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“Salgo un poco más humilde”: Santos

GUACHO VA A CAER

  • Las tres grandes coyunturas que enfrentó Juan Manuel Santos fueron La Niña, el bajo precio del petróleo y el No en el plebiscito. FOTO Esteban Vanegas
    Las tres grandes coyunturas que enfrentó Juan Manuel Santos fueron La Niña, el bajo precio del petróleo y el No en el plebiscito. FOTO Esteban Vanegas
  •  FOTOS ESTEBAN VANEGAS
    FOTOS ESTEBAN VANEGAS
07 de agosto de 2018
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Aunque en estos años como Presidente de Colombia le hice varias entrevistas, esta es particular: la última como comandante en jefe de esta nación. En los días anteriores, Juan Manuel Santos había contestado las preguntas de varios colegas sobre su gestión, las reformas pendientes, como quería ser recordado... así que me propuse también hablar de otros temas.

Al entrar a la Casa de Nariño la seguridad era la misma que en oportunidades anteriores pero la recepción no tenía una sola foto del mandatario —antes estaban todas las de sus eventos— ahora las paredes estaban libres y se notaban recién pintadas. El fotógrafo y yo subimos las escaleras. Esperábamos en un sofá y yo observaba el tapete del corredor, que alberga pisadas agitadas, propias del evidente trasteo.

Su despacho tenía estrictamente lo necesario para ser acogedor, con algunas fotos familiares y el bello e impactante Cóndor, pintado por Obregón. El presidente allí solicitó que resolvieran una resma de papel que sostenía en su mano, todas las renuncias que habían llegado por parte de su equipo, que también se está despidiendo de la era Santos.

Finalmente se acercó. Nunca le había visto tan alegre y sereno, era evidente que sentía que en cuestión de horas se liberaría y entregaría la responsabilidad del país al presidente electo Iván Duque. En ese tono entonces trabajamos y contestó todas las preguntas, incluso las “injustas”.

“LA DEMOCRACIA ES UNA TRANSACCIÓN”

Hubo tres momentos en su Gobierno muy difíciles que, posiblemente, cambiaron las expectativas que usted tenía: una Niña fuerte, un bajo precio del petróleo y el No del plebiscito.

“La Niña, con la que comencé, fue, tal vez, el peor fenómeno y el peor desastre natural que hemos vivido. Duramos casi dos años inundados. Eso me quitó muchísimo tiempo, energía, presupuesto, y comenzamos tarde la ejecución.

Se me dificultaron muchos de los procesos que estaban en marcha, porque ese tipo de fenómenos consumen energía, recursos y tiempo. Tenía, tengo y espero tener siempre la estrategia de tratar de buscarle el lado bueno a las dificultades y a la crisis. Por ejemplo, en el fenómeno de La Niña, con una persona de Medellín, Jorge Londoño, expresidente de Bancolombia, quien se vino a trabajar conmigo recién salido del banco, creamos toda una institucionalidad para manejar desastres, recogimos experiencias del mundo y creamos la Unidad de Atención de Desastres.

Con la baja del precio del petróleo fuimos muy pragmáticos y buscamos el ajuste, pero sin afectar los programas prioritarios en los sectores sociales. Con el Ministro de Hacienda creamos el concepto de una austeridad inteligente, y funcionó bien y salimos mejor que antes. Inclusive, le dije a los damnificados: paciencia que les vamos a dar casa en un lugar mejor.

La economía también quedó mejor después del ajuste que hicimos. Por ejemplo, en Ecopetrol, Echeverri hizo una reingeniería. Le quitó toda la grasa y ahora está dando unas utilidades que nunca habíamos imaginado. Lo comprobamos, de la adversidad salen cosas buenas.

En el caso del plebiscito, también salieron cosas buenas, aunque lógicamente para mí fue un golpe terrible. Trajimos los del No y, al final, salió un Acuerdo mejor que el que teníamos. Entonces, fueron experiencias duras, que consumieron energías y me retrasaron procesos, pero seguimos con el rumbo inalterable”.

Una de las polémicas en su Gobierno tuvo que ver con la contraprestación a parlamentarios a cambio de apoyo, y ahí apareció la famosa palabra “mermelada”. ¿Usted acepta el término? ¿Es posible gobernar sin ese tipo de transacciones?

