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Teatro para atravesar las fronteras de la violencia

El Encuentro Comunitario de Teatro Joven va del 4 al 11 de noviembre.

  • La rebelión de los sueños, obra de Vichama Teatro (Perú), inspirada en César Vallejo. FOTO cortesía
    La rebelión de los sueños, obra de Vichama Teatro (Perú), inspirada en César Vallejo. FOTO cortesía
03 de noviembre de 2018
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Este encuentro tiene su antecedente en 1996. Los jóvenes de la Zona Nororiental (Andalucía, Lovaina, La Rosa, Santa Cruz) crearon un festival de teatro comunitario. Decidieron hacer un evento que pusiera delante la música, las comparsas y el teatro frente a las barreras del miedo y el terror que se imponían en los barrios.

Hace 23 años en ese sector existían por lo menos 16 bandas que se peleaban la extorsión y el control del territorio. “Siguen existiendo, pero en ese entonces obstaculizaban la libertad de movilidad de los chicos”, comenta Jorge Blandón, director del Encuentro y de la Corporación Cultural Nuestra Gente.

Según él, era una época donde las conocidas “fronteras invisibles” eran la ley en el barrio, mucho más de lo que sucede ahora. Estos jóvenes se subieron a los zancos disfrazados de personajes teatrales, para transformar ese entorno.

Es el caso del barrio Andalucía, cuando se logró que la sala de velación La Balvanera se convirtiera en una sala de teatro durante 10 años . “Era el teatro compitiendo y representando a la muerte”, recuerda el líder. Ese primer año el grupo Jocrar (Jóvenes Creando Teatro) montó La fábula de hortensia, en la que 28 muchachos interpretaron la obra escrita por el dramaturgo antioqueño José Manuel Freidel.

Se interpretó durante seis años. Luego el colectivo Ajedrez (del que saldría Agité Teatro) continuó con el montaje.

Esos jóvenes le dieron un sentido a sus vidas a partir de las artes escénicas. Ese primer encuentro comenzó hace 23 años con 88 jóvenes, hoy son 200 ligados al trabajo que hace la Corporación Cultural Nuestra Gente, desde el barrio Santa Cruz, al Nororiente.

El encuentro

Es esa entidad la que organiza el XXIII Encuentro Nacional Comunitario de Teatro Joven, que este año tendrá como premisa los Territorios - Identidades – Memorias que crea el Teatro en la comunidad.

En esta ocasión, por ejemplo, fue invitado el Teatro Experimental de Boyacá, cuyo trabajo está relacionado con las actividades barriales y campesinas. El colectivo lleva 20 años en un trabajo con las comunidades de Tunja y este año participarán por cuarta vez con el montaje Las glebas, que habla de la seguridad alimentaria y las semillas nativas del país.

No todas las puestas en escena son políticas. Barrio Comparsa, una corporación barrial que lleva 28 años con trabajo comunitario, busca “confianza y esperanza en los territorios”, como dice Luis Fernando García, su director.

La historia entre García, “El Gordo”, y Jorge Blandón, inició a principios de los años 90, con comparsas de música, zancos y teatro hechos para cruzar esas fronteras invisibles e integrar así a los diferentes barrios de las Comunas 1 y 2. Más adelante se extendieron a otras zonas de la ciudad. “Siempre hemos querido que los muchachos tengan otra ventana al mundo diferente a la violencia”.

¿Qué hace importante este encuentro para la ciudad? Lo que cree García es que abre posibilidades a los jóvenes y convoca centros culturales, territorios y “espacios sensibles de vida comunitaria”. William Daza, director del Experimental de Boyacá, añade que es un espacio diferente a un festival de teatro convencional. “No son solo los artistas ni se alejan de los gestores. Ha sido un encuentro de solidaridad”.

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