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Solo tres kilómetros de ciclorrutas, de los 80 propuestos por el alcalde Federico Gutiérrez, han sido construidos hasta hoy.
Las vías, realizadas el primer semestre de este año, han generado malestar entre los colectivos de ciclistas en la ciudad, no solo por la lentitud del proceso sino por la señalización de las mismas.
De los 80 kilómetros especificados en el Plan de Desarrollo, 60 corresponden al Municipio y 20 al Área Metropolitana.
Según los activistas, la Administración ha delineado con pintura vías compartidas entre vehículos motorizados y no motorizados, lo que representa un riesgo para estos últimos. Además, dicen que no ha cumplido el tope de 45 kilómetros planeados por la Alcaldía para este año.
Juan Camilo Gómez, Gerente de Movilidad Humana, explicó que si bien solo se han construido tres kilómetros, se espera tener 12 más listos y 30 planeados para finales del 2017.
El funcionario recalcó que su despacho seguirá el trabajo de planeación durante 2018 de los 15 kilómetros restantes para cumplir el tope de 60 y empezar a trabajar para entregarlos en el 2019.
El otro reclamo que realizan los ciclistas es acerca del tipo de trazado que se realizó en los kilómetros de ciclorruta hasta ahora.
Para Mauricio Mesa, representante del colectivo SiClas, la construcción de vías compartidas no responde a los esquemas de seguridad y pedagogía incluidos en la Ley 1811 de 2016 o Probici.
Por tanto, no podrían considerarse ciclorrutas. “Son vías compartidas, es calzada, no es una ciclorruta”, explica Mesa.
Sebastián Mattos, representante de la corporación Bellocicleta, dice que las vías compartidas y el uso del espacio peatonal para ciclorrutas se vulneran: “La Administración está legalizando kilómetros con pintura”, afirmó.
Y agregó que “las ciclorrutas que comparten espacio con zonas peatonales (andenes) no están mal, pero la idea no es generar un conflicto con el peatón”.
Si bien es un carril compartido, explica Juan Gómez, “cumple con los requerimientos de la Ley, pues las vías mencionadas están en zonas de bajo flujo vehicular”. Además, aclara, las ciclorrutas habían sido socializadas y debatidas en el concejo municipal.
Colectivos insisten en la construcción de ciclorrutas con espacios que garanticen la seguridad para ciclistas, peatones y vehículos motorizados, rechazando la intervención en la que se pongan en conflicto los actores.
La Gerencia de Movilidad, basada en la ley 1811, define tres tipos de cilorrutas: pesada, que es la separada por completo del tránsito motorizado, como la que existe en las carreras 66B y 65, desde la Universidad Pontificia Bolivariana hasta la Universidad Nacional; liviana, perteneciente a la calzada (calle), separada por conos reflectivos y exclusiva para ciclistas, similar a la de la calle 51, entre el barrio Carlos E. Restrepo y la carrera 70, y compartida, en la que circulan vehículos motorizados y no motorizados, con prioridad para los últimos, como algunas que hay en los barrios Estadio, Floresta y Laureles.
El manual de señalización vial del Ministerio de Transporte explica que la demarcación de las ciclorrutas se debe complementar con un pictograma de bicicleta de color blanco en el pavimento y este debe mantener el nivel de contraste necesario para ser percibido.
Los tres kilómetros entregados recientemente, según el gerente de Movilidad Humana, cuentan con la delineación blanca que exige el Ministerio y cumplen con la ley.
Pero Luis Carlos Díaz, ex secretario de Movilidad, asegura que los análisis se deben hacer para garantizar la seguridad de los ciclistas y recalca que hay sitios donde no es claro el flujo de vehículos.
“En cuanto a la vía de uso múltiple, siempre hay un conflicto. Desde el punto de vista de responsabilidad civil debería replantearse, para que no haya tanto riesgo”, afirma.