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Cerca de 30 personas fallecieron y un centenar resultaron heridas el martes en dos atentados ocurridos con unas horas de diferencia en Bagdad, mientras que las fuerzas gubernamentales tratan de expulsar a los yihadistas de Mosul, segunda ciudad del país.
Uno de los dos ataques fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), el mismo que resiste al avance de las tropas iraquíes en Mosul (norte), donde unos 200.000 civiles están atrapados entre los combates, lo que inquieta a las organizaciones internacionales.
El martes, poco después de medianoche, un kamikaze hizo explotar un coche bomba frente a una heladería en el barrio de Kerrada, en el centro de Bagdad, precisaron responsables de seguridad.
“El balance ha subido a 16 muertos y 75 heridos, incluyendo mujeres y niños”, indicó uno de ellos.
Unas horas después, un carro bomba estacionado en el puente de los “Mártires”, uno de los principales de la capital, explotó.
“Once personas murieron en la explosión del coche bomba (colocado) contra civiles”, precisó un oficial de policía, que dio cuenta de decenas de heridos.
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó la autoría de los dos atentados, que fueron cometidos por suicidas y, en ambos casos, tenían por objetivo a la comunidad chií, según sendos comunicados difundidos por la agencia Amaq, vinculada a los yihadistas, y cuya autenticidad no ha podido ser verificada.
El grupo terrorista suní tiene a los chiíes entre sus principales blancos en Irak, a los que tacha de musulmanes “apóstatas” o herejes.
Actualmente el Ejército y la Policía Federal de Irak llevan a cabo una gran ofensiva contra el EI en Mosul, en el norte del país, que fue la mayor ciudad conquistada por los yihadistas.