y alma para salir adelante. Esto es lo que me gusta. Me hicieron sentir que definitivamente pertenezco a esto”.

¿A quién le agradece tras levantarse de la dificultad?

“Son muchas personas, enumerarlas es complicado, pero hay dos seres especiales, como mi madre, quien fue un gran bastión en esos momentos tan duros, así como la gerente del equipo GW, Luz Adriana Rodríguez, porque estuvo muy pendiente y confió en mis capacidades”.

¿Qué meta se traza ahora?

“Seguir luchando, pues a corto plazo quiero hacer una bonita presentación en la carrera 2.1 Colombia Oro y Paz -en febrero- ante grandes ciclistas del mundo. En esa prueba quiero demostrar, siendo competitivo, que estoy de vuelta. Y a largo plazo, sigo firme con mi sueño de llegar al pedalismo del exterior. Si Dios me tiene aquí es porque puedo llegar muy lejos. Sé qué es complicado para uno como rodador -estar en Europa- pero Fernando Gaviria ya nos está abriendo las puertas a especialistas de la velocidad, si se trabaja bien se puede soñar” n

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