“La democracia es una permanente transacción. Eso sucede en Inglaterra y en el Parlamento de Estados Unidos. El vocablo de la ‘mermelada’ fue algo astuto y eficaz de la oposición para tratar de envenenar todo lo que se estaba haciendo, pero los parlamentarios tienen el derecho de sugerir inversiones en sus regiones. Ahora, me gustó lo que el Fiscal dijo: ‘la mermelada tóxica’. Cuando se hace para robar un solo peso, que se pudra en la cárcel. Eso es un delito. El gabinete, en cualquier parte del mundo, es la representación de las fuerzas políticas y yo hice eso. Le di representación a Cambio Radical, al Partido Liberal y al Conservador y, por eso, pude aprobar la cantidad de leyes y reformas constitucionales, prácticamente, todas las que quise. Fuimos muy exitosos, gracias a eso. Ese el arte de la política”.

En el pasado se firmó el Frente Nacional, pero el presidente Uribe y usted han gobernado tanto como ese ejercicio, entonces es un país que no está muy acostumbrado a la oposición. En su gobierno recibió una muy fuerte, que usted ha calificado de visceral y mentirosa. ¿Cómo puede haber un concepto de oposición que se ajuste al sistema democrático y respete el poder?

“Es necesaria y bienvenida, siempre y cuando no sea irracional. Oponerse a todo porque sí, es contraproducente. Tiene que haber unos comunes denominadores. Laureano Gómez, un feroz opositor al Partido Liberal, decía: ‘hay un momento en el que la Patria debe estar por encima de los partidos’.

Le regalé a todos los expresidentes un libro que se llama ‘El club de presidentes’, mostrando cómo es sano que, en algunos momentos, todos se unan para defender algo. Eso no lo tuve yo. Casos como el de la defensa de San Andrés de las demandas de Nicaragua, me dolió mucho. Llegué a defender lo que Uribe había hecho, porque, además, no tuve opción, ya que Uribe había presentado los escritos ante la Corte Internacional de La Haya. Cuando viene el fallo, ahí es donde los partidos deberían unirse. Eso de no asistir a la Comisión de Relaciones Exteriores... es una instancia en la que se deben dejar a un lado las cuestiones políticas”.

¿Por qué piensa que como sociedad no fuimos capaces de poner la patria por encima de la rivalidad entre Uribe y usted?

“Cuando los líderes están peleando, todo mundo se siente con derecho a actuar de la misma manera. Por eso el liderazgo y el ejemplo son tan importantes para cualquier sociedad. También nos volvimos un poco insensibles ante tanta violencia. Esto generó una especie de apatía sobre ciertas cosas sensibles que deben ser importantes y a las que la sociedad no les pone mucha atención. Inclusive, en el periodismo, me decían, ‘mire, es increíble lo que está sucediendo: una masacre, y la ponen en segunda página”.

Hay un expresidente que está siendo investigado por la Corte. ¿Teme usted que también sea llamado ante la justicia por alguna de sus actuaciones en la política, como ministro de Defensa, con los falsos positivos o como Presidente?

“Miro para atrás y no encuentro algún motivo o situación por los que digan que tengo que rendir cuentas. Seguramente, alguien querrá llevarme a la justicia, porque, infortunadamente, se ha politizado, y eso es muy malo, pero me voy muy tranquilo, hice todo lo que pude hacer, de la manera más correcta. Me cuidé mucho de ejecutar las cosas de acuerdo con la Constitución y a las leyes. No se me ocurre ningún motivo, pero estoy seguro que a alguno de mis contradictores sí se le va a ocurrir”.

Usted sacó del escenario la reelección, ¿qué logró en el poder ocho años?

“Los resultados son muchos y muy claros. Se los puedo enumerar”.

Sí, esos me los ha enumerado, ¿pero en qué representó ventaja tener ocho años?

“En la paz. La razón de mi reelección fue la paz. Si no me hubiera reelegido, posiblemente no hubiera podido mostrar todo lo que se hizo en infraestructura. No hubiera podido construir el número de viviendas que se hicieron. Hay muchas cosas para las cuales los ocho años sirven, pero soy claro y es que eso lo puede hacer otra persona. La democracia debe funcionar por las instituciones, no porque hay una persona al frente” .

