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“Nunca se ha hecho mejor periodismo que hoy”

El Tiempo lanza mañana su rediseño. Hablamos con Roberto Pombo, su director, sobre esta transformación y los retos de este oficio.

  • Roberto Pombo
    Roberto Pombo
  • FOTOS cortesía el tiempo y el colombiano
    FOTOS cortesía el tiempo y el colombiano
21 de octubre de 2017
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Cuando mañana circule el nuevo periódico El Tiempo –sí fue rediseñado– ese cabezote azul que usted verá rodeado por espacios blancos pudo ser de color negro. Pudo, porque Roberto Pombo, su director, insistió en que el tono le daría un aspecto sobrio. Todo su equipo se negó ante semejante propuesta. Dijeron que parecería un aviso mortuorio, recuerda entre risas al hablar del proceso creativo. Ese mismo que describe como un noviazgo, “un placer enorme de seducción, discusión, carcajadas, furias y ciertos desencantos”. Mañana, al salir a las calles, agrega, comienza el matrimonio. Uno que Pombo espera que perdure en el tiempo.

¿Qué tanto ha cambiado hasta hoy desde que entró a El Tiempo como periodista político en los 80?

“Uno va creciendo, no madurando, porque esa es una expresión pretenciosa. El oficio también se ha transformado. Antes era un oficio centrado en la noticia, que se generaba para ser leída cada 24 horas, ahora las audiencias son cambiantes, las vías de comunicación son distintas gracias a la tecnologías, y hay diversos frentes por atender.

¿Eso cómo se refleja en el rediseño?

“El diseño que circuló hasta hoy se hizo con la idea de competirle a internet. Se incluyeron elementos que ya no son relevantes, por esa razón el nuevo diseño, entre otras cosas, es el resultado de revisar lo que ya no funciona”.

¿Qué lecciones les dejó el anterior rediseño?

“Tuvimos un problema y es que fue aceptado masivamente por la mayoría y rechazado de forma tajante por una minoría muy importante. Eso lo supimos desde el comienzo y así nos fuimos a sabiendas de que necesitábamos esa gran mayoría. En este momento ya nos parece que sobran ciertas cosas que se implementamos entonces. El periódico hoy en día nos resulta, desde el punto de vista de los colores, excesivamente vistoso. Nos parece que hay ciertos elementos gráficos entre las páginas que saltan mucho a la vista y que no le suman a la información”.

Esperaron siete años para esta transformación.

“Esa decisión se relaciona con el comportamiento de los lectores, además de la intuición. Ambas cosas me dieron la sensación bastante clara de que el periódico debía ser un periódico, que en términos de diseño debía ser menos llamativo, más sosegado, más bonito, con una relación más directa con el lector”.

Decidieron mantener el formato actual y no pasarse al europeo, ¿por qué?

“Tuvimos esa discusión, porque el formato europeo es atractivo y se impone por su facilidad de lectura. Y aunque es útil en espacios públicos, El Tiempo es cada vez más de suscripción, la gente lo recibe en su casa o en la oficina y se va a quedar con ese tamaño”.

En los anteriores rediseños tuvieron consultores extranjeros, esta vez apostaron por hacerlo en casa.

“Nuestro equipo ha participado en esos procesos y me pareció que era lo suficientemente talentoso y tenía toda la experiencia para un reto como este. Eso nos permitió hacer un trabajo más sosegado y permanente. Quedamos satisfechos con el resultado”.

¿Qué tan importante fue la participación de las audiencias en ese rediseño?

“Fue muy importante en la constatación del resultado. Además, en los estudios que se hacen sobre la lectura del periódico. Ambas cosas ayudaron a entender que los comportamientos de ellos no son los mismos.

¿Ese cambio va a tener como consecuencia una nueva estructura en la sala de redacción?

“Que todo el mundo se informa por internet y nadie por el periódico, eso no es totalmente cierto. Eso sí, la sala de redacción, que es la misma para todas las plataformas, está cambiando y con ella los papeles de todos”.

Usted habla de que en el rediseño se vuelve al origen, a un periódico clásico, y el corazón de este es la noticia, ¿cómo equilibrar eso con el análisis?

