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Diez años atrás la Copa Colombia llegó al calendario de competencia en medio de la apatía de los clubes grandes del país.
La posibilidad de sumar un título más en su palmarés no era suficiente atractivo para que los equipos tradicionales lo afrontaran con sus principales jugadores. Se convirtió entonces en una especie de torneo de reservas.
Pero con el bicampeonato de Nacional en 2012 y 2013 hubo un punto de quiebre.
Esa edición de 2013 le permitió al cuadro verde acceder a Copa Sudamericana al año siguiente alcanzando la final ante River Plate, con lo cual firmó su regreso al primer plano continental y mostró la importancia del torneo paralelo al de la Liga Águila.
Tal como en ese momento, esta edición de la Copa Águila se muestra para Nacional como un nuevo frente para asegurar presencia internacional en 2019, como lo viene haciendo consecutivamente desde la temporada 2012.
La Copa otorgará un tiquete al campeón para la fase clasificatoria de la Libertadores 2019, algo que el cuadro paisa se juega también con la reclasificación en Liga que lidera actualmente.
Mañana, Nacional recibe en el Atanasio Girardot al Junior (7:45 p.m.) por la ida de cuartos de final de la Copa, un escenario ideal para mostrar los avances de la mano de Hernán Darío Herrera.
“Junior tiene buenos jugadores atrás, ahora lo importante es trabajar lo que el profe Herrera plantee. Yo insisto en que debemos tener mucha movilidad y meter la que tengamos”, destaca el atacante Ómar Duarte, quien espera volver a marcarle al Junior tal como lo hizo con Huila.
La última vez que Nacional y Junior se midieron por Copa fue en la final de 2016 que le dio el tricampeonato al conjunto verdolaga.
Mañana es una noche ideal para recuperar algo de color en la plaza del Atanasio.