LA SOLEDAD DEL PODER

¿Qué foto se quiere llevar del Palacio para la sala de su casa?

“Las fotos de mi familia en mi casa privada son lo más importante, porque es lo que más falta me ha hecho: tiempo con mi familia. La foto de mi señora en diferentes actividades con los niños... son tantos los recueros y episodios de ocho años, que es difícil escoger algunos pero, por supuesto, muchos visitantes que llegaron aquí a agradecer por cosas que hicimos. Tengo un álbum grandísimo, me estoy llevando muchas fotos”.

Uno siempre tiene expectativas cuando conoce a alguien y a veces las sobrepasa o decepciona, ¿qué líder de los que pudo conocer sobrepasó sus expectativas?

“Con creces, una persona que me fortaleció permanentemente: El Papa Francisco. Obama también me pareció que entre más lo conocía más me llenaba. La canciller europea, Federica Mogherini, es sensacional, la conocí de canciller italiana y luego la nombraron en la Unión Europea. Esa es una parte bonita de este trabajo, conoce uno gente muy interesante y especial, que siempre tienen algo para aportar”.

Sus hijos estuvieron sometidos a ocho años de muchas presiones y de exposición. ¿Qué cree que aprendió cada uno?

“Creo que mis hijos salieron mucho más maduros, con una piel más gruesa y eso es importante. Les enseñé algo: a contar antes de reaccionar. Ellos han aprendido a atemperarse, pero también he sufrido mucho porque no tienen la piel tan gruesa como la mía y sé que les duele los ataques que me hacen. Mi señora también es muy sensible y uno sufre cuando los ve a ellos sufrir”.

Pero ellos también se han defendido...

“Por supuesto, aprender a defenderse no es malo. Esa capacidad de defender, sin agredir y sin ser grosero, es importante en la vida. No es fácil ser hijo del presidente. Eso les queda marcado para toda la vida, y es una marca difícil de borrar y de administrar”.

Después de este periodo de gobierno, ¿cambió su visión de la vida?

“Salgo un poco más humilde. Aprendí muchas lecciones de vida conociendo gente y situaciones, le menciono una: tenía la idea de las víctimas del conflicto, que iban a ser las más opositoras del proceso de paz. Me enseñaron todo lo contrario, resultaron siendo las más generosas, con los corazones más abiertos. Estaba totalmente equivocado. Me enseñaron que los prejuicios son muy malos. También aprendí o reiteré algo: el papel de los periodistas y la crítica. Es importante porque es un polo a tierra, un baldado de agua fría todos los días. La soledad del poder es cierta, a uno lo rodea mucha gente que no quiere hacerle daño y cree que lo defiende no contando las cosas malas. Salgo convencido de que el periodismo crítico es importante”.

Usted y yo hemos hablado de la soledad del poder, ¿siente que ahora que sale va a tener menos soledad?

“Menos soledad, porque la soledad se siente cuando uno tiene que tomar decisiones muy difíciles y no tiene a quién acudir, o quién lo aconseje. Uno se siente muy solo. Ya sin este piano de cola encima va a ser mucho más fácil la vida. Parte de la soledad del poder tiene que ver con la familia; no involucrar a la familia en las decisiones difíciles, porque no es sano. Ahora voy a poder gozar de ellos en todas las decisiones que tome”.

¿Cómo se va Pepe Grillo? (Símbolo de conciencia que hace parte del anecdotario familiar)

“Pepe Grillo está en mi nueva casa, ya se fue, contento, con la conciencia tranquila. Le cuento una anécdota: este año estuve en un país muy importante, con un primer ministro muy joven. Me pidió un consejo, que porque yo había estado en el poder siete años, ganado el Nobel y hecho la paz. Le dije que no estaba en condiciones de darle consejos a nadie, y menos a un primer ministro de un país tan importante. Luego me quedé reflexionando y le dije: ‘mi único consejo es que duerma bien; y usted puede dormir bien si se acuesta con su conciencia tranquila’. Un par de horas después se me acercó y me dijo: ‘es el mejor consejo que me han dado en la vida’”

GUACHO VA A CAER

Usted firmó el Acuerdo con las Farc, está en el proceso con el Eln, es un Nobel de paz. ¿Cómo podemos llamar esta paz integral si el país queda polarizado y con agentes tan violentos como los que hay en algunas partes de Colombia?