“Yo no creo que la palabra sea volver. En términos de la apariencia es posible que parezca un periódico más clásico, pero no lo es. Hay que adecuarse al comportamiento real de nuestros lectores. No vamos a abandonar la noticia, yo no sería capaz porque me parecería un salto al vacío. Nos pasa a todos los periodistas del mundo, cada vez las noticias están siendo tratadas menos como noticias; presumimos que la gente ya tiene una información previa sobre una cantidad de cosas. Eso está cambiando y lo seguirá haciendo. Pero yo no llamaría esto volver al periódico, sino interpretar la relación que hay entre un periódico impreso y el lector de hoy”.

Ustedes estudiaron a los lectores para este proceso, ¿les van a entregar los contenidos que ellos quieren leer o hay además un interés por darles contenidos que los formen como lectores?

“Sin duda, lo segundo. En este oficio es muy difícil preguntarle a la gente qué es lo que quiere, y por mucho tiempo va a seguir siendo de la manera en la que se proponen cosas y luego uno descubre si les gustan o no. En ese sentido no hay una encuesta previa para analizar los contenidos que se le dan a la gente. Desde el punto de vista temático hay unos tópicos que son relativamente nuevos, por ejemplo las mascotas, que hace años eran una rareza, ahora no”.

Esas páginas que conocimos, llenas de color, podrían ser atractivas para los millennials, pero ahora nos habla de un lector más maduro. ¿Cambiaron el target de su audiencia o lo interpretaron mejor?

“No cambia la interpretación, es más una constatación. Uno siempre quiere más lectores, pero El Tiempo no debe pretender llegar a una población tan juvenil, como lo hace el diario ADN. Hace siete años para nosotros era claro que el periódico debería seducir con su apariencia y con la forma en la que se agrupaba la información, creíamos competir por los lectores de internet. Pero eso ya no es así, las personas leen por diversas necesidades y con actitudes distintas, y la relación entre el periódico y los lectores es una más directa y más profunda.

Es difícil saber qué buscan los lectores, pero sí hay un acuerdo sobre lo que no quieren. Por ejemplo, no desean pagar por contenidos. ¿Ustedes están contemplando dar el paso y cobrar por leer El Tiempo en la web?

Sí, nos toca. La gente no quiere pagar por el contenido porque nosotros cometimos el error de darlo gratis. Volvimos la información que nos cuesta, y mucho, en un commodity. Cobrar por contenidos de calidad es casi una obligación. Si no existe la publicidad suficiente no veo otra posibilidad para sostener una estructura periodística. Sí lo haremos, con absoluta seguridad. ¿Cómo? De eso no estoy seguro, llevamos años analizando cuál sería la modalidad. Lo vamos a implementar lo más pronto posible. Debe ser el próximo año, casi que por obligación.

Además de ese, ¿qué reto les queda?

Desde lo periodístico, debemos tener unas antenas muy bien puestas. La gente está cambiando permanentemente, la tecnología se está desarrollando a unas velocidades enormes y cada uno de esos desarrollos genera transformaciones en la relación con el periodismo. Tenemos que dar información oportuna a las audiencias y en su lenguaje. Estamos en una revolución permanente desde el oficio y tenemos que tratar de ver hacia dónde van las cosas, aunque creo que nadie en este mundo lo sabe.

¿Cuál es su competencia en el país?

“Cada vez tiene menos nombre propio. Sin embargo, nosotros tenemos la vieja tradición de ver a El Espectador como nuestra competencia. En digital la competencia se ha seguido multiplicando y tenemos que estar absolutamente sintonizados con las versiones web digitales de otros medios y nuevas empresas periodísticas que han nacido. Lo que se busca son ciertos formatos dignos para competir”.

Se tiende a ver con nostalgia el periodismo de antes y a desdeñar del de hoy, ¿qué piensa sobre eso?

“Nunca se ha hecho mejor periodismo que hoy. Si acaso uno puede decir que antes habían más firmas de escritores notables. Pero, en independencia, autonomía, responsabilidad, interacción con las audiencias y respeto por las libertades, esta época es mejor”.

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