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Deforestación seca las ciénagas y pone en peligro los manglares

  • FOTO cortesía universidad nacional
    FOTO cortesía universidad nacional
09 de agosto de 2017
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La deforestación acelerada de los últimos 200 años está llevando a la desaparición de sistemas cenagosos y a los bosques de manglar, según investigadores de la Universidad Nacional.

Por esta se acelera la deforestación, al llover se arrastran más sedimentos a los ríos, que en el caso de las ciénagas va taponando las entradas y estas mueren. Orlando Rangel y Alexis Jaramillo, del Instituto de Ciencias Naturales, observaron que la tasa de sedimentación ha aumentado en sistemas del Cesar y Córdoba.

Así, en El Sordo, sur del Cesar, es de casi 3 centímetros año, por lo que podría desaparecer en 70 años, mientras que en la ciénaga del Vaquero es de 1,5 centímetros al año, quedándole una vida útil de 200 años. A la de Morales le quedan 200 a 300 años.

Un estudio de la investigadora Yennifer García mostró cómo fue el proceso de formación de la Ciénaga Grande de Lorica desde hace unos 7346 años, llegando a formarse más tarde la ciénaga con presencia de un bosque que fue creciendo, hasta el siglo XVIII, cuando la tendencia se revertió y los árboles comenzaron a caer por la mano del hombre.

Ese fenómeno ha sido observado en las ciénagas Mata de Lata (Ciénaga Grande de Lorica), Vaquero, Juncal, Morales y Costilla, en el sur del Cesar. Mientras, el bosque se mantiene en ciénagas como Castañuelo y Explayao (Ciénaga Grande de Lorica), y Musanda, al sur del Cesar.

El peligro

Con las rápidas transformaciones que se han dado en los últimos 200 años, y las que se proyectan, no solo peligran las ciénagas sino también los manglares.

La colonización de estas comunidades vegetales, dice un informe de la Universidad Nacional, se consolidó entre los siglos VI y XII en varias regiones costeras del país como Neguanje, en el Parque Nacional Natural Tayrona; la laguna de Camarones, en La Guajira; La Caimanera, en Sucre; y Cispatá, en Córdoba. Una de las razones de su surgimiento fue que el nivel del mar subió en estas zonas, donde las condiciones continentales del territorio dieron paso a la influencia marítima.

Sin embargo, la bióloga García señala que la línea del manglar empezó a disminuir en Neguanje hace unos 170 años: “Inicialmente esta situación se podría asociar con un descenso del nivel del mar, pero cabe recordar que en aquella época se incrementó la actividad del hombre, y por lo tanto se empezó a extraer la resistente madera del manglar para la construcción”.

En Antioquia

Como ha mostrado el investigador Juan Felipe Libreros Blanco, de la Universidad de Antioquia, la pérdida del manglar para ganar terrenos para ganadería y para construcciones es severa en la costa de Urabá, con mayor afectación en la zona antioqueña, en donde solo quedan unos manchones de manglar mientras la erosión costera se acelera.

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