“Nadie esperaba que los agentes violentos se acabaran de un día para otro. Los coletazos de los procesos de paz siempre se han presentado y mucho más en un conflicto armado de 54 años, atravesado por una flecha venenosa, que todo lo envenena, llamada el narcotráfico. La paz con las Farc ya está consolidada; en la paz con el Eln falta, estamos con todos los coletazos de las bandas criminales y las disputas por los corredores del narcotráfico. Afortunadamente sí dejamos las mejores Fuerzas Armadas de nuestra historia, muy capacitadas, con una gran inteligencia. Le aseguro que alias ‘Guacho’ va a caer. Ha estado a punto dos o tres veces, se nos ha escapado de milagro. La última vez le tocó salir en calzoncillos, y va a caer como todos los objetivos de alto valor han caído. Ahora sin Farc nos va a quedar fácil porque vamos a concentrar recursos en esa lucha, porque no es una negociación política, a parte de la del Eln, sino de autoridad y de aplicar la ley”.

No los tenemos a ellos, de acuerdo, pero queda un país polarizado...

“Esa es mi gran frustración. Si me preguntan qué país me hubiera gustado dejar, diría que uno mucho más unido. Espero que el presidente electo, quien ha dicho que quiere unir al país, lo logre... yo no pude. No encontré reciprocidad, pero hay que ser realistas, esto está pasando en el mundo entero. La polarización la alimentan las redes sociales. Si usted tiene una creencia, empieza a comunicarse con la gente que piensa como usted, entonces se va polarizando, esto dificulta la gobernabilidad y paraliza un país”.

En España hay polarización y fragmentación, ¿en Colombia se puede generar ese tipo de situaciones?

“No pienso que podamos llegar a lo que está viviendo España porque allá tienen una tradición de divisiones territoriales. No tenemos eso y espero que no surja. Si logramos entender que parte de nuestra fuerza, y eso lo decía Carlos Fuentes, es nuestra diversidad, cultural, política, natural, respetando las diferencias, este país puede ser mucho mejor, y más gobernable”.

Hay un escenario que es factible, y es que ‘Timochenko’ esté libre y el expresidente Uribe en la cárcel, ¿sería posible la convivencia en Colombia en ese escenario?

“No me parece justa esa comparación. Espero que al presidente Uribe le respeten todos sus derechos, el debido proceso y ojalá no termine en la cárcel. La gente sugiere que estoy aquí contento, y es todo lo contrario, eso es malo para el país. Esa comparación me parece injusta, en el sentido de que estamos en un proceso de paz en el que como sociedad le dimos beneficios jurídicos a unas personas para que dejaran las armas. Ese es un carril completamente distinto al de la justicia normal y ordinaria. Hacer esa comparación es llamativa, pero no creo que sea justa”.

La implementación del Acuerdo de Paz ha sido cuestionada y difícil, aparecen además líderes muertos y periodistas amenazados ¿cómo evalúa esta segunda parte, después de una dedicación de cinco años?

“Nadie dijo que esto iba a ser fácil. Generalmente los conflictos se limitan al DDR: desmovilización, desarme y reintegración, pero en este caso fuimos más allá, mucho más ambiciosos, y por eso es que la comunidad internacional está tan interesada en este proceso.

Nos inventamos una justicia transicional y las dos partes acordaron someterse a ella, bajo el Estatuto de Roma, por primera vez en la historia, y acatando nuestra propia Constitución. Esa justicia ya está funcionando, pero no es solamente eso, sino el componente de verdad, que ya se está ejecutando, encontrar a las personas declaradas como desaparecidas y el de no repetición. Pero no contentos con eso, acordamos 16 planes de desarrollo con enfoque territorial, a 15 años, en las zonas más afectadas por el conflicto, algo que tampoco está en ningún otro acuerdo y que estarán listos antes de finalizar este año y se empezarán a ejecutar el año entrante.

