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Matoneo: mejor prevenirlo que lamentarlo

Son muchos los casos de agresión y acoso que se evitan anualmente gracias a la intervención de psicólogos en el ambiente escolar.

  • Actividades guiadas por psicólogos del programa Escuela Entorno Protector que ayudan a promover el respeto. FOTO cortesía secretaría de educación de Medellín
    Actividades guiadas por psicólogos del programa Escuela Entorno Protector que ayudan a promover el respeto. FOTO cortesía secretaría de educación de Medellín
Matoneo: mejor prevenirlo que lamentarlo
07 de marzo de 2018
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Si usted tiene una cuenta en redes sociales como Facebook o Twitter, lee noticias en los portales web, ve o escucha noticieros o usa Whatsapp en su celular, seguramente se enteró e indignó con este caso: el miércoles 31 de enero dos menores de edad intimidan, le cortan el pelo y agreden con arma blanca a dos compañeras de 12 y 13 años, todas estudiantes del Inem José Félix de Restrepo de Medellín.

Al instante, muchos debates, opiniones y acusaciones atiborraron el espectro: ¿es culpa del sistema educativo o del núcleo familiar de las agresoras? ¿Qué tan severo debía ser el castigo? ¿Se pudo haber evitado esta situación en el Inem? ¿Están preparadas las instituciones educativas de Medellín para prevenir este tipo de situaciones o detectar a tiempo otras?

EL COLOMBIANO consultó a directivos de entidades públicas y privadas para conocer las estrategias que aplican, con el fin de evitar comportamientos agresivos entre sus estudiantes.

El secretario de Educación de Medellín, Luis Guillermo Patiño, destacó que se han empeñado en fortalecer el programa Escuela Entorno Protector, el cual tiene una característica fundamental y es la de contar con un psicólogo —mínimo— en cada una de las 228 instituciones educativas oficiales de la ciudad.

“Su principal trabajo es la prevención de situaciones específicas y fortalecer la tolerancia y las relaciones entre los pares en su ambiente y contribuir a la transformación de los colegios en un lugar en el que todos pueden estar seguros”, agrega Patiño.

El funcionario consideró que no solo se trata de enseñarles a los estudiantes matemáticas, lenguaje, física, química, ciencias sociales, entre otras materias; sino también que las instituciones educativas brinden una orientación en proyecto de vida, valores, construcción de ciudadanía y resolución de conflictos.

“Dentro del equipo del programa también tenemos pedagogos, trabajadores sociales, abogados y politólogos; todos, de alguna manera, intervienen y ayudan a los psicólogos para trabajar en las diferentes instituciones”, aseguró el secretario de Educación de Medellín.

Patiño enfatizó que en esta labor de prevención también se articulan otras secretarías y entidades de la Alcaldía como Salud, Inclusión Social, Juventud, Mujeres, Cultura y el Inder; y participan instituciones externas como la Policía de Infancia y Adolescencia, el Icbf y la Fiscalía General de la Nación.

¿Qué hace un psicólogo?

Narda Numila Coutin Manyoma, psicólogo del programa, nos contó que su trabajo es un proceso que empodera la estrategia de entornos protectores en toda la comunidad educativa, incluidos los docentes. Admitió que en ocasiones es complejo, porque le toca intentar que la población escolar aprenda cuáles son las maneras adecuadas de relacionarse y solucionar conflictos.

La Ruta de Atención Integral de la Ley 1620 de 2013 —norma de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar— tiene cuatro componentes: prevención, promoción, atención y seguimiento. El de la atención es el componente en el que más trabajan los psicólogos del programa.

“Hacemos orientación psicosocial, no hacemos clínica, ya que contractualmente no está permitido que un psicólogo haga clínica en una institución educativa”, aclaró Coutin Manyoma.

La orientación clínica es consultar de manera particular o a través de una EPS a un psicólogo por una necesidad específica del paciente. En este caso, el profesional hace un diagnóstico y propone un plan de tratamiento en un periodo de tiempo y se convierte en tu terapeuta. Por el contrario, la orientación psicosocial es una asesoría al estudiante, se intervienen crisis, se hace contención y se deriva para que continúe el proceso mediante la EPS.

“Por lo que más nos demandan los estudiantes entre los 11 y 15 años es por soledad. Muchos se preguntan para qué o por qué estoy acá, para dónde voy o si tiene o no sentido lo que hacen. Es una etapa en la que están muy vulnerables y expuestos a tomar decisiones que no son positivas para su proyecto de vida. Otra situación por la que nos consultan es por consumo de droga. La mayoría de los estudiantes pertenecen a los estratos 1, 2 y 3 e infortunadamente están rodeados de las dinámicas del microtráfico; la mayoría son remitidos por los docentes, rectores o los padres de familia solicitan la atención. Por violencia intrafamiliar también nos buscan”, comentó Coutin Manyoma.

¿Sirve?

Para Jaime Suárez Escobar, rector de la Institución Educativa José Asunción Silva de Medellín, los psicólogos fortalecen los procesos de formación que implementan y desarrollan con los estudiantes.

“Son un referente para los estudiantes, reconocen a los psicólogos; algunos acuden a ellos voluntariamente y otros son remitidos por los docentes y la dirección”, dijo Suárez Escobar.

Y agregó: “las situaciones más comunes son: violencia intrafamiliar, depresión, ideación suicida o consumo de drogas. Los psicólogos intervienen para atender, acompañar y remitir y así restablecer los derechos vulnerados”.

¿Cómo es en un privado?

El director de Formación y Desarrollo Humano del Colegio Aspaen Gimnasio Los Alcázares, Álvaro José Cifuentes, comentó que hacer énfasis en resaltar las virtudes es una estrategia preventiva que les ha servido para evitar el matoneo escolar, situación que no es ajena a los colegios privados de la ciudad.

“Fomentamos el respeto, la solidaridad, la comprensión y la ayuda mutua para evitar que se den brotes de estos comportamientos. De llegarse a presentar alguna conducta reiterada, insistimos en el diálogo entre los estudiantes y aplicamos los correctivos pedagógicos y disciplinarias que ameriten”, indicó Cifuentes.

En primaria, dijo Cifuentes, es cuando los estudiantes más carecen de prudencia para interactuar entre ellos y se presenta más hostigamiento; en bachillerato hay mayor madurez y serenidad por parte de los estudiantes.

“Si se presenta un caso de matoneo, además de la sanción disciplinaria, se le habla a la población estudiantil que hace parte del entorno de los estudiantes involucrados, se dialoga con el agresor y se involucra a sus padres, para que juntos —colegio y familia— reforcemos conductas positivas desde el hogar y se crean unos compromisos”, explicó el director de Formación y Desarrollo Humano.

Igualmente, comentó Cifuentes, al niño o joven víctima de la agresión, se le ayuda a que fortalezca su personalidad, autoestima y carácter y se le dan herramientas emocionales para que sepa cómo hacerse respetar en un futuro.

Enseñar a darle un uso responsable a las redes sociales y otros medios digitales es algo en lo que también trabajan de manera preventiva en Los Alcázares, para que no sean un escenario de dificultades sino un campo para potenciar las habilidad de los estudiantes.

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