Una dieta sana para el corazón

Vale la pena insistir: hay que sumar más frutas y verduras a lo que comemos y reducir los fritos.

Prefiera el consumo de pescados y aves sin piel. Dentro de los pescados se recomienda el salmón y la trucha. La carne roja debe ser magra y aumentar las leguminosas. FOTO sstock

Con un buen combustible, un motor funciona perfectamente. Y ese es el mismo principio que debe aplicarse al corazón, con los alimentos que se consumen este órgano puede funcionar sin dificultades. Claro, a lo que se come se deben sumar una serie de hábitos que también aportan para que el ‘mango’ no pierda su ritmo.

Los cardiólogos, médicos y nutricionistas coinciden en afirmar que las frutas, verduras, frutos secos y el agua hacen parte de la dieta que se debe seguir para evitar que el corazón presente afectaciones. Un tema que debe empezar a calar en los hábitos de las personas, y más de las familias, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unos 17,5 millones de personas murieron en 2012 a causa de enfermedades cardiovasculares, esto representa el 30 por ciento de las defunciones en ese año.

Belén Becerra, nutricionista de la Universidad Industrial de Santander (UIS), detalla: “para cuidar el corazón es importante tener una alimentación balanceada y esto consiste en incluir todos los grupos de alimentos de manera equilibrada. En este momento el modelo de consumo se da con alimentos elaborados y procesados, que son los que más cantidad de azúcar y sal tienen. A veces se piensa que el riesgo en lo cardiovascular aumenta cuando hablamos de grasas, pero realmente la sal y el azúcar son tan dañinos como algunos tipos de grasa, porque no todas las grasas son malas”.

Justamente, Ana Cristina Gómez, médica nutrióloga, recomienda reducir el consumo de sal, un ingrediente que se encuentra en gran proporción en los enlatados. Por supuesto, las personas, al cocinar, también debe reducir el uso de este condimento.

El agua en la dieta

Viviana Quintero, Cardióloga de la Clínica de El Rosario de Medellín, plantea que “un plan de alimentación saludable implica preparar los alimentos de manera saludable y limitar el consumo de aquellos que pueden ser dañinos”.

Y explica que “dentro de las formas de preparar los alimentos los métodos más saludables son asar, hornear, cocer a fuego lento o guisar, saltear o cocinar al vapor; evitar fritar, así sea con aceite de oliva, pues las altas temperaturas alteran sus propiedades químicas restándole sus beneficios”.

El agua también se suma como protagonista esta dieta, asumiendo un rol que le permite desplazar a las bebidas azucaradas, que pueden generar problemas de obesidad que llevan a patologías cardiovasculares. Pero es importante aclara que esta también debe regularse en paciente que han sufrido alguna lesión en cardiovascular, tal como lo comenta Quintero: “Esto depende del tipo de enfermedad cardiovascular, por ejemplo, en pacientes con falla cardíaca se debe limitar el consumo de líquido, en cuyo caso será el médico quien indique la cantidad máxima diaria de ingesta de líquidos que puede variar entre 1 a 1,5 litros al día”.

Gómez considera que el cuidado del corazón es un tema que debe “empezar con los hábitos desde el hogar, con los niños, en la casa es fundamental. Algo que se logra con el ejemplo”. Agrega que en esto también es fundamental “prevenir el sobrepeso y la obesidad con un consumo adecuado de los alimentos. Realizar actividad física mínimo 150 minutos a la semana. Algo muy importante es el manejo del estrés, hay que mantener todo ese ambiente hormonal balanceado, porque esto puede generar diferentes enfermedades”.

litros de agua al día deberíamos consumir, como mínimo, por nuestra salud.