Lo que ha sucedido en materia de violencia, los asesinatos de los líderes sociales, que es algo que nos preocupa a todos, también es parte de la secuela de esto que está pasando, porque la sustitución voluntaria de cultivos, que está comenzando a funcionar bien, representa para los narcotraficantes el acabose de sus negocios, porque se quedan sin materia prima, entonces están asesinando a los líderes que están promoviendo la sustitución voluntaria de cultivos”.

¿Cómo es prudente y sensato, pensando en Colombia, entregarle al próximo presidente la negociación con el Eln?

“Le vamos a dejar al próximo presidente un proceso en marcha, sin haber logrado llegar a un cese al fuego, porque no pudimos ponernos de acuerdo en los protocolos que el Eln tiene que seguir para que ese cese sea verificado por la ONU. Ese fue el punto en el que no nos pusimos de acuerdo, porque no íbamos a aceptar un cese al fuego que no fuera verificable. Le vamos a entregar una especie de acuerdo marco sobre la participación de la sociedad civil en el proceso”.

Por estos días también está cerrando un proyecto con los arhuacos de la Sierra Nevada, ¿por qué son tan relevantes para usted y qué quiere dejar sembrado para ellos?

“No solamente con los indígenas de la Sierra Nevada, sino con los de todo el país. Me han explicado la importancia de sus sitios sagrados y por qué lo eran, toda la cosmología que ellos tienen, me explicaron su obsesión por la naturaleza, por cuidar el agua, y ahí fue cuando comencé a sensibilizarme de la maravilla que tenemos en Colombia, de nuestra riqueza natural y de la cultura de nuestros hermanos mayores. Me puse a profundizar de dónde venían, cómo los masacraron a todos. Del libro de Jorge Orlando Melo, La historia mínima de Colombia, recuerdo una frase que me impactó mucho: ‘ustedes tienen sus planes de desarrollo. Ustedes pueden tener una casa más grande, o en lugar de tener un carro tener dos. Para nosotros desarrollo es que nos permitan mantener nuestra cultura, nuestras tradiciones’, eso me pareció muy lindo y de mucha profundidad. Lo que estoy haciendo con ellos es respetarle su cultura y, por eso, les he dado un poquito más de autonomía para que mantengan sus sistemas de salud y educación, que son diferentes al nuestro, o que se respeten sus sitios sagrados. Eso es un activo, una riqueza de nuestro país”

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ANTIOQUIA FUE EL NÚMERO UNO EN TODO

Ha expresado su sorpresa porque Antioquia no lo quiere a pesar de su legado ¿encontró alguna vez la respuesta?

“Entiendo la afinidad regional con mi máximo contradictor, que es antioqueño y lo quieren mucho, son gajes del oficio. Cada vez que voy a Antioquia me reciben bien, no hay odios, simplemente quieren más a otro (risas)”.

La ley contempla el apoyo a los sistemas masivos de transporte por parte del Gobierno, ¿qué paso con el cable del Picacho y el tranvía de la 80?

“Les dimos, con el ministro de Hacienda, unos recursos, pero creo que falta. Simplemente se nos acabó la plata, pero el propio ministro, quien es antioqueño, me dijo que no le podíamos seguir dando tanto Antioquia porque las otras regiones decían que por qué los antioqueños se están llevando la plata de todos los sectores. No era solo en las vías, sino también en las viviendas gratis, en fin, en los programas sociales y en Internet. En todo Antioquia estaba de número uno, y eso generó en otros departamentos ciertos reclamos”.

Usted estuvo en Hidroituango, ¿qué preocupación le deja y cuál es su impacto sobre la cobertura de la energía nacional?

“Me preocupa que los riesgos siguen ahí, que la montaña se puede venir, que se está moviendo, y el riesgo del funcionamiento de la presa, por el cuarto de máquinas, el riesgo sigue. No se ha disminuido en estas últimas semanas, que han sido tranquilas porque ha bajado el caudal del río. En cuanto al impacto en el suministro de energía del país, ya se están haciendo los cálculos y las medidas para realizar una seria de subastas y licitaciones para mirar ese bache que va a dejar el retraso en el suministro de Hidroituango al sistema”.

¿Cree que la situación con Belén de Bajirá lo alejó más de Antioquia? ¿Por qué no medió cuando se lo solicitó el gobernador?

