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Una suma de $5.600 millones tiene en ascuas al nuevo edificio de la Empresa de Desarrollo Urbano -EDU-, cuyas obras se pararon en noviembre de 2016 por falta de dinero y hacen ver la estructura como un nuevo elefante blanco de la ciudad.
Así lo considera la Contraloría General de Medellín, que hace tres meses inició una auditoría a la obra, cuyo informe está próximo a ser presentado ante la Alcaldía y el Concejo, pero del que EL COLOMBIANO conoció las conclusiones principales.
Una de ellas es que presenta un retraso del 252 % con respecto a la fecha anunciada para poner el edificio en funcionamiento -diciembre de 2015, según la promesa hecha en marzo de ese año por la entonces gerente de la EDU, Margarita Ángel Bernal-, y un presupuesto superior al 58 % del estipulado al inicio, que era de $11.000 millones.
“Desde la Contraloría Auxiliar de Obras Civiles, que ejerce control a las obras inconclusas, iniciamos la auditoría, preocupados porque se había anunciado la inauguración del edificio en tiempo récord, y pasa el tiempo y no se termina”, señaló Darío Bonilla, subcontralor General de Medellín.
Recalcó que en la construcción de esta obra se han violado los principios de planeación y oportunidad y espera que pronto se le dé solución al flujo de dinero para que se reinicien los trabajos.
Las obras ejecutadas hasta hoy, sin embargo, constituyen la parte esencial de la edificación. De hecho, la torre es visible a los ciudadanos que, como un vigilante del parque San Antonio que prefiere no decir su nombre, lo consideran elegante y bonito: “parece un armatodo, como si en la parte que falta le fueran a encajar piezas”, dice.
Sergio Cuervo, subgerente de Ejecución de Proyectos de la EDU, recuerda (como lo había dicho a EL COLOMBIANO en nota publicada el pasado 28 de enero) que la decisión de la Alcaldía es terminar el edificio, pero se avanza en las diligencias para que fluya el dinero que destrabe la obra.
“Estamos en trámites administrativos, no se han terminado de finiquitar los temas legal y financiero y hasta que no se surta ese proceso no lo podemos reiniciar”, aclaró.
Ayer, precisamente, se realizó una nueva reunión entre las directivas de la EDU y la Secretaría de Infraestructura Física de la Alcaldía, buscando agilizar el proceso para iniciar las obras de la segunda etapa.
Al final de la misma, la secretaria encargada de Infraestructura Física, Silvia Elena Gómez García, confirmó que la edificación, que reemplazará el viejo edificio de 25 años, demolido en la madrugada del 27 de marzo de 2015, no se quedará parada.
“La decisión de la Administración es que el edificio se terminará de construir, los recursos provendrán del Fondo Medellín y por ello requieren un trabajo minucioso en el tema de la viabilidad legal, técnica y jurídica para seguir avanzando en la ejecución”, detalló la funcionaria.
Aún así, ni la secretaria (e) Gómez García ni Sergio Cuervo dieron una fecha exacta de desembolso del dinero. Se espera que al finalizar este mes esté listo el proceso, que permitiría abrir la licitación para la segunda etapa, que tardaría 7 meses en terminarse.
El concejal Jaime Cuartas, del Partido Verde, expresó su temor a que el edificio se convierta un elefante blanco, lo que hablaría muy mal de una ciudad como Medellín, donde gobernar con retrovisor ya es cosa del pasado.
“Medellín no comienza ni termina en una Administración, no se llega a la Alcaldía a empezar de cero, la ciudad ha sido ejemplo de continuidad de las obras”, subrayó Cuartas. El corporado recalcó la importancia de este edificio como punto de partida y detonante de los planes de renovación del Centro, pero mientras no se termine, esa transformación, a su juicio, no será visible a los ciudadanos.
“En esta obra veo un grave problema de planeación y aún no sabemos de dónde saldrán los recursos para terminarla”, puntualizó Cuartas.