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El secuestro interrumpió mi proyecto de vida: Clara Rojas

  • Clara Rojas, entrando a la JEP. FOTO COLPRENSA
    Clara Rojas, entrando a la JEP. FOTO COLPRENSA
08 de noviembre de 2018
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Clara Rojas, secuestrada junto con Íngrid Betancourt el 22 de febrero de 2002, presentó en la mañana de este jueves su informe ante los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz. Algunos de los episodios vividos durante su cautiverio fueron expuestos en 22 puntos a los representantes de la Sala de Reconocimiento.

Uno de los aspectos que enfatizó la exrepresentante a la Cámara es que nunca entendió por qué las Farc la secuestraron ya que no fungía en cargos públicos. “No era funcionaria pública, ni diputada, congresista o concejal. Tampoco aspiraba a un cargo de elección popular. Escasamente era amiga de la candidata”, resaltó.

Al igual que el relato de Íngrid, Rojas dijo que las circunstancias en las que se dio su plagio estuvieron rodeadas de irregularidades y de circunstancias que aún hoy esperan por ser dilucidadas.

“El secuestro interrumpió de manera abrupta mi proyecto de vida. Qué decir de mi hijo que nació secuestrado en la selva y qué decir del dolor de mi madre por tantos años en cautiverio”, narró Rojas.

De su hijo Emanuel dijo que aún se sorprende por la forma en la que ambos sobrevivieron a la manigua, tanto durante la gestación, el parto y los primeros meses de vida. Al referirse a este punto, la exsecuestrada enfatizó que en ese momento de sus vidas recibieron “buenos tratos” por parte de las Farc.

“Quiero rescatar y reconocer que gracias a los hombres y mujeres que aun siendo parte de esa guerrilla me prestaron la atención durante el parto de mi hijo y los primeros 40 días de nacido. Y algunas semanas después durante las extenuantes caminatas en la selva, sin los cuidados que nos prodigaron a mí y a mi hijo, hubiéramos perecido”, destacó.

De lo más duro que vivió con Emanuel fue cuando a él le dio leishmaniosis y que los guerrilleros que la custodiaban se lo llevaron para, según le dijeron, hacerle un tratamiento, pero fue en ese momento que se lo dejaron en custodia a un campesino para que lo cuidara.

“Realmente nunca me entregaron a mi hijo. Y sobre esta esta información solo tuve conocimiento después de estar liberada. Si me preguntan si mi cambió, les digo que sí. Pero lo he ido enfrentando. En especial a la sobreexposición mediática”, señaló.

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