“Porque no tenía una solución fácil. Mis funcionarios lo que me dijeron era que Chocó tenía la razón. Le confieso que preferí que el problema se resolviera sin mi intervención”

EL SÍ A UBER Y AIRBNB

En inversión, el Informe de Competitividad habla de un rezago en infraestructura para el país. En un informe, según el Foro Mundial, hablan de desconfianza de los empresarios en las instituciones, y tenemos demandas internacionales de empresas de afuera. Con ese contexto, ¿siente usted que deja un país con la inversión golpeada?

“Todo lo contrario. El año pasado cerramos con una inversión por encima del 27 %, la más alta en nuestra historia y en América Latina. El año pasado recibimos una inversión extranjera que es el doble de lo que teníamos en el 2010. Tenemos grados de inversión...”

Pero nos bajaron calificación...

“No nos bajaron la calificación sino la perspectiva, de estable a negativa, una de las calificadoras, pero seguimos teniendo el precio más bajo y la prima de riesgo más baja a través de la historia. Eso también es confianza inversionista. Usted está viendo cómo se han diversificado las empresas que han venido a Colombia, porque antes la inversión se concentraba en unas pocas empresas, ahora vienen muchísimas. Estamos comenzando, porque en la medida en que sigamos mejorando la infraestructura y el país siga consolidando la paz, Colombia tiene un potencial infinito por su localización geográfica, por el potencial agroindustrial, por una mano de obra que es famosa a nivel mundial... en fin, ahí vamos muy bien y podemos ir mucho mejor hacia futuro”.

Fedesarrollo saca el Índice de Confianza del Consumidor y, salvo 2017, que subió, ha decrecido, comparado con 2010. ¿Qué se puede hacer ahora para recuperar el nivel de consumo de 2010?

“Estamos en el nivel más alto desde que comenzamos a bajar por la crisis del petróleo. Volvimos a estar en los niveles que teníamos antes de la crisis”.

¿Qué podemos hacer para que, realmente, Colombia aproveche la economía digital?

“Es como lo que hemos hecho con la infraestructura. En general, primero hay que sentar las bases, estructurar bien los proyectos, luego construir sobre esas bases. Hicimos algo que nadie imaginaba: conectar todos los municipios del país con fibra óptica y banda ancha. Aumentó el promedio de niños por computador. Ya estamos viendo la utilización de la tele medicina en muchos hospitales y de la tele educación en muchos colegios remotos. En Gobierno en Línea somos el país más avanzado en América Latina. El número de empresas y hogares conectados a Internet se ha multiplicado de una forma impresionante. Eso es lo que da una base para que la economía digital se dispare hacia futuro, porque están todas las condiciones dadas”.

Colombia, como el mundo, está rezagado en la legislación digital, ¿cómo ponernos al día?

“Ese es uno de los dilemas más difíciles de solucionar: hasta donde el Estado debe intervenir en algo tan difícil de asimilar con la velocidad con la que avanza la tecnología. Prefiero pecar por defecto que por exceso. El Estado debe dejar que avance. Aplico la tercera vía: el mercado hasta donde sea posible, el Estado hasta donde sea necesario. Prefiero ir rezagado que tratando de detener el avance tecnológico. Ese es un dilema que todos los Estados tienen en este momento”.

¿Entonces usted está de acuerdo con que empresas como Uber y Airbnb avancen?

“En la medida de lo posible, sí. A veces hay que tener en cuenta las realidades políticas. Uno a veces dice, bueno, tengo que evitar un paro nacional de taxistas, entonces esperemos un tiempo y vamos asignando eso. Son cuestiones que uno tiene que manejar, pero en términos generales, que la tecnología avance, porque es lo que más le conviene a una economía y a un país”.

¿Cómo sugiere usted que deberíamos entrar
en la conversación ética del desarrollo de la
cuarta revolución para un país como Colombia?

“Le digo algo más complicado desde el punto de vista ético y moral. Hay una revolución que va a ser mucho más importante que es la revolución de la biotecnología. Nos va a cambiar a nosotros la vida, en formas como usted y yo no las imaginamos. Tengo dificultades, inclusive, de asimilar lo que está pasando, mucho más que tratar de regular. Es una discusión apasionante que va a tener el mundo en los próximos años”

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