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Hoy se posesionan los 279 congresistas que empiezan una carrera de cuatro años con la misión de sacar adelante reformas ya anunciadas por el presidente entrante Iván Duque. Además, está la expectativa de cómo va a cambiar la dinámica con una oposición protagónica, una coalición que no ha sido fácil de conformar y una fuerte alianza entre el Centro Democrático y los conservadores.
Habrá temas ineludibles que tendrán que llegar a la agenda: las reformas política, a la justicia, tributaria, pensional y la implementación del Acuerdo de Paz, este último con cambios que también ya fueron anunciados. EL COLOMBIANO consultó a expertos sobre lo que podemos esperar en la legislatura que inicia hoy 20 de julio. (Ver recuadros).
Lo cierto es que después de ocho años con un rumbo marcado, los últimos cuatro dedicados casi exclusivamente a legislar sobre la paz, este Congreso parte con mayorías suficientes para cambiar el Acuerdo con la Farc, aunque al día de hoy no haya una posición clara sobre cómo y qué quieren hacer.
Hasta ahora solo hay advertencias, que se materializaron, al cierre de la legislatura cuando el Centro Democrático logró imponer 25 cambios a la reglamentación de la Justicia Especial para la Paz. La última palabra sobre estas modificaciones la tendrá la Corte Constitucional, encargada de definir si son o no exequibles.
El mismo alto tribunal advirtió que lo pactado en La Habana quedó protegido en la Constitución, a través de un acto legislativo y, por ello, existen líneas que no serán fáciles de cruzar o, por lo menos, requerirán de largos trámites y debates.
Aunque en el ejecutivo sí habrá cambio ideológico de 180 grados frente a los últimos dos periodos en los que estuvo el presidente Juan Manuel Santos, antagonista de Duque, la mayoría del Centro Democrático se podría quedar flaca frente a las reformas que vienen si no logra una coalición con votos suficientes para imponer las mayorías. El campanazo de alerta lo dieron los partidos de La U y Cambio Radical que actuarán en conjunto. Ya están pujando por las presidencias de Senado y Cámara y, de no entrar a la coalición, podrían ser un obstáculo fuerte para el Gobierno.
Así lo plantea la analista y experta en partidos políticos, Elisabeth Ungar, quien asegura que “él (Duque) la va a tener más difícil de lo que se ve, porque no va a haber una bancada homogénea entre los que lo han apoyado, como sí lo tuvo Santos al armar su Unidad Nacional”.
Para Ungar, esta alianza, que cuenta con 30 senadores y 55 representantes a la Cámara, podría inclinar matemáticamente cualquier propuesta. “Supusieron (el Centro Democrático) que habían arrasado”, reconoció el presidente de La U, Aurelio Iragorri, que aseguró el martes pasado que “no seremos oposición, pero esperaremos un mes después de la posesión decidir nuestra posición”. Un fenómeno parecido podría ocurrir con los liberales que, aunque se autoproclamaron aliados del Gobierno Duque, el tema de la paz (su principal agenda en periodo Santos) los ha dividido.
A favor de Duque juega que las alianzas que hizo fueron diferentes a las del saliente presidente Juan Manuel Santos. Mientras este fue quien se movió para hacer acuerdos con los distintos partidos para ganar la presidencia en dos ocasiones, en el caso de Duque, la ventaja que mostraba en primera vuelta provocó que para la segunda fueran las colectividades las que tocaran la puerta de su aspiración presidencial. Sucedió con liberales, La U y Cambio Radical.
Esto, en teoría, le daría a Duque un mayor margen de maniobra amparado por unas “deudas” menores con los partidos. Sin embargo, Ungar recalcó que “en el primer año, todo es luna de miel, pero en Colombia no es fácil gobernar sin burocracia. De la forma como se mueva Duque dependerá como le terminará de ir”.
El cambio ideológico no solo se marcará a la derecha por la conformación del bloque de Gobierno. También ocurrirá con algunas reformas que ya se han anunciado.
Desde la cadena perpetua para violadores, con la que el mismo Duque se comprometió, hasta la polémica regulación de la protesta social, anunciada por el entrante ministro de Defensa, Guillermo Botero. Se espera una agenda distinta.
En la política existe una regla no escrita que dice que las grandes reformas se hacen en el primer año de mandato. Sin embargo, el país ha visto que el Congreso no ha logrado llevar a buen puerto reformas necesarias como la pensional, la de la justicia y la política.
El estatuto de la oposición les dará un mayor protagonismo a las ideas, por lo que el temor que existe es que este nuevo Congreso termine enfocándose más en el decir que en el hacer.
El reto, según Jaime Carrión, experto en temas políticos es “superar la crisis de legitimidad. Recuperar esa credibilidad que es la principal tarea”